Sin darme cuenta, las horas comenzaron a pasar, las conversaciones dejaron de tener sentido y mi cabeza cada vez estaba más mareada.
—Creo que debo dejar de tomar… —le digo a Rita mientras esperamos para entrar al baño. Alrededor de cinco minutos llevábamos esperando.
La fiesta se había ido un poco de control. Empezó a llegar gente que no reconocía, llenando el lugar cada vez más y más.
—¿Pero qué mierda dices? Ahora vas, te lavas la cara, te tomas un poco de agua y seguimos!
Me ordena Rita con una sonrisa parecida al gato de Alicia en el País de las Maravillas. A Rita simmpre le gustó el alcohol y el sentirse mareada y con ganas de vomitar aparentemente no aplicaba para ella. Pero yo ya sentía mi estómago un poco revoloteado y mi cabeza que estaba empezando a doler.
Trató de recomponerme al entrar al baño. Hago lo que Rita me había ordenado: primero me lavo la cara con agua fría y luego decido revisar el baño para encontrar pasta de dientes. Puede que esté en otra, pero eso no significa que no voy a cuidar mis queridos dientes y mi aliento a alcohol. Salgo del baño y Rita entra de inmediato.
Decido esperarla en el pasillo, y claro, al tener un momento de paz debía durar alrededor de tres segundos.
—Hola, ¿todo bien? —me pregunta un chico que no reconozco. Era rubio con rulos, estatura promedio y ojos marrones.
—Si.
—¿Qué pasa? ¿No estás de humor? —me pregunta, apoyando una mano en mi hombro.
¿Y este quién se cree que es?
—La verdad que no. Estoy esperando a alguien así que, ¿por qué no te vas por donde viniste? —le digo, tomando su mano y quitándola de mi hombro.
—Ah, ya entendí. Sos de las que les gusta hacerse la difícil. Bueno, a mi me gustan esos juegos…
Da un paso para acercarse más y lo empujo. Iba a decirle algo pero fui interrumpida por el caballero en armadura brillante, es decir, Logan.
—Ya te dijo que te fueras, —le dice Logan empujándolo. Su cuerpo quedó entre el chico y yo.
Puede ser que esté un poco…ya saben, pero dios mío que buena espalda tiene este chico. Su remera estaba más marcada, parecía que estaba medio transpirado o mojado.
Logan le dice algo más al chico que obviamente no escuché, ya que estaba demasiado embobada con su enorme espalda y la forma en la que llegó para sacarme al chico de encima.
—¿Estás bien?
Me pregunta, girando su cuerpo hacia mí. Pienso en qué contestarle, pero mis ojos no dejan de ver su abdomen todo marcado y sus brazos tan...
—Mis ojos están arriba, –me contesta él, levantádome el mentón con el dedo.
Hijo de…¿por qué tiene que hacer estás cosas que me dan ganas de avalancharme sobre él?
—Sí, lo sé.
—¿Estuviste tomando? Tus pupilas están dilatadas… —me dice, acercándose y tomando mi cara entre sus manos para ver mis ojos.
Bésalo…bésalo…
Pero Logan se aparta, —Perdón, ya sé que dijiste que necesitabas alejarte. Te daré tu espacio.
Comienza a caminar, pero no logro contenerme. Lo tomo de la muñeca y lo traigo hacia mí.
—Olvida todo lo que dije.
Y lo beso. Lo beso con todas esas ganas sobrecargada que tenía de besarlo, de tener su cuerpo cerca del mío. Logan responde el beso, tomándome mis caderas entre sus manos.
El beso comienza a intensificarse, o por lo menos eso creía, ya que Logan decide apartarse.
—¿Qué pasa?
—No estás en condición de hacer este tipo de cosas. Creo que es mejor que te lleve a tu casa.
—No entiendo, un segundo queres besarme y ahora..
—No es que no quiera. Creeéme que este beso provoca que quiera abrir esa puerta y podes tocar cada parte de tu cuerpo, pero no voy a hacerlo. No cuando sé que tuviste una mala noche y estás borracha.
—No estoy borracha.
—Sí, lo estás. Tus pupilas están dilatadas, tus mejillas rojizas y arrastras un poco las palabras al hablar, solo que no te das cuenta.
Pasa una mano sobre su cabello, alborotándolo un poco. Decido entrar en razón. Había tomado mucho y mi visión cada vez estaba más mareada.
—Está bien. Deja que le avise a Rita y Suz que me voy, tomo mis cosas y me llevas a casa. ¿Feliz?
—Muchísimo.
La vuelta a casa fue más incómoda de lo que esperaba. Al parecer, ese beso dejó el ambiente algo tenso. Logan no dijo una sola palabra en todo el trayecto, pero creo que fue lo mejor. Quién sabe qué podría haber dicho yo estando un poco borracha.
Estaciona frente a mi casa.
—Gracias por traerme… y perdón por el beso —digo, sintiéndome algo avergonzada. Logan sonríe, esa sonrisa perfecta que le ilumina todo el rostro.
—De nada. Entra, hace frío —responde, alcanzándome un buzo del asiento trasero. Le devuelvo la sonrisa y decido bajarme. Él espera a que entre y, cuando lo hago, se va… pasando de largo su propia casa.
¿A dónde irá?
Decido meterme en mis asuntos y entrar a mi casa. Mañana será otro día.
°°°
La luz entra por la ventana, iluminando mi habitación. Miro mi celular: 8 A.M. Suspiro. Puede ser que ayer haya vuelto a no sé que hora, pero estos últimos días estuve demasiado relajada con el colegio.
Puede ser que mi vida amorosa sea un desastre, pero no voy a permitir tener un promedio bajo. No, mis calificaciones son el límite.
Me levanto de la cama con el dolor de cabeza y panza más insoportable del mundo. Ahora entiendo porque la gente dice que no es bueno tomar alcohol.
Bajo el agua caliente de la ducha, mi memoria comienza a refrescarse: cuando me saqué la camisa, la conversación con Nick, el beso con Logan… Sí, definitivamente no iba a volver a tomar una gota de alcohol en mi vida.
Trato de seguir mi día con la mayor normalidad posible. Cuando me levanté, el auto de Logan no estaba en su casa y sigue sin estar ahí luego de veinte minutos.
¿A dónde se habrá ido ayer? ¿Seguirá en el mismo lugar?
Decido hacer lo que cualquier chica haría en esta situación: reviso son las redes sociales. Stalkeo un poco su cuenta de Instagram y veo que uno de sus amigos subió una historia alrededor de las 5 A.M. que estaba todo el equipo de rugby reunido pero Logan no se encontraba en la foto.