Capítulo 1
De acuerdo, sé que hay muchas formas de comenzar a contar una increíble y emocionante historia de amor, pero la mía comenzó de una manera… particular.
Estaba en el instituto, cuestionando por qué demonios no me había quedado en casa viendo series y comiendo cereal del tazón más grande que tengo.
Y claro, como siempre, ya estaba en medio de una pelea antes del primer timbrazo.
Ni siquiera había alcanzado a cerrar mi cuaderno de matemáticas cuando todo se fue al carajo. Mi cuerpo esquivaba golpes como si estuviera en modo automático (lo cual sí, lo estaba). Ya ni me sorprendía, porque al parecer, tengo una habilidad innata para meterme en problemas… sin siquiera intentarlo.
Entonces, ¡pum! El puño de Kat aterrizó entre mi labio y la nariz.
—¡Hija de tu madre! —alcancé a escupir mientras me llevaba las manos a la cara. Podía saborear el metálico y desagradable sabor de la sangre en mis labios.
—¡Eso te pasa por meterte con mi novio! —gritó ella, con los ojos brillando de furia y la mano aún en posición de ataque, como si estuviera en un videojuego de lucha.
—¿¡Qué!? ¡¿Qué parte de “ni siquiera sabía que tenían algo” no entendés?! —le respondí entre dientes. Mi labio palpitaba como si tuviera su propio corazón.
Miren, yo sé cuándo puedo ganar una pelea. Esta no era una de esas veces. Kat era más alta, más fuerte y probablemente tenía una suscripción mensual al gimnasio, mientras que yo apenas me levantaba para no llegar tarde.
Intenté explicarle, juro que lo intenté, pero esta chica… ¡esta chica tenía menos comprensión lectora que una piedra!
Y cuando la vi dar un paso más hacia mí con esa mirada que decía “próximo round”, tomé la única decisión razonable: Corrí.
Sí, lo admito. Mis piernas reaccionaron antes que mi cerebro, y salí disparada por los pasillos como si me estuvieran persiguiendo zombis. Empujaba mochilas, esquivaba adolescentes despistados, incluso salté un par de mochilas tiradas que parecían obstáculos de parkour.
—¡No te vayas, cobarde! ¡Vení a resolver las cosas! —gritaba Kat detrás de mí, tan fuerte que probablemente la escucharon en el colegio de al lado.
—¡Resolver las cosas los pomelos! ¡Vos solo querés partirme la cara! —le respondí sin frenar, girando en seco hacia el salón de mi hermana. ¡Ella tenía que estar saliendo ya!
Saqué mi celular a toda velocidad mientras corría (cosa que, sinceramente, no recomiendo hacer) y marqué su número. Una, dos, tres... buzón de voz.
—¡¿Para qué tiene celular si nunca lo contesta?! —grité, esta vez al universo en general.
Sentía que estaba en una mala comedia romántica, de esas donde la protagonista termina con la nariz rota antes de conocer al chico. Porque sí, créanlo o no, esta historia es de amor… pero todavía estamos en la parte donde todo parece una pésima idea.
Veo como su cuerpo se asoma por el umbral del salón. Decido utilizarla como escudo humano, justo cuando Kat aparece y se planta frente Melany, mi hermana.
—¿Por qué estás tan acelerada? —me pregunta, sus ojos se desplazan a mi labio sangrado, —¿Qué te pasó en el labio?
Decido no contestarle, en vez de eso la empujo a ella y a su mejor amiga, Rita, para que me ayuden a sacarme a Kat de encima. Ey, que es mi hermana mayor, se supone que su trabajo es protegerme, ¿no?
Kat intenta pasar entre Mel y Rita, pero ella no se lo permite.
—¿Te corres? —le pregunta, poniendo una mano sobre el hombro de Melany, la cual Rita saca enseguida, —¿Y vos quién sos? —le pregunta, cambiando su atención.
—¿Eso es importante? ¿Por qué perseguís a esta chica? —le pregunta Rita.
—No es asunto tuyo, —le contesta Kat con una cara de superada.
Rita parecía que ya iba a saltar a pelearse con ella, pero mi hermana decide interrumpirla, —Es mi hermana, así que sí, es asunto mío. Escucha, no sé quien sos ni que hizo mi hermana, pero, estoy segura de que no quieres que esto llegue a la directora, ¿no? Tengo una relación cercana con ella, estoy segura que si le digo que vi con mis propios ojos un caso de bullying, no le va a hacer mucha gracia.
Odio que use su relación con la directora para amenazar. Después me dicen acomodada, pero justo en este momento solo estaba pensando que era muy feliz de que Melany le pusiera los puntos a Katcita.
—¿Piensas que con esa estúpida amenaza vas a lograr algo? Tu hermana es una zorra, ¿por qué no le cuentas a tu hermana lo qué hiciste Suz? —ahora se dirige a mí, pero decido desviar la mirada al techo.
—¿Cómo la llamaste? —le pregunta Mel, dando un paso al frente, haciendo que Kat retroceda.
¡Ja! ¿Ahora quién tiene miedo eh?
—Amiga estás haciendo una escena, —le dice Rita, deteniéndola. Honestamente me hubiera gustado ver a mi hermana pelear, pero también agradecía las amenazas…supongo.
—¿Se puede saber qué está pasando? —la voz de un profesor me saca del trance. Kat parece un poco más preocupada por la situación.
—No pasa nada, solo estábamos hablando. No se preocupe, —le contesta mi hermana. El profesor parece convencido así que decide no intervenir. Puedo ver como el interés de los alumnos comienza a dispersarse.
—Salvada por la campana, —dice Kat, con una cara de muy pocos amigos. Después tendré que lidiar con eso…
Trato de escaparme del sermón que ya sé que se viene, pero fuí demasiado lenta. —Salvada una mierda, ¿por qué te perseguía esa chica? —me pregunta Mel junto a Rita.
Wow…las dos en mi contra, nada nuevo.
—¿Piensas contestarme? —me pregunta. Genial…ahora sí que no me va a dejar de preguntar.
La miro, —Está bien, pero no acá. Vayamos a un lugar un poco más privado, —les digo, caminando hacia unos bancos alejados de la multitud.
Ya sentadas, empiezo la conversación.
—De acuerdo, lamento casi meterte en problemas por mi culpa, pero esa chica está loca, ¿okay? Yo no le hice nada, bueno no directamente a ella...Es difícil de explicar...