ALINA
Había pasado toda la noche entre libros y pergaminos, buscando cualquier indicio de cómo detener a Adrián. Cada página, cada símbolo, cada conjuro que encontraba me hacía entender un poco más del poder que había acumulado.
—Esto podría funcionar —susurré, señalando un texto antiguo que describía cómo canalizar la energía robada hacia un objeto de contención—. Solo necesito acercarme lo suficiente…
La puerta chirrió.
Mi corazón se detuvo.
—Nunca aprenderás, Alina —dijo su voz, profunda, detrás de mí.
Me giré, y allí estaba.
Sus ojos brillaban con ese fuego oscuro que siempre me dejaba sin aliento. Mojado por la lluvia que había entrado por la ventana rota, su presencia llenaba toda la sala.
—¿Qué haces aquí sola? —preguntó, acercándose lentamente.
—Intento proteger la ciudad —dije, tratando de sonar firme, aunque mi voz temblaba—. Y detenerte.
—¿Detenerme? —Se inclinó hacia mí, tan cerca que pude sentir su aliento mezclado con el olor a madera y lluvia—. ¿Y acaso no disfrutas del peligro, Alina?
Mis manos temblaron cuando sus dedos rozaron los míos.
El contacto fue eléctrico.
El mismo fuego que sentí la primera vez que nos tocamos estaba allí, multiplicado por la tensión del momento y por el poder que emanaba de él.
—¡Adrián, esto es…! —mi protesta se ahogó cuando sus labios encontraron los míos.
El beso fue intenso, urgente, y mi mente gritaba que debía apartarme, que estaba jugando con fuego. Pero mi cuerpo no me obedecía.
Sentí cómo nos presionábamos el uno contra el otro, cómo su poder parecía invadirme con cada toque, cada roce.
Era peligroso… imposible… adictivo.
Se separó solo un instante, con la frente apoyada en la mía.
—Sabes que no hay vuelta atrás —susurró.
—Lo sé —respondí, sin poder evitar el temblor en mi voz—. Pero debo intentarlo.
Sus ojos se suavizaron un segundo, y luego brillaron con esa intensidad que prometía caos y deseo.
—Entonces vamos a jugar, Alina. Pero recuerda… en este juego, ambos podemos perderlo todo.
Y desapareció.
Me quedé temblando, con el pergamino entre las manos, sabiendo que había conseguido una pista sobre cómo debilitarlo, pero también que cada intento me acercaba más a su mundo oscuro… y a mí misma.
Graciassss 🖤.