Secretos en la oficina

Capitulo 22: Problema

Han pasado cinco días desde que encontré mi apartamento destrozado, Will y yo tuvimos que ir a declarar lo sucedido ese día y responder las preguntas de los oficiales a cargo del caso. Según éstos, tal parece que los que entraron fueron varías personas especializadas en el allanamiento de lugares, no dejaron huellas o algún rastro, solo destrozaron todo pero sin dejar nada que diga quienes fueron.

Hoy me encontraba en la empresa esperando la hora del almuerzo pues no he comido bien en éstos días y ahora mi estómago me estaba cobrando factura.

—Lo que daría por saber que pasa dentro de esa cabeza —dice William causando que salte del susto

—Me asustaste Will —digo mirándolo molesta y él sonríe antes de acercarse

—Lo siento —llega a mi escritorio y gira mi silla para luego ponerse de cuclillas frente a mí — ¿Qué pasa? —pregunta y dejo de verlo

—Nada —respondo y el suelta un suspiro

—Siena no me mientas, se qué te pasa algo ¿Qué pasa? ¿Qué está mal? —pregunta y sujeta mi cara entre sus manos para ver mis ojos, los cuales están reteniendo un mar de lagrimas

—Todo, me siento como si estuviese en un abismo sin fondo de nuevo, no logro entender que es lo que está pasando por más que intento buscar una respuesta pero no entiendo, quien pudo estar en mi casa y destrozarlo todo, además no entiendo que buscaban —explico y unas lágrimas salen

—Odio verte así, daría todo lo que tengo por no verte nunca más con lágrimas en los ojos, triste y angustiada —acaricia mis pómulos y con sus pulgares quita las lágrimas de mi cara

—Eres lo único bueno que me ha pasado Will, no sé qué haría si algo te pasara por mi culpa o si te perdiera —susurro entre lágrimas y lo abrazo

—No me pasará nada Siena, y no te dejare, te amo pequeña —responde en mi oído mientras me abraza y el solo escuchar eso hace que una parte de mi miedo se esfume

Mi estómago suelta un ruido y entre risas William se separa de mí y me mira con una ceja alzada.

— ¿Hambre señorita Adams? —pregunta y asiento aún riendo

—Creo que al fin mi apetito volvió —digo y el suelta una carcajada

—Entonces no hagamos que se pierda de nuevo y vamos a comer algo —sonrío y asiento lo cual le saca una sonrisa

Will vuelve a su oficina a buscar sus cosas mientras yo recojo las mías y lo espero cerca del ascensor pero él llega hasta donde estoy sin traer nada y en su rostro hay un gesto de disculpa.

—Lo siento cariño, tengo una junta de emergencia y no podre almorzar contigo —dice con un gesto triste que me sienta mal en el corazón

—Hey no importa, cenamos juntos, tengo en mente la comida perfecta —hablo y él sonríe para luego asentir con la cabeza

—Me parece perfecto, espero tengas una gran comida —deja un beso en mi cabeza y luego un casto beso en mis labios

Me separo de él y luego de darle una sonrisa camino al ascensor de nuevo y bajo a la primera planta donde Aylen me sonríe desde su lugar de trabajo y se lleva un bocado de su ensalada de frutas a la boca, la saludo y salgo de la empresa, parece que hoy comeré sola.

Camino por las calles transitadas de la ciudad que están abarrotadas a máxima capacidad al ser hora pico, es hora de que muchos salgan a almorzar así que paso por un restaurante y el delicioso aroma que sale de éste me hace la boca agua por lo que entro y tomo una mesa cerca de la ventana, un chico llega y luego de pedir mi comida poso mi vista en la ventana. Observo a las personas caminar pero entonces me congelo al ver a alguien caminar de manera relajada, ajito mi cabeza y luego de frotar mis ojos vuelvo a ver y me llevo las manos a la boca.

—No puede ser —susurro y lo miro caminar calle abajo por lo que no lo pienso dos veces y corro ignorando al mesero que llega con mi orden

Corro y busco pero no lo veo, miro por todos lados pero no hay rastros de Charlie, por mi mente pasa la idea de que solo fuera una alucinación pero parecía muy real para serlo y entonces pienso que quizás confundí a un chico con él.

—No puede estar vivo, yo misma vi su cuerpo —digo y negando con la cabeza y corro por las calles rumbo a casa de Will

**

Reviso por milésima vez la copia de la autopsia que le hicieron a Charlie en busca de una explicación pero no lo entiendo, los fantasmas no existen y dudo que reviviera, quizás solo es mi mente jugándome bromas o el estrés por lo sucedido en el apartamento.

—Hasta que te encuentro, me tenías preocupado Siena —dice William entrando por la puerta de la habitación y grito del susto

—Deja de aparecer de la nada sin avisar —suelto en un gruñido

— ¿Eso es todo? ¿No me vas a explicar por qué no regresaste a la empresa? Me tenías preocupado, saliste para no regresar más y tu teléfono me manda a buzón —habla y eso hace que respire y lo mire

—Lo siento, solo...—hablo pero me interrumpe quitándome el informe de las manos

— ¿Qué haces leyendo el caso de Charlie y su autopsia? —pregunta y bajo la cabeza sin saber si decirle lo que vi en el almuerzo — ¿No vas a decirme? ¿Siena? —cuestiona y suelto un suspiro




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