Secretos: El secreto original.

Capítulo 8

Durante tres lunas estuvimos teniendo esa rutina hasta llegar a una gran muralla de piedras.

-Am...mi querida jefa, ¿usted sabría decir que hace tan lejos de la aldea semejante fortaleza?

-No, Miya...no tengo ni idea.

Decidimos escalarla con unos ganchos que me había traído cuando una flecha se clava en la pared al lado de mi cabeza.

En ese momento Miya y yo entramos en modo defensa y vemos dos figuras grandes acercarse por lo que sin pensar activo la brisa y las tiro. Miya se queda atónita y las ata enseguida. Al poco tiempo estas sospechosas se despiertan.

-Dios...¿Ceres que ha sido eso?

-No lo se Ares, no lo se.

Miya y yo nos asustamos y ella se quedó detrás de mi. Tenían la voz muy grave, deben de estar enfermas.

-Mmm, Ceres...soy yo o me he quedado ciego.

-Ares, a veces me pregunto si tienes cerebro. Tenemos malditas vendas.

-Ah, claro. Era una prueba, y la has pasado claramente.

Miya le quita la venda al primero.

-Ceres...ayuda...

-¿Qué pasa Ares?

-Ceres...ayuda...

Esa última voz ha sonado bastante femenina.
Miya procede a quitarle la venda a la otra persona.

-Argh, Ares estas bie...n.

Nos miran entre sorprendidas y temerosas.

-Lynn...estas chicas son como...muy grandes digo yo.

-Uno; no somos chicas, dos; gracias he estado haciendo gimnasio.

-Y si no sois chicas ¿qué sois?, ¿Momias?

-¿Chicos?-dice la segunda persona.

-¿Chicos?- preguntamos ambas.

-Sí, chicos. ¿Nunca habéis visto unos hombres o que?

Dice el primero mientras se rie.

-No, la verdad es que nunca habíamos escuchado semejantes criaturas. O quizás sí y me dormí en clases.

-No Miya, no te equivocas, ni en que nunca habíamos escuchado hablar de "chicos" y sí te dormías en clases.

-Podrían soltarnos.

-Podríamos.

-¿Podríais?

- Puede.

-Te digo yo que no puedes.- me dice mientras sonríe.

-Sí puedo, que no quiera es otra cosa. No se que tan peligrosas podéis ser, ya que es la primera vez que oigo "chicos".

-No es por ofender, pero nuestro adjetivo es "peligrosos" con "o". Somos hombres.

-Ares callate.

-Pero Ceres, no es justo.

-Miren señoritas...

-Miya.

-... Lynn.

- Señoritas, Miya y Lynn, mi compañero y yo estamos de patrulla y da la casualidad de que nos hemos perdido en este frondoso bosque. ¿Podrían ayudarnos en vez de reducirnos?

- ¿Y como sabemos nosotras que ustedes son de fiar?

-No llevamos armas encima y estamos perdido y requerimos su ayuda para salir de aquí.

Miya me agarra del brazo y me aparta de ellos. Mientras susurra razones por las que ayudarlos y razones por las que no. A mi me llama la atención el pelo negro, que se, por que así lo ha llamado su compañero, que se llama Ceres.

Tiene algo que resalta.

Miya y yo nos miramos y al final decidimos soltarlos. Preparadas por si había que luchar otra vez.

-¡Ja!, Era mentira si tenemos armas.

-Ares cállate, tenemos arcos pero no flechas.

-Mierda...

-Gracias señoritas, queríamos disculparnos por nuestra imprudencia y desconfianza.- Dice mientras hace una reverencia.

-Pero Ceres que ha...- Ceres lo corta obligándolo a hacer la reverencia también.

- ¡Eso, inclinaos ante su nueva jufa arbolada!

- Se dice jefa, y ya no estamos en la aldea. No hace falta que me llames asi.

- Bueno, nosotros nos llamamos; Ceres y Ares, respectivamente.

- Ya nos hemos dado cuenta. Ya.

- Nos ayudarían a salir de este bosque y volver a la civilización?

- A la que?

Miya me mira como si yo supiera lo que es eso.

- A mi que me miras, yo no tengo ni idea.

- ¿No sabéis que es una civilización?

- ¿Vivís bajo una piedra?

- Cállate, solo no sabemos a que os referís.

- ¿A no? Y eso definitivamente no es raro. Que no sepais que es una civilización.

- Es un sitio, donde vive gente.

- Ah, osea una aldea.

- Eh...sí algo así pero no sabía que aun habían aldeas. Pensaba que todas se habían unificado en ciudades.

- ¿Ciudades?

- No sabéis lo que son?

- No.

- Tampoco vais vestidas como si lo supierais.

Ceres le da un codazo.

- Oye! Pero tengo razón.

- El caso... nos ayudarían?

- A cruzar el bosque?

- Sí.

- No.

Ambas sospechosas se quedan calladas, intercambian unas miradas antes de hablar.

- Por que?

- No sabemos.

- Ni siquiera sabíamos que estaba esta... muralla.

- Comprendo...

La que se llama Ares mira incrédula a su compañera.

- ¿Como que comprende señor?

- Están en las mismas que nosotros Ares.

- Pero si tenían ganchos para saltar.

- Que no sepa la zona no significa que no vaya preparada. Tengo de todo, chica.

- Chico.

Puntualiza.

Ruedo los ojos y me cruzo de brazos.

- El caso... podemos trabajar juntos, los 4.

Miya y yo nos miramos. Questionandonos sus palabras.

- Juntas? Las 4?

- ¡Los!

Parece que a la chica que se llama Ares le incómoda que la llamemos chica...

- ¿Que buscáis vosotras?

- ¿Nosotras?

No lo habiamos pensado, no habíamos pensado nada. Solo quería huir de esa maldita alde.

- Libertad.

Suelta Miya, mientras se agarra de mi brazo.

- Ya veo... y también he observado que se os da muy bien pelear.

- O a vosotras muy mal.

- ¡Vosotros! Con "o". No es tan dificil chicas.

- Callate, Ares. Claro que es difícil. Por lo que parece no han tenido ningún contacto con el exterior.

La verdad, Miya y yo nos reimos por lo bajo, esto si era divertido.

- Me parece bien, hagamos equipo, pero mando yo.

- ¿Tú? ¿Una mujer?

- Ares, cierra el pico.

- Pero, señor. ¿De verdad cree usted que esta niñata que no parece tener más de 15 años, va a mandarnos?

- Pues te recuerdo que nos han inmovilizado. En tiempo récord.



#2073 en Fantasía
#387 en Magia
#2677 en Otros
#252 en Aventura

En el texto hay: magia y amor

Editado: 12.09.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.