Secretos de una bruja

Capitulo 2

 Capítulo 2 

 

Al día siguiente estaba a punto de ir a reunirme con Zar para ver qué había encontrado en el libro de las sombras, mi humor en ese momento no era el que me permitiría estar danzando de felicidad. Sentía como los nervios me ahogaban y miles de escorpiones en mi estómago cobraban vida con gran rapidez. Di un pequeño toque a la puerta esperando la aprobación de ella para poder pasar. Entré en la habitación de las pociones después de escucharla murmurar un suave “Está abierto.” Tenía medio cuerpo inclinado dentro de un pequeño armario donde guardamos algunos libros de magia, ingredientes para pociones, y unos pequeños frascos para conservarlas. 

 

-¿Zar?- Le llamé, giró un poco su cabeza para verme por encima del hombro. Me senté en una vieja mecedora en una esquina de la habitación, al momento en que mi cuerpo se posó, con un gran crujido se quejó haciendo que pusiera los ojos en blanco. 

 

-Esperemos a que Lai llegue, ella me pidió estar aquí cuando hagamos el hechizo.- mi cara de confusión seguro hablaba por mi. ¿Cómo qué haríamos el conjuro?- Lo haremos hoy, encontré uno que no es tan difícil como el tradicional. Creo que mientras más rápido vayas, más rápido sabrás lo que piensa Abbadon sobre todo esto de entrenar a alguien otra vez.- Me miró buscando la aprobación, pero no la encontró porque soltó ese   pequeño gruñido de desesperación que bastante bien ya conocía. No le respondí ante eso, no había la necesidad de responder. Iría al infierno, no me arrepentiría ahora, o eso esperaba.

 

Laika entró a la habitación unos minutos más tarde con su gran entusiasmo, nunca se le acababan las energías. En un rápido movimiento miró a Zar y sin dudarlo le dió un tremendo abrazo dejándonos a ambas igual de sorprendidas.

 

-Anda Zar, danos ese conjuro. Mi amiga necesita ir a ver al sexy demonio.- dijo dando algunos pasitos de baile.

 

-El demonio no es sexy Lai.- le reproche.

 

-Dijiste que él podía tomar la forma que quisiera, yo le di una, y es muy sexy. -Elevó sus cejas repetidamente de una forma un poco pícara. 

 

-Como digas.- murmuré poniendo los ojos en blanco.

 

-Necesito que hagan silencio y me presten mucha atención, por favor.- Lai y yo la miramos con unas caras de perrito triste sellando nuestras bocas.

 

- Este conjuro no necesita de pociones, eso es algo muy bueno porque no tardarían horas preparándose, eso nos daría una gran ventaja sobre el tiempo.-dijo escribiendo algo en un pergamino.

 

-¿Qué debemos hacer?- le pregunté.

 

- Necesitas, antes que nada estar relajada, tomarte un tiempo para visualizar a donde vas, si no tienes claro dónde irás puedes perderte, quedarías sujetada en una línea de tiempo del cual no podrás salir, algo así como estar en el limbo. Cuando estés preparada deberás pararte en ese espacio, sobre la estrella de 5 puntas y evocar estas palabras. –Escuchaba atentamente sus instrucciones, me extendió el pergamino con una oración en Latín.  "Ego got meus animus in corpore operatur.", esto significaba "Que mi cuerpo llegué donde mi mente desea." Nunca lo había escuchado, y por eso me quedé mirando fijamente el pergamino sin decir nada.

 

-¿Eso es todo?- pregunté débilmente.

 

-Sí, es todo.- me sonrió, su sonrisa siempre era linda, transmitía paz y seguridad.- Es fácil Giu, pero no  lo es. Ninguna de nosotras queremos que te pierdas dentro de ti misma. Por favor ten en tu mente una sola cosa; Vas al infierno.

 

-Ya Zar, no es necesario estar más nerviosa, lo haré bien.

 

- Cuando llegues busca al demonio, no te acerques al río de las almas pérdidas, te pueden arrastrar con ellos. Abbad tiene dos pequeños diablillos con él siempre, cuando hables con él no dejes que se queden presente mientras hablas con él. Son unos lambiscones, harán todo para que no le agrades a Abbadon. Ten un poco de autoridad, sé fuerte, si él ve una pizca de debilidad la usará en tu contra. 

 

-¿Algo más? - le pregunté al momento en que me levantaba para hacer mi momento de "meditación."

 

-No, Lai debes ayudarla, tienen cinco minutos. Concéntrate.- Salió de la habitación dejándonos solas. Mi amiga me miraba con una expresión para nada común en ella, estaba muy preocupada. No decía nada, se sentó en el suelo conmigo con las piernas cruzadas, me tomó de las manos. Así estuvimos por unos minutos hasta que rompí el pequeño silencio que nos rodeaba.

 

-Lai cuida a Arthur mientras no estoy, dile que volveré pronto. 

 

-Esta bien. –no dijo ni una palabra más, ella estaba tratando de concentrarse más que yo.

 

Unos quince minutos más tarde mi mente estaba con un solo enfoque, solo pensaba en el infierno, quería pararme, hacer lo que debía antes de que esa imagen que me había creado se esfumase de mi mente.

 

-Vamos Giu. Ya es hora.- Zar entró en la habitación, se colocó detrás del taburete que sostenía el libro de las sombras.

 

No deseaba decir más, me levanté del suelo quedando en el mismo lugar donde debía hacer mi conjuro. Lai sostenía el pergamino delante de mí para que lo pudiese leer. Extendí mis brazos a ambos lados de mi, limpié mi mente, ningún pensamiento que no me llevara a donde quería ir fue desechado, y por primera vez pronuncié las palabras perfectamente.



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En el texto hay: demonios, magia, magia brujos

Editado: 02.01.2023

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