Capítulo 2
Shannon
Beso la frente de Matt y me despido de Johanna, su niñera, a la carrera. Voy tarde por tercera vez en la semana y van a ponerme un memo. Mi jefe ya me advirtió sobre esto y debería haberle prestado atención, pero sigo creyendo que puedo llegar en media hora a cualquier lado.
Soy un desastre.
—¡No olvides la medicina! —le grito a Johanna en la puerta y no espero su respuesta antes de salir corriendo rumbo a las escaleras.
Matt estuvo resfriado los últimos dos días, debido a ello es mi falta de sueño, lo que ha radicado en levantarme tarde todos los días. De no ser por Johanna llamando a mi puerta a las siete y media, todavía estaría en la cama con Matt.
Mi jefe sabe de esto, tuve que pedir permiso una hora antes de salir hace dos días porque Johanna me avisó que el niño tenía fiebre alta. Sin embargo, para el desgraciado al que llamo jefe esa no es suficiente excusa para llegar tarde. De hecho, es una excusa muy buena para amenazarme con despedirme, cosa que no me puedo permitir.
Después de que mi familia supo que estaba embarazada, me cerraron todas las puertas y tuve que trabajar el doble para poder pagar mi seguro médico. Y todavía no podía decirle a Astor lo que estaba pasando. Pero con el pasar de los meses, viendo que mis deudas van en aumento y se me hace difícil mantener a Matt, he estado pensando en contarle a Astor que es padre. Él tiene dinero suficiente como para que Matt no tenga que sufrir el resto de su vida.
Aunque no creo que sea buena idea. No será bien visto que aparezca en su vida luego de haber sido elegido el presidente del país. Se verá como que estoy cazando fama y fortuna, y me niego a rendirme tan pronto.
Voy a agotar todas mis posibilidades antes de tener que decirlo.
Al salir del edificio donde vivo, un mar de gente se me abalanza encima y empiezan a hacer preguntas que entiendo. Corro de nuevo dentro, pero justo antes de que la puerta se cierre a mi espalda, escucho a uno de ellos hacer una pregunta que me pone los pelos de punta.
—¿Es Astor Kennedy tan mal hombre que no se hizo cargo de su hijo?
Me llevo una mano a la boca mientras me escondo detrás de un muro.
Lo han descubierto. La prensa sabe que Astor es el padre de mi hijo. Siempre temí este día, pero esperaba que fuera en un futuro lejano.
Bueno, tampoco es que haya escondido el secreto muy bien, lo dejé ahí para que todo el que quisiera pudiera saberlo.
¿Él también lo sabe?
Si la prensa lo sabe, él debe haberlo visto. O, al menos, su equipo.
Santos cielos, estoy en problemas.
Busco mi móvil en mi bolso y marco el número de Lisa, que contesta al primer tono.
—¿Lo viste? —pregunta y yo asiento, aún cuando no puede verme.
—Hay un montón de periodistas fuera de mi edificio y no puedo salir de aquí.
Lisa maldice por lo bajo.
—¿Qué tal si sales por la salida de incendios y vienes a mi casa?
Tengo un debate interno. No quiero dejar a Matt solo en un día así.
—¿Y Matt?
—En casa está mejor con Johanna, allí nadie puede encontrarlo. —En eso tiene razón—. Dile que cierre todas las ventanas y no abra la puerta a nadie, y que no dude en llamar a la policía en cualquier situación.
No estoy muy segura de que sea lo mejor. Estoy nerviosa y lo mejor es tener a Matt conmigo en todo momento.
—¿Puedes venir tú a casa? Prefiero quedarme con Matt el resto del día. —Mi móvil vibra con un mensaje de mi jefe y gimo de frustración—. Voy a quedarme sin trabajo, Lisa.
—Ya nos ocuparemos de eso, cariño. Ahora, regresa a tu apartamento, prepara una maleta para unos días y sal por la escalera de incendios, toma un taxi y ven a mi casa. Es mejor que se queden aquí mientras pasa la tormenta.
Tomo una respiración profunda para calmarme. Tengo que actuar con inteligencia, no puedo encontrarme con Matt estando alterada o él lo va a notar y va a alterarse también.
—Bien, dame media hora.
—Esa es mi chica —me alaba Lisa antes de colgar.
Regreso arriba y Johanna no deja de preguntar qué ha pasado.
—¿No has visto las noticias? —cuestiono, yendo a la habitación y sacando una maleta del armario—. La prensa lo sabe.
Johanna jadea.
—Oh, Dios. —Aprieta a Matt contra su pecho, sujetando su cabeza—. ¿Te vas a ir del edificio?
—La puerta principal está llena de paparazzis y personas de la prensa, lo mejor será que me aleje de este lugar.
Ella asiente, comprensiva.
—Puedo despistarlos. —Pone al bebé en la cama y viene hacia mí—. Dame tu chaqueta, saldré por la puerta principal mientras tú sales por la escalera de incendios.
Esa es muy buena idea. Me quito la chaqueta y ella se la pone. Luego me ayuda a guardar lo esencial en la maleta.
No sé qué haría sin ella y sin Lisa, son mi salvavidas.