La situación era emocionante. O bueno, por lo menos para mí lo era.
Pero solo fue eso. Un segundo que lo tuve cerca. Sentí como mis mejillas se enrojecían.
—¿Qué pasa? —me pregunta Stevan con una sonrisa.
—Cállate —le contesto, empujándolo con la mano aunque sabía perfectamente que alejarlo era lo último que quería hacer.
—Tranquila, solo bromeaba, no hay necesidad de recurrir a la violencia Astroff —me contesta de la forma más…amistosa posible. Sí, definitivamente el momento solo fue algo imaginario.
Miro entre los libros si el profesor ya se había ido. Al ver que ya no estaba, decido salir de la biblioteca. Ya era recreo y quería hablar con mis amigas. Necesitaba consejos.
—¿Ya te vas? —me pregunta Stevan, persiguiéndome por el pasillo. Asiento, tratando de no seguir la conversación. Por alguna razón me sentía triste.
No me malinterpreten, yo sé que mis sentimientos por Stevan son platónicos, pero hay veces como estas que realmente recuerdo que él solo me ve como una amiga.
—Nos vemos después —le contesto con una sonrisa que no llegaba a mis ojos. No llegué a ver su reacción, simplemente se quedó parado mientras yo continuaba caminando. ¿Acaso fui muy fría?
Ver las sonrisas de Josie y Lola realmente me hizo sentir mejor. Se encontraban en los lockers, sacando y guardando libros.
—¡Ahí estás! —exclama Josie sonriéndome—La profesora preguntó por vos y Stevan. ¿Dónde estabas?
Estaba a punto de explicar toda mi situación, pero fui interrumpida por Lola, que tenía mala cara —Te tengo noticias —me dice—. Antes de que digas o mates a alguien, lo dijeron solo para poder rescatarlos y que la profesora dejara de indagar.
—¿Qué pasó?
—Bueno, Chris y Peter y no sabían dónde estaba Stevan, pero nosotras tampoco sabíamos dónde estabas vos. Como la profesora no dejaba de preguntar, Peter le dijo que bueno…ustedes dos…
—Que seguro se habían ido para hacerlo en algún lado porque son…¿cómo lo dijo? ¡Ah sí! Adolescentes hormonales sin control —termina el relato Josie.
Esto tiene que ser una maldita broma.
—¿Y la profesora dejó de preguntar? —ambas asintieron. Bueno por lo menos mentir sobre eso sirvió de algo— Bueno en ese caso…
—Hay otro problema —me vuelve a interrumpir Lola, poniendo una mano sobre mi hombro.
—¿Otro? ¡Las dejé solas dos segundos! ¿Cómo es que ya haya problemas?
—Ejem…muchos de la clase ,que aparentemente no tienen cerebro, se lo creyeron y bueno…ahora dicen por ahí que vos estás con los dos al mismo tiempo. Ya sabes..Stevan y ese tal Matías de quinto.
—¡¿QUÉ?! —ahora sí me iba a agarrar algo —¡Pero si hace semanas no tengo contacto físico con alguien del sexo masculino! —llevo mis manos a mi cabeza. Iba a tener un paro cardíaco seguro, mi corazón pasó por mucho hoy y ni siquiera estoy cerca de terminar el día.
Josie y Lola se miran, seguramente pensando que este va a ser mi punto quiebre.
—Yo que vos habló con Matías. Aparentemente le preguntaron y él no dijo que no..pero tampoco que sí.
Okey entonces primero tengo que hablar con Matías y conseguir que deje de evadir preguntas y simplemente diga que no pasa nada entre nosotros. Después les contaré a Josie y Lola sobre mi momento con Stevan. Eso puede esperar, lo que no puede esperar es que yo me entere el día de mañana que estoy en una relación que es inexistente.
—Vamos —les digo a las dos, tomándolas de los brazos y poniéndolas a mi lado.
—¿A dónde vamos exactamente?
—A donde sea que estén los de quinto para que Matías deje de decir estupideces.
—Tengo un mal presentimiento…—dice Lola.
Josie la mira —Amiga, yo también.
Caminamos por los pasillos hasta dar con el patio. Admito que estaba un poco intimidada por ir a hablar con él, más enfrente de sus amigos. Pero por suerte Lola y Josie me aseguraron que se quedarían a mi lado. Podía tal vez sentirme intimidada pero…está en juego mi orgullo. Además, no quiero volver a pasar por un interrogatorio con Stevan. Una vez fue suficiente.
Los chicos de quinto estaban sentados en la mesa y en el banco como si fueran las personas más relajadas del mundo. En cierta forma era verdad: los de cuarto somos como los pequeños de los grados superiores, mientras que los de último año ya tienen preocupaciones sobre el futuro y demás. Ellos...son como un intermedio.
Eran un total de siete personas: cuatro estaban sentadas en la mesa y otros tres en el banco de abajo, hablando y riéndose.
Uno de los chicos hace contacto visual conmigo y lo empuja a Matías, quien se levanta y camina directo hacia mí.
—¡Amor! —me dice. ¿Qué? Se acerca y me abraza.
—¿Qué haces? —le pregunto tratando de quitarlo de encima.
—¿Cómo que hago? ¿Acaso no puedo abrazar a mi novia?
Estuve cerca en refutar todo pero no fui lo suficientemente rápida. Matías toma mi cara entre sus manos y me besa. No voy a decir que fue un mal beso…¡No!
Me separo —¡Te hice una pregunta! ¡Vos y yo no estamos juntos! —exclamo, captando por fin su atención.
Matías parece sorprendido al rechazo, pero no iba a mentir sobre una relación y menos con él. Ahora si Stevan me lo pidiera…perdón, me desconcentré.
Vuelvo a la realidad. Él parecía no saber qué contestar —Pero…pensé que eso querías.
—¿Cómo es posible que quiera eso?
—¿Me vas a decir en serio qué no te sentís ni un poco atraída a mí?
Lo miro de arriba a abajo —Bueno nunca dije eso…
—¡Exacto! Vos sos linda, yo soy lindo. Somos perfectos juntos.
—Salimos una vez. Solo una vez. ¿No te parece como…mucho esto? —le digo. Y era verdad. Salimos solo una vez juntos y fue por una fiesta. Necesitaba que alguien me llevara y él se ofreció. Pero no pasó nada. No entiendo todo este caos.
Vuelve a parecer confundido —¿Y si te beso otra vez sin que me empujes? Tal vez así puedes ver si esto puede funcionar…
¿Acaso es estúpido? Lo vuelvo a empujar al ver que se intenta acercar. Josie y Lola se acercaron, pero la persona que lo empuja es otra: Stevan.