Por decisión de Noah la chica nos acompaña a casa, mientras yo manejo ella va en sus brazos acurrucada.
No dijo más que su nombre y a decir verdad no hace falta que diga algo más para causarme repulsión, no es que ella sea repulsiva, en realidad es muy hermosa... Y a Noah parece gustarle.
Al llegar a casa tomo las cosas que me pertenecen y camino hasta cruzar el lago en un bote, puedo escuchar a Noah llamarme desde lejos, pero no quiero tener nada que ver con esa chica extraña, sus ojos me causan temor.
Dejo de escuchar la voz de Noah a lo lejos, y al voltear lo veo guiando a la chica dentro de su casa, ella lleva un vestido blanco que la hace ver inofensiva.
Entro a la casa y saco la caja de galletas, una bebida energética y una pastilla para no dormir, estas últimas las compre en la farmacia de la tienda mientras Noah no veía. Él no me a dicho directamente que deje de tomarlas, pero se que las desaprueba... ¿Y quién es el para hacerme sentir culpable?
Me siento en la silla y observo el cuaderno frente a la mesa. Bendito cuaderno que lo que me ha traído es más dudas. ¿Por qué me obsesioné por él? Suspiro.
¿Qué tal si hacemos un recuento de cuantas cosas debo preocuparme? Quizás si lo hago me vuelva menos loca, quizás, solo quizás.
Busco una hoja de papel entre las cosas que eran de la abuela, encuentro una amarillenta por los años, pero me funciona, con un lápiz empiezo a escribir:
Sueños conectados, chico de ojos color púrpura, cuaderno misterioso, la sombra.
Cierro los ojos para intentar buscarle una explicación lógica, pero no la encuentro. Continuó con el cuaderno, tocará romperle la cerradura. Lo examinó bien y noto algo, la llave de la casa, la llave antigua y con un diseño intrincado parece que podría encajar en la cerradura.
Por lo general este tipo de cuadernos tienen unas llaves pequeñas y normales, pero este, este tiene una llave de casa, es como si fue mandado a hacer para que tuviera la misma cerradura.
Descuelgo el colgante con el que sostengo la llave en mi cuello y la introduzco en la cerradura del libro, está encaja perfectamente y suspiro de emoción.
Por fin puedo ver que contiene el libro misterioso.
Lo abro y observo la primera página que me recibe con una palabra, una sola palabra escrita en letra cursiva.
Secretos... La letra de mi abuela es algo que conozco a simple vista. Paso la página con un poco de nostalgia al encontrarme con más de la letra de ella, al parecer es una especie de diario.
Cuando estoy por leer, alguien toca a puerta. Suspiro levantándome, me paro de puntillas para observar por la mirilla quien es, Noah se encuentra frente a la puerta, gracias a Dios está solo.
La abro rápidamente y para mi sorpresa la chica del camino de tierra, llamada Amiel, está en el punto donde no se ve por la mirilla, frunzo el ceño al notar que sus ojos que antes vi rojos, ahora están cafés, un simple y normal café.
—Hola —dice Noah, empuja a la chica imperceptiblemente hacia delante, invitándola a hablar.
—Hola. —Trago saliva, no me muevo y no los invito a pasar, lo cual a Noah se le hace extraño, lo noto por su cara confundida.
—Zoey, ella es Amiel, vive en la cabaña que vimos temprano, la que no habíamos notado, a decir verdad ella vino de vacaciones con su familia y se perdió al querer salir a caminar.
—Vaya, que pena —digo secamente.
Los vellos de mis brazos se erizan en cuanto Amiel estira la mano para estrechar la mia, todo en el típico saludo para conocerse.
—Lamento importunar su cita en moto. —Su voz es dulce y pasiva.
—Bien, solo quería informarte que la llevaré a su casa y luego vendré contigo. —Noah habla a modo de explicación.
—Claro, no hay problema, tu eres una persona completamente libre de hacer lo que quieras.
Les cierro la puerta en la cara, no se de donde me sale esa reacción pero me sorprende a mi misma. Escucho como el suspira tras la puerta.
Me vuelto a sentar en la silla en frente del cuaderno y cuando estoy a punto de leer, nuevamente alguien toca la puerta, golpeó un poco la mesa en cuanto me levanto frustrada, abro la puerta de golpe esperando ver a Noah y a esa chica pero me sorprendo al encontrar a Nick.
—Hola —suspiro.
—Hola... Me vengo a disculpar. —Estoy a punto de interrumpirlo pero no me deja—. No me interrumpas, dejame hablar. Quizás te haya parecido extraño que me gustes de un día a otro, a mi también me lo pareció, pero Zoey, a veces los sentimientos están ocultos, ¿Por qué crees que te pedí que fueras a la fiesta? Me agradas...
—Pero estabas con la chica pelirroja.
—El mundo está lleno de contradicciones, de cosas que nos llevan a lo que realmente debe pasar, ese momento solo sirvió para acercarme más a ti, ella solo fue el camino.
—¿Y Wendy?
—Ella me beso, por más que haya sido mi crush como dijo Noah, ya no lo es.
—¿Por qué la invitaste entonces?
—Es una vieja amiga. —Frunce el ceño—. Lo único que quiero es una oportunidad, dejame demostrarte que puedo ser lo que imaginabas, dejame mostrarte que no soy tan malo como parece.
Me extiende la mano.
Por más que luche por no sentir nada por el, por olvidarlo por completo el me tiene perdida, quizás es la normalidad que me hace sentir, quizás lo quiero como ancla de mi vida normal y tranquila que tenía antes de todos estos sueños.
—Tienes una oportunidad. ¿Que quieres hacer con ello? —Tomo la mano que me ofrece.
Sonríe abiertamente y me muestra algo que tiene en la otra mano que no había notado. Una cesta tapada por una tela de cuadros.
—¿Quieres tener una cita conmigo? —pregunta, sus ojos son brillosos.
—Si.
Lo veo hincharse de emoción y entonces me toma por la mano más fuerte, me guía de a poco a través del bosque mientras me hace preguntas:
—¿Cual es tu color favorito?
—Violeta —digo jadeando por la distancia caminada—, ¿Y el tuyo?
—El amarillo, me recuerda al sol, a las estrellas.