Secretos del Corazón

Capítulo 10

Pasan los días y Stevan no me dirige la palabra. El silencio entre nosotros se vuelve insoportable, como un peso que me aplasta el pecho. No dejo de preguntarme si hice lo correcto… o si simplemente lo arruiné todo.

Logan insiste con su plan de los celos, pero yo ya ni sé si eso tiene sentido. Nada lo tiene. Odio todo en este momento. Ojalá nunca hubiera subido a ese cuarto, nunca me hubiera emborrachado así. Quiero volver atrás, regresar a cuando todo era más simple. Antes de este desastre de emociones que no puedo controlar.

Y sin darme cuenta, llega el día de la famosa fiesta. Justo el día que menos ganas tenía de salir.

—No sé, no tengo ánimos —le digo a Lola.

Ella me mira con preocupación. —Hace días que estás así, apagada. Ir podría ayudarte a despejarte un poco. Pero si preferís, armamos noche de pelis y pochoclos.

Sonrío ante la idea de quedarnos tranquilas en casa. —Lo voy a pensar, te aviso cualquier… ¿qué está pasando? —me interrumpo al ver gente corriendo hacia la salida del colegio.

Detengo a una chica que pasa a mi lado. —¿Qué ocurre?

—¿No escucharon? ¡Nick se volvió loco, está peleando con unos chicos! —responde, apurada.

Lola y yo nos miramos y salimos corriendo. Cuando llegamos, la multitud ya está alborotada y apenas logro ver un fragmento de la escena. A lo lejos, distingo a Logan y Mel alejándose juntos.

Por lo menos a él las cosas le funcionan.

Maldigo para mis adentros. Una punzada extraña me recorre el cuerpo, ganas de largarme a llorar sin razón aparente. Me despido rápido de Lola —no quiero que me vea así— y me adentro en el colegio a buscar mis cosas.

Camino apretando los labios, tratando de contener las lágrimas, pero la presión dentro de mí es insoportable. Apoyo la espalda contra los lockers, sintiendo cómo mi respiración se acelera, cómo mis ojos arden y finalmente dejo que todo salga. El pasillo está vacío, así que me permito quebrarme. Llorar por todo lo que llevo acumulado en el corazón.

Mis piernas se debilitan y termino en el suelo. Los sollozos retumban en el silencio hasta que escucho pasos acercarse. La persona se detiene frente a mí y se agacha para mirarme mejor.

Me limpio las lágrimas a toda prisa, intentando recomponerme. —¿Se te olvidó algo? —pregunto, poniéndome de pie con vergüenza.

Stevan sigue mis movimientos con su mirada, cruzado de brazos. Luego se acerca y, con un gesto inesperado, pasa los pulgares por mis mejillas. El contacto me estremece, un cosquilleo recorre mi cuerpo.

—Sí —murmura.

Y antes de que pueda reaccionar, me besa.

Un beso lento, suave, inocente. Dulce, como si hubiera estado guardado todo este tiempo solo para mí.

Pero eso dura poco.

Podía sentir las ganas que tenía de besarlo, de olvidarme de esta pelea, de toda esta semana. Quería sentirlo. Quería estar con él.

Ya no me importaba nada. Era insoportable no tenerlo en mi vida y solo fueron unos días.

Comienzo a acelerar el beso, volviéndolo más rudo. Stevan no se queda atrás. Rápidamente responde a mis movimientos y posa sus manos en mi cadera, atrayéndome más contra él.

Chocamos contra los lockers. El beso se intensifica, mis manos alborotando su cabello.

Rompo el beso. Su respiración era acelerada. Una sonrisa se planta sobre sus labios.

—Stevan yo…

—No puedo ser tu amigo—me dice—, no puedo y no quiero. Como tampoco puedo olvidar lo que pasó en la fiesta. O mis celos al verte con otro chico. No puedo evitar sentirme como me siento cuando estoy con vos.

—Stev, sentís algo por…

—Es que no entiendes. Era algo platónico, irreal. Podemos hablar de eso cuanto quieras pero yo…quiero esto—me dice trayendo sus manos a mi rostro —,quiero estar con vos. Mis ganas de tenerte son insoportables.

No sé qué decir. No tengo idea que contestar. Así que lo beso. Y decido creer, creer que esto es real.

Stevan responde el beso, de manera casi hambrienta.

Somos interrumpidos por un ruido. Genial, lo último que necesito es un video mío y de Stevan basándonos en el colegio…

—Voy a fijarme que sucede. ¿Nos vemos más tarde? —asiento. Él me sonríe y se va a fijarse que era ese ruido encaminado hacia la biblioteca.

¿Acaso me quedé muda?

Salgo al estacionamiento con mis cosas, esperando encontrar a Mel, pero no la veo por ningún lado.

Decido ir para el lado donde Logan y Melany habían ido. Mínimo recorro los pasillos por unos cinco minutos, caminando lo más rápido posible hasta que llego a la enfermería. Veo como Logan y ella parecían tener una conversación bastante…íntima. Así que decido no interrumpir y vuelvo por donde venía. Pero no fui tan rápida, Nick me había visto.

—Suz, ¿viste a Mel? Necesito hablar con ella antes de irme —me pregunta, casi desesperado.

—Emm, no, no la ví. Perdón.

Nick ve el camino por donde vine. Sus ojos recorren mi rostro.

—¿Está con él? —arranca a caminar. Intento detenerlo, pero mis intentos eran inútiles.

—¡Nick para! —exclamo. Él me empuja, apartándome del camino.

Mierda, la que me espera…

No sabía que hacer. Quería esperar a Stevan y al mismo tiempo correr y escapar de la situación. Pero también quería ver a Mel, Logan y Nick y ayudarla a salirse de esta…pero la veía complicada.

La forma en la que Logan me hablaba de Mel, de como se siente cuando está con ella. Sí, está completamente enamorado.

Quién diría que Logan Astroff podía enamorarse.

Pido un Uber y me voy del colegio. Entre estar cansada y con tantos sentimientos encontrados, decido irme.

Al llegar a mi casa, mis padres me saludan con una cálida bienvenida. Les devuelvo el gesto y decido prender el celular al acostarme en mi cama.

2 llamadas perdidas de Melany.

Voy a morir. Al tercer intento atiendo, esperando el insulto de mi vida.

—Estoy en casa, tranquila —digo rápido, esperando que eso me salve un poco de la situación.




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