Secreto Volk

5. Gigi

Desperté sentada en el mismo sillón en el que me había quedado anoche, con las piernas apretándome el pecho, y con lágrimas secas en mis mejillas.


 

Me gire, para ver si todavía estaba Red, y así fue, Red estaba durmiendo, con las sabanas tapando solo la parte inferior de si cuerpo, o sea, de las cadera hacia abajo, lo cual dejaba de la cadera hacia arriba al aire libre, y como no estaba con polera, podía ver su, muy bien marcado cuerpo.


 

Decidí que quería ir al comedor, ya que era el único lugar en el que podía ver a Gigi, y en este momento necesitaba con urgencia verla, hablarle, desahogarme.


 

Fui al baño, me lavé la cara, y me puse ropa decenté, que consistía en un enterito corto, blanco y con unas flores estampada, y luego, llame a Max, para irnos al comedor.


 

Cuando llego, salí de la habitación con Max y nos dirigimos al comedor. En el camino no nos dirijamos la palabra una sola vez y fue para que Max me dijera que se me veía bien el enterito.


 

Cuando llegamos al comedor nos separamos y yo me fui a sentar en donde estaba Gigi


 

―Hola Gigi ¿Qué tal tu noche? ―le pregunte tratando de sonar lo más despierta posible.


 

―Buena...


 

―¿Pero? ―le volví a preguntar ya que no siguió respondiéndome.


 

―Pero Mark está cada vez más raro, no me quiere decir que rayos le sucede, ¿Ya hablaste con él?


 

―No he tenido la oportunidad de hacerlo, pero voy a tratar de hablar con él hoy ―le prometí.


 

―Cierto ¿Qué paso ayer?


 

―A decir verdad, ni yo lo sé. Lo que si se es que me paso algo muy parecido a lo que me paso en el hoyo


 

―¡¿Estuviste en el hoyo?!


 

―Si, pero primero estuve en un basural ―le aclaré.


 

―Pero ¿Qué fue lo que paso en el hoyo? ―podía ver como Gigi, se estaba interesando cada vez más en la historia de mis escape


 

―Estaba siendo atacada por un par de vagabundos, cuando de repente, sin si quiera darme cuanta lance una clase de onda que los volvió polvo


 

―¡Que! ―los ojos de mi amiga se abrieron tanto, que parecían dos platos, muy lindos, pero enormes, de no ser por la seriedad del asunto me estaría riendo


 

―No sé cómo lo hice, solo paso, y luego me desmaye


 

―¿Por qué no me contaste antes?


 

―¿Por qué crees? Red me secuestro en si cuarto, ayer solo salí para comer.


 

―Voy a hablar con él, no te puede detener contra tu voluntad.


 

Algo que me encanta de Gigi, es que cuando alguno de sus amigos no está bien (en cualquier sentido) va a hacer lo que pueda para solucionar el problema. En este caso, Red, va a mandarlo a la punta del cerro si puede, porque ya se dio cuenta de que me molestaba.


 

―Gigi, sabes cuánto me encanta que quieras ayudar, pero no quiero que causes ningún problema.


 

―Tengo veintiún años, sé que puedo hacer y que no, así que relájate.


 

―Si claro, quieres que te recuerde cuando nos conocimos...


 

Flashback


 

Estábamos Gigi, la niña que acababa de conocer, y yo sentadas en el pasto afuera de los edificios.


 

Mi papa, el encargado de seguridad de los Volks, acababa de venir para decirnos unas cuantas cosas, y ahora estábamos solas.


 

No sabía que decir, nunca había tenido una amiga, en estos ocho años, con las únicas personas que hablaba era mi papá, mi primo y mis tíos, que eran los que me entendían, porque siempre he pensado distinto a todos, y muchos me consideran una incomprendida.


 

―Quieres ir por unas galletas ―me pregunto Gigi, y estuve muy agradecida de que partiera ella la conversación.


 

―Seguro ¿pero no se supone que no podemos comer ahora?


 

―Tengo ocho años, se lo que puedo hacer y lo que no ―se paró del pasto limpiándose el trasero―. Bien, si quieres venir ven, sino pues quédate aquí ―me alegó.


 

Obviamente la seguí, no me quería quedar sola afuera de los edificios, así que nos fuimos a la cocina a robar galletas.


 

Logramos sacar un par de galletas, antes de que Mark nos pillara y nos regañara por sacar cosas que no podíamos, y nos mandó a nuestro cuarto, no sé qué se creía, si tan solo tenía 17, si, era mayor que yo y que Gigi, pero eso no le daba el derecho a regañarnos.


 

Cuando llegamos a mi cuarto nos echamos en mi cama, y nos pusimos a hablar, yo le conté un poco de mi vida, y ella me contó de la suya, también me dijo que le parecía atractivo mi primo y yo le dije que eso era asqueroso.


 

Dese ese día con Gigi somos inseparable vamos a todos lados juntas, y todo lo hacemos juntas. Ella es como la hermana que nunca tuve.


 

Fin Flashback


 

―En mi defensa ese día si éramos chicas y no teníamos por qué saber si podíamos o no sacar galletas


 

―Si, pero igual nos regañó Mark. Imagínate que te podría suceder ahora que estas desafiando a un jefe.


 

―Exageras ―me dijo con una sonrisa traviesa.


 

―Gigi, solo te pido que no hagas ni una tontería de la que después te puedas arrepentir ―le pedí.


 

―¿Como esto? ―me pregunto antes de tirarme un poco de leche en mi mejilla.


 

―Me las vas a pagar ―le regañe entre risas.


 

Como la gran amiga que soy, se lo devolví lanzándole un pedazo de pan a su pelo.


 

―York, el pelo no.


 

―Lo siento, pero en la guerra y el amor todo vale.


 

―Así que esto es guerra ―me cuestiono.




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