Secretos del Corazón

Capítulo 6

Según el plan de estudios que me había dado Logan, se suponía que todos los días teníamos al menos una hora de tutoría. Bueno, cabe decir que así no fue.

Luego de que le contestara un poco cortante en la biblioteca, la situación sólo empeoró. No sé muy bien que me pasó a mi en la biblioteca, pero el resto de los días fue su culpa por completo.

La tutoría del miércoles no la tuvimos porque él tenía práctica. Ni siquiera me avisó, simplemente no se presentó en la biblioteca y le dijo a Morgan que me avisara que la tutoría no la íbamos a tener. Veinte minutos. Veinte minutos lo estuve esperando afuera del colegio y ni siquiera se dignó a avisarme él mismo que iba a cancelar la tutoría, sino que prefirió mandar a uno de sus amigos para librarse de mí.

Después, el jueves. Ahí sí me enojé, porque entiendo que yo le había hablado medio mal, pero la culpa fue enteramente suya por lo demás. En cada clase que tuvimos, decidió no solo argumentar contra cada palabra que decía, sino que también decidió darle la razón a Becky cuando comenzó a insultarme en medio de la clase de biología simplemente porque pensó que yo iba hablando mal de ella. Solo pude defenderme diciéndole que la única vez que hablé mal de ella fue cuando le dije zorra, pero fue a su cara, no detrás de su espalda.

Dos días seguidos no tuvimos tutorías. Me entretuve lo más que pude con la organización de la fiesta de hoy.

Las cosas con Nick estaban estáticas: no estábamos bien, pero tampoco mal. Estos dos días estuvo concentrado en el equipo y el entrenamiento.

La temporada de rugby es a inicios del año escolar, lo que significaba que ya había terminado, pero la rivalidad con St. James no. Nuestro colegio había quedado en segundo lugar en la liga, mientras que ellos se llevaron el campeonato. No había manera de que se nos olvidara: lo mencionaban en los pasillos, en redes sociales o incluso en la cafetería. A Nick, siendo el capitán, no le gustaba el conflicto pero esta arrogancia que llevaba el otro equipo lo tenía harto.

Por eso, cuando los de St. James aparecieron después de clases, supe que algo iba a pasar. No era raro que pasaran por nuestro colegio de vez en cuando, solo para molestar, para recordarnos en cada oportunidad que ellos eran los campeones. Pero esta vez no se conformaron con comentarios al pasar.

Nick estaba hablando con algunos de los chicos del equipo cuando uno de ellos, James Carter, se acercó con su grupito de siempre.

—¿Cómo va el subcampeón? —preguntó con una sonrisa burlona, con esa condescendencia que hacía hervir la sangre.

Nick no respondió de inmediato. Lo conocía lo suficiente como para saber que estaba tratando de mantenerse calmado, pero Carter no lo dejó.

—Debe ser difícil perder en la final. Pero bueno, al menos llegaste, ¿no? No como algunos otros equipos mediocres.

Nick apretó los puños. Vi a Logan a unos metros, con los brazos cruzados, observando la escena sin intervenir.

—Mirá, Carter —dijo Nick con la mandíbula tensa—, si solo vas a decir estupideces, te podés ir por donde viniste.

—¿Y si no quiero? ¿Me vas a pegar, capitán? ¿Vas a hacer lo que no pudiste en la cancha?

Fue un segundo. No sé si fue Nick el que dio el primer paso o si Carter lo empujó primero, pero de un momento a otro estaban encima el uno del otro. Alrededor, los demás comenzaron a intervenir, algunos tratando de separarlos, otros animando la pelea como si fuera un espectáculo.

Retrocedí un poco, pero alguien tropezó conmigo en medio del forcejeo y antes de que pudiera reaccionar, un codazo me impactó en la mejilla.

—¡Mierda! —me quejé, llevándome la mano al rostro.

El ardor se extendió rápidamente, y un zumbido sordo se instaló en mi oído. Apenas tuve tiempo de procesarlo antes de que alguien me sujetara del brazo y me empujara fuera de la multitud.

—¿Estás bien? —La voz de Logan sonó cerca, demasiado cerca.

Parpadeé, aturdida, y lo miré. Tenía el ceño fruncido, como si estuviera evaluando el daño.

—No necesito tu ayuda —solté, sacudiendo su mano de mi brazo.

—Claro, porque claramente estabas manejando la situación de maravilla —bufó, pero antes de que pudiera decir algo más, se volvió hacia la pelea y se metió en medio, separando a Nick de Carter de un empujón firme.

—¡Ya está, basta! —dijo con tono autoritario.

Carter se alejó con una sonrisa arrogante y se limpió el labio con el dorso de la mano.

—Nos vemos, capitán —se burló antes de irse con su grupo.

Nick se pasó una mano por el cabello, todavía con la respiración agitada, y miró a Logan con furia.

—No tenías que meterte.

—No podés darte el lujo de que te suspendan, idiota —respondió Logan con indiferencia.

Nick se alejó con los hombros tensos, sin decir una palabra más. Yo solté un suspiro, sintiendo el latido punzante en mi mejilla, y fue entonces cuando escuché la voz de Logan.

—Deberías ponerte hielo.

Me giré hacia él con incredulidad.

—¿Ah, ahora sí me hablas? —espeté, cruzándome de brazos.

Logan alzó una ceja, visiblemente exasperado.

—¿En serio vamos a hacer esto ahora?

—No, claro que no —bufé, dándole la espalda—. Podemos esperar a que me caiga otro codazo, a ver si ahí sí me decís algo más útil.

Logan resopló y, antes de que pudiera alejarme, me sujetó con suavidad del mentón para inspeccionarme la mejilla.

—No está tan mal, pero igual necesitas hielo —murmuró, mirándome fijamente por un segundo antes de soltarme.

—Estoy bien —insistí, pero él ya estaba girando sobre sus talones.

—Ven conmigo.

—¿Qué?

—A la enfermería.

Lo miré como si hubiera perdido la cabeza.

—No necesito ir a la enfermería.

—Claro que sí. Caminá.

Bufé, pero lo seguí de mala gana. A esa hora, la enfermería estaba desierta, y cuando Logan abrió la puerta y asomó la cabeza, confirmó lo evidente.

—No está la enfermera —dijo, suspirando.




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