Secretos de una bruja

Capitulo 1

 

¿Por que la muerte siempre nos arrebataba a las persona que mas queriamos?

Me encontraba en el puente que comunicaba la casa al bosque. Necesitaba aclarar mi mente de esta pregunta que tenía cuatro años colándose en mis pensamientos, y ver lo que en verdad me detenía para poder continuar. Con un cielo totalmente despejado, un sol que resplandecía como nunca, nuestro lago se veía hermoso, pero los patos que siempre venían a nadar en el se han ido alejando desde el día de su muerte, el césped no está en igual estado de cuidado a como él lo hacía, las paredes y ventanas de la casa se han ido deteriorando dándole un aspecto un poco tenebroso.

 

Laika había estado buscando a alguien que pueda terminar lo que Sandro empezó, esa ha sido una tarea realmente complicada cuando él era el mejor que había, el mejor dentro del mundo de la hechicería, sólo él sabía cómo dominarlo haciendo que las otras brujas y brujos de diferentes rincones del planeta temblarán ante su presencia, en verdad era realmente magnificente en lo que hacía. 

 

Entonces dime; ¿Cómo diablos podría encontrar a alguien que me pueda entrenar en seis meses, o antes si él era el mejor? ¿Cómo?

 

-Ni los conjuros más importantes te harán volver. - susurre.  Zar, la más grande bruja de esta casa, se encontraba detrás de mí. 

 

-No, ningún conjuro nos lo devolverá, pero si hay alguien que te ayudara a terminar el entrenamiento.- dijo mirando en direccion a la casa.- Laika te ha estado buscando para hablar sobre eso.- Zar era la mano derecha de Sandro, ella podría ayudarme con mis últimos encargos, pero todos sabíamos que era incapaz de ocupar su lugar. Ella tiene unos hermosos ojos igual de negros que la noche, hermosos ojos que  te podrían inspirar una gran confianza hasta lograr acabar contigo. Traia el pelo largo hasta la cintura igual de negro que sus ojos, cabello que contrastaba muy bien con su pálida piel. Siempre lleva elegantes vestidos, largos hasta sus tobillos o más, y de un lindo encaje. Esa era su tela preferida. 

 

En el brazo izquierdo traía su lazo de seda negro envuelto hasta el hombro. El lazo es lo que nos diferenciaba a algunas brujas de otras. Zar era una Bruja en toda la extensión de la palabra y su significado, su nombre ya está en el mural, en el tope del mural para ser exactos. Yo en cambio no terminaba mis encargos, no tenía lazo, y mi nombre no estaba en el mural. En su brazo derecho tiene un tatuaje con la estrella de cinco puntas que llevamos todas en la casa, por lo menos eso si lo traíamos todas sin distinción alguna de nivel en hechicería.

 

-Iré a verla en un momento.- le dije aun sin voltear a verla.

 

-Giu, ve a hablar con ella ahora, para que puedas terminar pronto todo esto. O prefieres quedarte fuera de esta selección, solo faltan cinco meses y cinco meses se van más rápido que un simple chasquido de dedos.- me volví para mirarla con la expresión más condescendiente que pudiera demostrar en ese momento. ¿Acaso no sabía cuándo no molestarme?

 

-Zar, dije que iré en un momento. Ahora lárgate y déjame en paz.- fije mí vista nuevamente en el lago ignorando por completo a esa hermosa y poderosa mujer detrás de mí.

 

-Esta bien, te esperaré dentro.- susurró resignada, aunque a veces soy un poco grosera con ella, sé muy bien que eso no le afectará nada. Hice un ademán dejándole claro que sí iría en unos minutos.  Por más poderosa que sea Zar a veces se convierte en la señora mandona, y yo la odio un poco porque ella está en el nivel donde yo quisiera estar en algún momento de mi vida si es que los dioses de la luna me llegasen a otorgar ese deseo.

 

Luego de unos largos minutos me dirigí a la habitación de Laika para que hablemos sobre ese tema. Entrar sin tocar ya era una costumbre en nosotras al visitarnos en nuestras habitaciones. Ella estaba sentada en su cama con las piernas cruzadas ojeando un libro a la velocidad de un rayo. Lai tenía ese poder, podía ser más rápida que un rayo si se lo propone. Como siempre llevaba el pelo recogido en un desordenado moño alto, su pálida piel estaba cubierta por un vestido blanco de mangas largas con un pequeño cinturón negro. 

 

Luego le pediría prestado ese vestido porque era realmente lindo.-Pueden empezar a hablar.- les dije apoyando mi cuerpo en la puerta con los brazos cruzados. Zar también se encontraba allí sentada en la silla que mi amiga tenía frente a sus espejos de cuerpo completo. Lai se movió un poco incómoda con la cabeza baja, por primera vez en los segundos que tenía en esa habitación me miró a los ojos, y dentro de sus ojos azules pude ver algo que me advirtió sobre que no me gustaría nada lo que estaba por decir.

 

-Encontré al mejor mentor que puedas tener, él le enseño a Sandro todo lo que sabía, y pues como sabes, Sandro era el mejor así que…-titubeo mirando a Zar, quien solo pudo asentir haciéndole saber que podía decirme quien me ayudaria a completar mis encargos.- esa persona es el mismo creador de las artes oscuras.- Las últimas palabras fueron perdiendo volumen, pensé que no había escuchado bien, pero luego de ver sus ojos pude ver la confirmación a lo que me acababa de decir. Estaba realmente loca.

 

La mire con los ojos abiertos, lo decía en serio, Sandro nunca me habló de su mentor, y ya me iba imaginando el porqué.

 

-No creo que eso sea conveniente, Lai.- Le dije realmente nerviosa, nunca, pero nunca de los nunca jamás se me había ocurrido siquiera salir a buscar a ese personaje al que todos le temen para que me entrenase, ¿Qué diablos estaba pensando realmente ella en ese momento?



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En el texto hay: demonios, magia, magia brujos

Editado: 02.01.2023

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