Abro los ojos y sin moverme de donde estoy acostada observo a mi al rededor, el cielo se dibuja siendo lo primero que puedo ver.
Otra vez soñando.
Reconozco ese sabor metálico en la boca, esa sensación extraña en mi cuerpo y ese color sepia que inunda todos los colores. Es como ver a través de un filtro de cámara.
Bajo mi cuerpo, puedo sentir la dura y áspera tierra que se adhiere a mi piel y ropa.
Trago saliva frustrada, por más que lo intente, no puedo despertar. Malditasea.
«Escuchad escuchad, la sombra se acerca, al laberinto de la vida.
No dejes, no dejes que se acerque, ni que diga.»
Un cántico extraño se empieza escuchar en susurros lejanos, mi cuerpo se queda paralizado como si una mano gigante me estuviera deteniendo contra el suelo.
Por entre los arboles, a lo lejos, pájaros de todo tipo y tamaño, vuelan asustados alejándose del peligro.
Yo, yo no puedo moverme y menos despertar, el cántico se repite otra vez escuchándose más cerca.
«Escuchad escuchad, la sombra no perdona, no dejes, no dejes que te coma...»
Por un momento todo se calma, las palabras cesan y el bosque queda en quietud, solo se escuchan pasos acercándose a mi...
—Hola, pequeña.
Tras dibujarse un rostro frente a mi, viendo sus ojos purpuras, despierto.
Un sudor pegajoso perla mi piel, y la oscuridad invade mi visión. despertar no fue fácil, pero lo que me saco de mi ensueño fue un grito.
El grito proviene de la habitación frente a la que comparto con Lussy, la de Noah.
Abro la puerta lentamente esperando encontrar algo malo, pero solo lo veo a él, en su cama, se retuerce como si estuviera sufriendo pero solo parece ser una pesadilla.
—Entiendo tu sufrir —susurro mientras me acerco a su cama.
El sudor perla su frente y su rostro se contrae por algo que yo asumo es miedo.
Antes de que grite un poco más y despierte a todos tomo su mano, la aprieta para luego relajar su rostro.
Que fácil se siente dar apoyo, cuando quiero levantarme de la cama, para volver a la mía, me doy cuenta que su mano tiene un fuerte agarre.
Suspiro sentándome en la orilla de la cama, observo su anguloso rostro, el vello facial creciendo casi imperceptible en su mandíbula, su nariz aguileña y su cabello rizado, ese cabello, es lo único que lo hace parecido a Nick, Nick... ¿Qué hago observando al hermano de mi crush mientras duerme?
Intento levantarme nuevamente, pero Noah parece renuente a soltar mi mano.
Parecen pasar horas, aunque solo sean minutos en los que me he encontrado atrapada, sopeso mis opciones y, si no me dejará ir, me pondré cómoda porque sera una larga, larga noche. Me acomodo en la cama a su lado, intentando dejar el espacio suficiente, es decir, el espacio que su mano me deja tomar.
No sé en que momento me duermo, y malditasea que lo hago, pues nuevamente estoy soñando.
—¿Qué haces aqui? —Escucho una voz tras de mí.
—¿Estoy soñando contigo? —pregunto.
—No, yo estoy soñando contigo.
—No juegues conmigo, Noah.
El Noah de mi sueño me mira molesto.
—¿Qué? no puede ser que hasta en mis sueños eres molesto. —Ruedo los ojos.
El alza una ceja y me da una sonrisa socarrona.
—Tú... ¿Sueñas conmigo a menudo?
—En tus sueños —escupo.
Él inspecciona el lugar onírico donde nos encontramos.
—Adivina donde estamos.
¿Es él realmente? Él niñero de mi hermana, él hermano de mi crush, él chico que sostiene mi mano mientras duerme... ¿Es él en mi sueño?
—¿Eres tú realmente?
—El mismo, ahora, antes de que llegarás había un diablillo que luchaba conmigo y no se donde esta.
—Un ¿Qué? —pregunto confundida.
Él mira hacia todos lados, pero parece no encontrar lo que busca.
—Te explico, preciosa —habla elocuentemente, parece estar mas cómodo en su mundo onírico que en la vida real—. En mi sueño, jamás controlo lo que sucede, así como has estado apareciendo últimamente, más que todo en los sueños... No tan vividos, así que, eres producto de mi imaginación.
Concluye sentándose en la cama donde se supone estaríamos los dos durmiendo, ¿Cómo le digo que no soy parte de su imaginación?
—Espera, espera. —Hago una pausa en mis pensamientos— ¿Tú has soñado conmigo?
Se ríe cantarinamente, su voz gruesa hace que mi corazón de un salto.
—Sí y no, he soñado contigo, pero como no eres real, no es contigo. —suspira frustrado—. No sé ni para que le explico esto a un sueño.
—No soy un sueño.
—¿Qué?
—Así es. —Se me ocurre una idea—. Toma esto, es la llave de la casa de mi abuela, si al despertar aún la tienes en la mano, más que un sueño conectado, aquí pasa otra cosa.
—Estas loca.
—Quizás... Pero confia.
Una luz cegadora me hace abrir los ojos trayéndome de nuevo a la habitación de Noah.
Siento un movimiento repentino a mi lado y caigo de la cama, estaba en la orilla.
Él se levanta asustado y me observa a mi y al colgante que sostiene en su mano, la llave aún sigue ahí, es decir que compartimos sueños, es decir que todo lo que está sucediendo es real.
—Entonces... Es cierto.
—Si.
—¿Eras tú? —Se ve en shock—. Te dije todas esas cosas...
Para no pensar en lo importante bromeó con él.
—Sueñas conmigo. —Fanfarroneo.
La verdad no sé como tomarme esta situación, ¿Le gusto al hermano equivocado? Maldicion.
La voz de la señora Roxane suena desde las escaleras abajo, llamando para que bajemos a comer.
—Ni una palabra de esto ¿Okay? —Lo amenazo.
Con sus mejillas rojas sale por la puerta dejándome a mi sintiéndome rara, sola, en su habitación.
Salgo rápidamente intentando no ser vista, pero fracaso monumentalmente cuando por mi lado, al salir por la puerta veo a Nick salir de su habitación al final del pasillo.
—Buenos días, ¿Dormiste con mi hermano? —pregunta con él ceño fruncido.
—No, solo... Buscaba algo que me pidió Lussy —me excuso.