Secretos

Capitulo II

STEPHANIA

Estamos almorzando en un restaurante italiano al que Alya ama venir a almorzar pues ella es Italiana, aunque yo estoy perdida en mis pensamientos hasta que Paulette me lanza un trozo de tomate pero gracias a que mis reflejos siguen activos lo atrapó antes de que caiga en mi blusa blanca y ella solo rueda los ojos.

— No sé para qué lo sigues intentando Paulette si sabes bien que tiene mejores reflejos que todas nosotras juntas— Dice Violet, mientras yo estoy ocupada limpiando mi mano pues no me di cuenta que era un tomate hasta que lo estruje con mi mano sin darme cuenta.

—Gracias por eso— Digo refiriéndome a lo que dijo Violet, aún limpiando mi mano.

— Si tiene los reflejos muy despiertos pero no escucho nada de lo que dijimos desde que llegamos— Responde molesta Alya mientras se mete un bocado y rueda los ojos.

— Estaba pensando— Respondo mientras me encojo de hombros.

— No me digas que de nuevo le estás dando vueltas a eso— Se a lo que se refiere pero prefiero no tocar el tema así que solo niego con la cabeza con la mirada perdida en algún punto para no atraer recuerdos que me duelen.

— No, pensaba en por que nos asignaron este caso estuve investigando y no ha habido nada que nos diga que ya sucedido antes y casi siempre nos asignan casos de asesinos seriales. Respondo mientras sigo viendo la ventana que tengo frente a a mí.

— No sé, sabes que no es una ciencia cierta como asignan los casos— Dice Paulette y nosotras solo asentimos.

— No, aquí hay algo que no nos dijeron y yo no me pienso meter en algo de lo que no estoy informada— Todas me miran sabiendo lo que voy a hacer.

— Iré a la agencia y cuando terminen de almorzar Alya quiero los vídeos de las cámara de seguridad del lugar busca coincidencias, Paulette quiero la autopista y Violet quiero que hables con los testigos— Todas asienten entendiendo lo que pedí.

— Y no piensas terminar de almorzar? — Pregunta Alya sabiendo que no desayuné tampoco y mi plato tiene aún un poco menos de la mitad de la comida que ordene.

— No, no tengo hambré y ya comí más de la mitad del plato— Respondo viéndola ella solo me mira poco convencida pero ya no me dice nada lo cual agradezco, y camino hacia la salida del restaurante sabiendo que no me iban a dejar pagar la cuenta pues para ella los días que estoy así me tienen que "cuidar"

No piensen que soy de las que no comen para mantener un cuerpo escultural, si bien es cierto que todos dicen que tengo buen cuerpo no es por que no como, al contrario yo como mucho, y no soy de las que tienen una dieta sino que el ejercicio que practico, los entrenamientos y el perseguir a la mayoría de sospechosos que tiene por costumbre escapar me mantiene en forma.

Pero la verdadera razón por lo que no tengo hambré es que por mucho que se lo niegue a Alya, aunque sé que ella sospecha no quiero preocuparla, es por la pesadilla que tuve esta mañana y aunque trate de convencerme a mi misma que solo es una pesadilla, esas imágenes siguen rondando mi cabeza sin parar.

Trato de olvidar eso y consentrarme en saber la razón por la cual nos asignaron este caso pues no creo que sea por casualidad.




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