—Los rebeldes debemos permanecer escondidos, asía y podemos atraer a otros que no estén de acuerdo con la realeza. Tenemos que planear todo para revocar de una buena vez al gobierno.
La chica que se hace llamar Miracle habla elocuentemente. Mueve las manos que tienen a mi hermana hipnotizada. No me cabe en la cabeza toda esta situación y Noah a mi lado parecer pensar lo mismo.
—¿Y cómo estaremos seguros si eres o no eres de la rebelión? ¿Y si es una trampa? —interroga.
—Los rebeldes tenemos un tatuaje...
—¡Mi hermana no tenía ningún tatuaje extraño! —exclama Marisol saltando de su asiento por unos centímetros.
—Obviamente el tatuaje no está en un lugar visible.
—¿Entonces cómo se supone te creeremos?
La chica se levanta y coje el teléfono extraño.
—Este teléfono contiene mi número. Yo no puedo darles ninguna prueba de mi veracidad. Pero piensenlo. No estaría hablando de esto si no fuera cierto. Yo misma podría estar en peligro rebelando esto a ustedes.
Le entrega el teléfono a Noah. Él lo observa detenidamente.
—Domenica me dijo que te enseño a usarlo, Zoey. Llámame si deciden unirse. Ella estará feliz de que lo hagan.
Marisol que tenía la cabeza gacha la levanta rápidamente al escuchar las últimas palabras.
—¿Dijo estará? ¿En tiempo presente? ¿Cómo si estuviera viva? —Mi amiga se ve más animada.
—En efecto.
—No la ilusione si no es verdad, ¿Y si esta mintiendo, Sol? Yo creo...
—¿Como entramos a la rebelión? —me interrumpe.
La chica me observa a Noah y a mi fijamente, como si supiera lo que ambos sentimos.
—Es algo simple. Para las personas individuales vivirían de infiltrados yendo y viniendo a través del muro. Pero para los que están enamorados que desean estar juntos, como ustedes dos, tienen que fingir su muerte como lo hicieron Domenica y Nino.
—Ellos estaban muertos... Yo los vi.
—¿Viste cómo ese chico llevaba su cuerpo? La realeza es muy confiada. Ellos piden que los cuerpo sean incinerados. Pero tenemos infiltrados en todos lados, ¿el guardia? Rebelde. Y así hay muchos, escondidos a plena vista.
Noah después de pasar un buen rato callado se levanta, me pone de pie a mi y a Lussy. Marisol hace lo mismo por inercia al vernos.
—Muy interesante tu plática, pero no sabría si esto es real o simplemente es una táctica del gobierno. Tampoco estoy muy seguro de poner mi vida ni la de ninguna de ellas en tus manos. Pero muy amable por su oferta, lo pensaremos. No nos llamen, nosotros lo haremos.
Somos empujadas afuera por un Noah apurado. Estoy de acuerdo con él, algo no encaja y no me gusta poner mi vida en juego y menos la de mi hermana.
—¡¿Qué hacen?! ¡Esto era lo que buscábamos!
—No Marisol. Todo fue muy fácil, es como si nos hubiesen estado buscando. Ellos no solo nos buscan porque necesitan gente o porque son buenas personas. Aquí se esconde algo más.
Mi amiga se cruza de brazos y se adelanta de camino a casa, luce molesta. Lussy tiene los ánimos bajos ahora, puedo ver su carita confundida pero prefiero que ella sea la que nos pregunte y no acosarla. Toma la mano de Noah y la mia siendo un puente para ambos. No quiero verlo, pero sé que él si me mira a mi.
Ver brillar sus ojos me hace querer abalanzarme a él y todos esos pensamientos hacen que se vea lógica la propuesta de esa chica.
—¿Fingirán su muerte? —Esa vocesita nos saca a ambos de nuestros pensamientos.
Nos vemos a los ojos fijamente antes de responderle, un acuerdo mutuo de miradas me hace tomar la palabra.
—No pequeña, mientras no sea completamente necesario nunca haría eso.
—Pero ustedes se aman.
Noah sonríe a mi lado y es su turno de hablar.
—Sí, pero no podemos ponernos en peligro. Somos una familia, la familia tiene que cuidarse.
Mi corazón da un brinco al escuchar esas palabras, ¿dijo indirectamente que me ama? ¿Lo noté solo yo?
Él no dice nada más y seguimos caminando. De mi cabeza no salen sus palabras. No lo dijo, pero tampoco lo negó.
Continuamos el trayecto a casa, Lussy canta una canción en voz baja. Por un momento nos siento una verdadera familia, en un lugar normal y con mi hermanita que cuidar. En mi imaginación llegaríamos a casa y encontraríamos a mamá cocinando un delicioso almuerzo, nos regañaría por tardar tanto. Invitaría a Noah a comer, el aceptaría con vergüenza. Seríamos pareja realmente, saldriamos, iríamos al cine, restaurantes y comeriamos pizza juntos.
Mis fantasías se acaban cuando llegamos a la casa, mi madre no está y nisiquiera estamos en la dimensión correcta, donde podemos ser adolescentes normales. La realidad me da un golpe duro al abrir la puerta y notar que además de mamá también me falta una amiga.
—¿Quieres quedarte a comer? —pregunto a Noah que está por irse.
Solo asiente y me sigue adentro. Lussy sube a buscar algunos juguetes y nosotros vamos a la cocina. Marisol parece haber ido a alguna parte en vez de haber venido a casa.
—¿Necesitas ayuda, Mariposa?
—Si gustas. Saca los tomates, la cebolla y la carne, yo pondré a ablandar la pasta.
En silencio saca todo lo que le pedí del refrigerador.
—Ahora pica la cebolla y los tomates ponlos a hervir.
—Que mandona.
Hace lo que le digo con los tomates antes de picar la cebolla. Es agradable tener a alguien que me ayude a cocinar. Lussy grita desde arriba algo que se escucha como que jugara con las muñecas en su habitación.
Lo que nos deja a Noah y a mi solos cocinando. A él se le amplia la sonrisa y culmina con la tarea que le di.
—¿De qué te ríes?
—Esa niña es más inteligente de lo que era yo a su edad.
—Lo sé... ¿Por qué lo dices?
Giro mi cuerpo y noto que está parado justo frente a mí. Sin pensarlo lo rodeo con mis brazos y siento su calor. El tan solo abrazarlo me hace sentir viva y felíz.
Con un movimiento de su mano hace que levante mi rostro y me besa, está vez el empieza el beso. No uno simple y tranquilo como los que habíamos tenido antes. Un beso que me hace suspirar y temblar de emoción bajo sus manos.