Durante los tres meses siguientes Camino y Eloísa mantuvieron su ritmo normal de vida, eran las primeras en llegar y las últimas en salir, y luego por la noche buscaban el calmar las ansias por tenerse, para Eloísa el paso del tiempo se le hacía muy cuesta arriba, lo que originaba que saltaran chispas entre ellas, ya que no podía decir nada sobre lo que su padre y los otros Presidentes en funciones planeaban hacer.
Ya queda menos de tres días para que, mientras estemos trabajando, no podamos vernos, si no es a través de Skype. Tres meses en los cuales he intentado buscar otros candidatos, pero mi padre con su sorna no dejaba de molestarme y ninguno pasaba el examen que le hacían.
Víctor: “Hija mía, ¿quieres tranquilizarte? El que Camino sea la Administradora General de la Corporación te debería alegrar…”
Eloísa: “¡Pero papá! Camino también es nuestra Gerente…”
Víctor: “Ya lo sé, y en eso estoy pensando pero la única solución que se me ocurre es que compatibilice ambas funciones…”
Eloísa: “Y ¿cómo? Papá sabes que si tiene que estar pendiente de nuestro negocio va a tener que dejar de lado a la Corporación, y si tiene que estar pendiente de la Corporación va a tener que dar de lado a la empresa…”
Víctor: “En los dos sitios se le va a dar ayuda, como ella es la que está creando el nuevo departamento y es la que lleva el tema, vamos a buscar a alguien de los que han hecho las prácticas que pueda seguir su estela…”
Eloísa: “¿No me digas que la hija de Ramiro va a ser la Gerente de la empresa?”
Víctor: “No a ella se le ha declarado “No Apta”, aparte de que su padre la ha contratado para que sea su secretaria personal. En su contrato se especifica claramente que no puede optar a puestos de alta dirección…”
Eloísa: “¡Joder!”, y comencé a llorar.
Dios que nervios, ya queda poco para que me nombren Gerente de la empresa de mi novia, y ella mi Presi, pero eso sería después de la fiesta de mi graduación, pero antes teníamos una nueva reunión para la constitución de la nueva Corporación Industrial. Llegamos de forma veloz a la Torre Campos, me sorprendió el rostro de enfado que traía Carmeli.
Camino: “Cariño ¿Qué te ocurre?”
Eloísa: “¡Ahora te enterarás!”
Camino: “Pero Carmeli ¿Qué te he hecho yo?”
Eloísa se fue con una indignación total, yo estaba confundida porque me daba la impresión de que estaba cabreada conmigo, así que ni corta ni perezosa me adelanté y me la llevé a un rincón aparte.
Camino: “Se puede saber que coño te pasa, te veo cabreada por algo y parece ser que estás enfadada conmigo por algo que, supuestamente he hecho, pero no tengo ni puta idea de que és…”
En ese momento se puso a llorar, y entre hipidos creí entender que yo iba a ser la primera Administradora General, vamos la Presidenta, de la Corporación.
Camino: “Carmeli, eso que estás diciendo será una broma ¿no?”
Eloísa: “No, ya lo tienen todo atado. Quise regalarte una parte importante de mi participación en el capital social de la empresa, y ahora mismo no puedo hacerlo porque no hay nadie que cumpla con los requisitos…”, me dijo entre sollozos.
Camino: “Pues si no me puedes regalar eso, se lo puedes regalar a nuestro hijo o hija…”, estaba boquiabierta con mis palabras. “…pues eso, que en cuanto me gradúe me caso contigo, así le guste a mis padres o no. Además ese impedimento le vendrá bien a mi madre que se muere por tener algún millonario que otro en la familia, además si viene con título nobiliario…”
Eloísa: “Eres mala, pero te quiero más. Gracias por soportarme cuando no estoy de humor…”