Secretaria

XXV La Doble Boda I

Eloísa

Desde que tuvo el encuentro con su prima, la coneja como le dicen, siempre la acompaño para hacer la compra, nunca pensé que algo tan simple como coger un paquete de arroz, o café, un buen solomillo, etc. pudiera ser tan relajante. Antes la comida ni me preocupaba, llamaba al super, buscaba lo más caro, creía que era de mejor calidad, y lo recibía en mi casa. Sin embargo desde que la acompaño a la compra he descubierto que no todo lo más caro, por fuerza, debe ser lo mejor además de que es una actividad bastante relajante. Me reía mucho cuando Camino se ponía a hablar con las dependientas, sobre todo las de verduras. ERAN TODAS UNAS COTILLAS, algunas se sorprendían cuando les contaba que éramos pareja y nos íbamos a casar.

Ya estaba cerca la fecha de la boda, nos trasladamos las dos parejas a la ciudad de nuestras prometidas, mientras ellas dormían en la casa de sus padres, por fin ya habían aceptado lo que ambas deseábamos, formar nuestra propia familia. Y llegó el día más deseado el de nuestra boda. Los días que pasé separada de mi futura fueron lo peor de lo peor, aunque es cierto que la tradición dice que antes de la ceremonia no se debe ver el vestido de la novia, en mi caso las dos éramos novias y no podíamos ver el vestido de la otra. Lo primero era la boda de mi cuñada y teníamos que asistir con trajes cortos, ya que era por el día.

Mi chica me llevó hasta la Iglesia, la cual era preciosa, pequeña y muy acogedora. El retablo mayor era barroco, con sus columnas salomónicas. Tenía en la parte superior una escena, que no sabría decir si era de la creación del mundo o el del juicio final por la disposición de las figuras. Esperamos a que entrara la novia, por el lado más largo, primero entró Daniel acompañado por su madre, cuando llegó al altar entró mi cuñada, llevaba un vestido precioso, muy elegante y muy sexy a la vez.

Camino: “Tú eres hoy la más guapa de todas las novias que estamos en esta Iglesia.

Eloísa: “Yo no estaría tan segura, ya que estamos tres novias y un novio, y el único que no tiene competencia…

Después de haber entrado los contrayentes, entró el sacerdote el cual le hizo un gesto cariñoso a mi cuñada. Durante la misa los gestos cariñosos del sacerdote hacia los contrayentes fueron la constante, cuando llegó el momento en el cual los novios se dan el “Sí quiero”, el sacerdote besó a la novia.

En la mejilla malpensados, y un fuerte abrazo, como el nombre del cura era Miguel de los Ríos, el coro de la Iglesia, en plan de broma, les cantó el Bienvenidos. Durante la homilía el padre Miguel hizo mucho hincapié en el amor entre un hombre y una mujer, y calificó como aberración el amor entre dos personas del mismo sexo, aunque entendía que viendo el comportamiento de determinadas personas, algunas se sintieran más cómodas con la de su mismo sexo.

Eloísa: “¿Tú crees que eso que ha dicho es por nosotras?

Camino: “No ha sido por mí, ten en cuenta que ha sido mi párroco y profesor de religión durante muchos años. Y no le ha hecho gracia que el alcalde le nombre para oficiar las bodas civiles, sobre todo porque tiene que casar a gente del mismo sexo, pero es buena gente.

Eloísa: “Pues cómo me diga algo…

Camino: “Tranquila ladra pero no muerde, en el fondo es un bonachón.

Poco después nos fuimos a esperar a los novios a la puerta de la Iglesia a bombardearlos con el consabido arroz. Después de dejar la puerta de la Iglesia como para hacer una paella, solo faltaba el marisco, me fui directa hacia mi hotel. Allí en la suite, que usamos durante la convención, tenía preparado mi vestido de novia, el cual era cogido al cuello y con la espalda al aire, antes de cualquier preparativo, sea peluquería y/o maquillaje, me sometí a un relajante baño de espuma mientras esperaba a Alberto y a su ex-cuñada para prepararme para la ceremonia que, cosas del destino o de mi niña, iba a ser en el mismo lugar en donde ella tuvo que lidiar con su padre por el tema de sus retrasos. Mi madre me había preparado un ramo de rosas de nuestra casa, cuando salgo del baño veo la lencería que voy a llevar para la ceremonia. La noche va a prometer mucho.




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