Durante tres lunas estuvimos teniendo esa rutina hasta llegar a una gran muralla de piedras.
-Am...mi querida jefa, ¿usted sabría decir que hace tan lejos de la aldea semejante fortaleza?
-No, Miya...no tengo ni idea.
Decidimos escalarla con unos ganchos que me había traído cuando una flecha se clava en la pared al lado de mi cabeza.
En ese momento Miya y yo entramos en modo defensa y vemos dos figuras grandes acercarse por lo que sin pensar activo la brisa y las tiro. Miya se queda atónita y las ata enseguida. Al poco tiempo estas sospechosas se despiertan.
-Dios...¿Ceres que ha sido eso?
-No lo se Ares, no lo se.
Miya y yo nos asustamos y ella se quedó detrás de mi. Tenían la voz muy grave, deben de estar enfermas.
-Mmm, Ceres...soy yo o me he quedado ciego.
-Ares, a veces me pregunto si tienes cerebro. Tenemos malditas vendas.
-Ah, claro. Era una prueba, y la has pasado claramente.
Miya le quita la venda al primero.
-Ceres...ayuda...
-¿Qué pasa Ares?
-Ceres...ayuda...
Esa última voz ha sonado bastante femenina.
Miya procede a quitarle la venda a la otra persona.
-Argh, Ares estas bie...n.
Nos miran entre sorprendidas y temerosas.
-Lynn...estas chicas son como...muy grandes digo yo.
-Uno; no somos chicas, dos; gracias he estado haciendo gimnasio.
-Y si no sois chicas ¿qué sois?, ¿Momias?
-¿Chicos?-dice la segunda persona.
-¿Chicos?- preguntamos ambas.
-Sí, chicos. ¿Nunca habéis visto unos hombres o que?
Dice el primero mientras se rie.
-No, la verdad es que nunca habíamos escuchado semejantes criaturas. O quizás sí y me dormí en clases.
-No Miya, no te equivocas, ni en que nunca habíamos escuchado hablar de "chicos" y sí te dormías en clases.
-Podrían soltarnos.
-Podríamos.
-¿Podríais?
- Puede.
-Te digo yo que no puedes.- me dice mientras sonríe.
-Sí puedo, que no quiera es otra cosa. No se que tan peligrosas podéis ser, ya que es la primera vez que oigo "chicos".
-No es por ofender, pero nuestro adjetivo es "peligrosos" con "o". Somos hombres.
-Ares callate.
-Pero Ceres, no es justo.
-Miren señoritas...
-Miya.
-... Lynn.
- Señoritas, Miya y Lynn, mi compañero y yo estamos de patrulla y da la casualidad de que nos hemos perdido en este frondoso bosque. ¿Podrían ayudarnos en vez de reducirnos?
- ¿Y como sabemos nosotras que ustedes son de fiar?
-No llevamos armas encima y estamos perdido y requerimos su ayuda para salir de aquí.
Miya me agarra del brazo y me aparta de ellos. Mientras susurra razones por las que ayudarlos y razones por las que no. A mi me llama la atención el pelo negro, que se, por que así lo ha llamado su compañero, que se llama Ceres.
Tiene algo que resalta.
Miya y yo nos miramos y al final decidimos soltarlos. Preparadas por si había que luchar otra vez.
-¡Ja!, Era mentira si tenemos armas.
-Ares cállate, tenemos arcos pero no flechas.
-Mierda...
-Gracias señoritas, queríamos disculparnos por nuestra imprudencia y desconfianza.- Dice mientras hace una reverencia.
-Pero Ceres que ha...- Ceres lo corta obligándolo a hacer la reverencia también.
- ¡Eso, inclinaos ante su nueva jufa arbolada!
- Se dice jefa, y ya no estamos en la aldea. No hace falta que me llames asi.
- Bueno, nosotros nos llamamos; Ceres y Ares, respectivamente.
- Ya nos hemos dado cuenta. Ya.
- Nos ayudarían a salir de este bosque y volver a la civilización?
- A la que?
Miya me mira como si yo supiera lo que es eso.
- A mi que me miras, yo no tengo ni idea.
- ¿No sabéis que es una civilización?
- ¿Vivís bajo una piedra?
- Cállate, solo no sabemos a que os referís.
- ¿A no? Y eso definitivamente no es raro. Que no sepais que es una civilización.
- Es un sitio, donde vive gente.
- Ah, osea una aldea.
- Eh...sí algo así pero no sabía que aun habían aldeas. Pensaba que todas se habían unificado en ciudades.
- ¿Ciudades?
- No sabéis lo que son?
- No.
- Tampoco vais vestidas como si lo supierais.
Ceres le da un codazo.
- Oye! Pero tengo razón.
- El caso... nos ayudarían?
- A cruzar el bosque?
- Sí.
- No.
Ambas sospechosas se quedan calladas, intercambian unas miradas antes de hablar.
- Por que?
- No sabemos.
- Ni siquiera sabíamos que estaba esta... muralla.
- Comprendo...
La que se llama Ares mira incrédula a su compañera.
- ¿Como que comprende señor?
- Están en las mismas que nosotros Ares.
- Pero si tenían ganchos para saltar.
- Que no sepa la zona no significa que no vaya preparada. Tengo de todo, chica.
- Chico.
Puntualiza.
Ruedo los ojos y me cruzo de brazos.
- El caso... podemos trabajar juntos, los 4.
Miya y yo nos miramos. Questionandonos sus palabras.
- Juntas? Las 4?
- ¡Los!
Parece que a la chica que se llama Ares le incómoda que la llamemos chica...
- ¿Que buscáis vosotras?
- ¿Nosotras?
No lo habiamos pensado, no habíamos pensado nada. Solo quería huir de esa maldita alde.
- Libertad.
Suelta Miya, mientras se agarra de mi brazo.
- Ya veo... y también he observado que se os da muy bien pelear.
- O a vosotras muy mal.
- ¡Vosotros! Con "o". No es tan dificil chicas.
- Callate, Ares. Claro que es difícil. Por lo que parece no han tenido ningún contacto con el exterior.
La verdad, Miya y yo nos reimos por lo bajo, esto si era divertido.
- Me parece bien, hagamos equipo, pero mando yo.
- ¿Tú? ¿Una mujer?
- Ares, cierra el pico.
- Pero, señor. ¿De verdad cree usted que esta niñata que no parece tener más de 15 años, va a mandarnos?
- Pues te recuerdo que nos han inmovilizado. En tiempo récord.