Secretos

Capitulo 23- Chocolate caliente

Una taza humeante es servida frente a mi, mi vecino, Noah Hallowek se sienta tomando él también una taza caliente de chocolate. Su sudadera negra cae sobre mis hombros, las cinco de la tarde pasaron hace ya bastante tiempo y él esta rompiendo el toque de queda, yo estoy vistiendo su ropa y todo está mal. Mi corazón está destrozado por la masacre que tuvimos que ver más temprano.

Por suerte Lussy fue llevada lejos a tiempo y no vio más que un poco del espectáculo, pero yo no puedo sacar los gritos de esa pareja de desconocidos de mi cabeza.

Me levanto de la silla sin siquiera haber tomado entre mis manos la taza, antes de avanzar más lejos de él, me toma por la cintura y hace que me siente sobre su regazo. La proximidad y la situación no es la más favorable luego de ver lo que sucedió hoy, pero sé que ambos necesitamos esto y cedo ante el momento, me fundo a él en un cálido abrazo, me permito sentirme en paz y dejar que la tristeza de lo sucedido se aleje de mi, siento como él hace lo mismo y se libera de todo el peso del día, la tristeza y preocupación abandona un poco su cuerpo.

Nos hemos convertido en un equipo, dándonos apoyo, siendo un pilar para el otro. Quien diría que esta situación tan irreal llegaría, el momento en que Noah se convirtiera en mi mejor amigo, mi compañero y apoyo. Su aliento recorre mi cuello erizando un poco mi piel, me acurruco más sobre él y todo se siente tan bien que no quiero salir de sus brazos.
Pasan minutos enteros y escucho como el aclara su garganta.

—Zoey, eres pequeña pero pesas.

Su voz es grave y baja, me ruborizó levantandome.

—Lo siento —digo mientras me siento en la silla nuevamente, olvidaba que iba a hacer al levantarme.

Su abrazo me reconstruyó, el tiene ese poder, quizás sea parte de su don y no lo sabemos. Observo el reloj que esta sobre la puerta de la cocina. Ocho de la noche, el tiempo pasa volando.

—¿Cómo llegarás a tu casa? —pregunto—. Digo, sin ser visto.

—Pensé que querrías compañía está noche.

—Estas bromeando ¿Cierto? —Me levanto de la silla y doy vueltas—. No puedo creer que estés pensando en romper las reglas después de ver lo que vimos hoy.

—Yo... —susurra un poco, noto que el tampoco quiere pasar la noche solo—. Ya me voy.

Suspiro frustrada y asustada por lo que diré a continuación.

—Quedate.

Gira su cabeza hacia mi y veo sus ojos, se ve complacido.

—Ni te creas que dormirás conmigo, dormirás en el sofá —sentencio.

El ríe bajito y yo lo sigo, me dirijo a la cocina, debo preparar la cena, aunque el mundo se caiga a mi alrededor, aún soy la que está a cargo de la casa y de Lussy.

Lo pierdo de vista, Lussy pidió ayuda con la tarea y él se ofreció en ayudarla. Cocinó la cena dándome mi tiempo y recomponiendome, saco el celular que por alguna razón sobrevivió al agua del lago cuando vinimos a esta dimensión, aunque aquí es inservible aún puedo escuchar mis canciones favoritas.
Dejo reproducir la música en aleatoria y la primera que escucho me alegra el alma y me hace bailar a su ritmo.

—Here's to my future
Here's to my yesterday
Here's to change... —canto un poco en voz alta y bailo mientras los tomates hierven en la salsa.
Me dejo llevar y bailo por toda la cocina y canto la canción.

Cuando una canción me gusta realmente la canto, bailo y también hago los instrumentos en el aire, así que finjo tocar la guitarra y en otro momento la batería. Cuando concluye la melodía también lo hace mi espectáculo.
Los aplausos de Lussy y Noah me hacen ruborizar.

—Gracias, gracias mi bello público, por ustedes es que estoy en mi estrellato.

Hago una reverencia y ellos se sientan en la mesa riéndose.
La salsa lista, la pasta lista y mi baile concluido indica que es hora de servir la cena.
Coloco los tres platos en la mesa y me siento a comer junto a ellos, el silencio se instala mientras comemos, no un silencio tenso, entre nosotros no existe la tensión, ya somos una familia.

La puerta suena y yo brinco en la silla, mi corazón se acelera, mi respiración se corta y me ahogo con la pasta, ¿Quién puede ser a esta hora?  Coloco un dedo en mis labios para que Noah guarde silencio y para que Lussy no dijera nada si la persona llega a entrar.

Bajo la escalera tenemos un armario y es ahi donde guió a Noah para que se esconda.
Le doy un suave abrazo rápido antes de cerrar la puerta de su escondite y abrir la de entrada.
Un hombre me devuelve la mirada al momento de abrir la puerta, su cara es de hastío y molestia.

—Buenas noches, señorita. Debo informarle que estamos haciendo un recorrido al azar por las casas, es para tener más seguridad y que no suceda lo de esta tarde.

Mi corazón se cae a mis pies, no sé si en mi cara se nota lo nerviosa que estoy, pero el guardia parece ser un Innifus, los Innifus creo que son los que hacen trabajos pesados.

—Ah bien y... ¿Qué tendría que hacer exactamente? —Mi voz tiembla.

—Solo debo pasar y revisar que todo se encuentre en orden.

Me hago a un lado y le dejo espacio para que pase, entra como si fuera su casa, observa todo detenidamente. Llega a la cocina, lo sigo nerviosa, me encuentro con Lussy comiendo tranquila, parece haber entendido el problema en el que estábamos y escondió la comida sobrante que yo misma había olvidado.

—Parece que todo está en orden señoritas.

—Bien, lo acompañó a la puerta.

Antes de irse me observa de arriba a abajo, lo que me hace querer escupirle un insulto pues solo llevo puesta la sudadera de Noah.

—Eres una Arauzy ¿No? —pregunta, entonces noto el problema.

—Sí.

—¿Y esa sudadera no será de un Innifus?

—La traje cuando vine de la otra dimensión, no hay manera de que sea de nadie más.

Trago saliva, espero que mi rostro nervioso no me delate.
Asiente con la cabeza y se aleja, cierro la puerta y corro a avisarle a Noah que puede salir.
Cuando abro la puerta lo encuentro sentado en el piso.



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En el texto hay: fantasia, romance, secretos

Editado: 28.11.2020

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