Era una fuerte nevada, apenas si era posible mirar más allá de un metro.
Corría sin rumbo fijo sintiendo como la nieve, el gélido viento quemaba la piel de mi rostro y parte de mis brazos.
Conforme mas avanzaba la nevada parecía ceder, me detuve nuevamente y llame hacia la nada esperando que alguien me respondiera, pero no había nadie.
Continúe caminando sin rumbo con mis manos extendidas para evitar golpearme contra lo que estuviera delante de mí, pues aunque la nevada y el viento habían cesado de modo considerable mi vista continuaba bloqueada por una extraña niebla tan blanca como la misma nieve.
-¡Alguien responda por favor!-suplique mientras avanzaba con paso tembloroso.
No hubo respuesta.
Me quede parada sobre la nieve, frotando mis manos sobre mis brazos para intentar entrar en calor, pero no parecía dar resultado.
-Debo seguir avanzando-me dije
Pero... ¿hacia dónde?
De pronto un destello apareció delante de mí; al principio pensé que se trata de la neblina jugando una mala broma otra vez pero mientras más me acercaba me di cuenta de que aquella luz se intensificaba conforme avanzaba hacia ella.
No lo pensé, solo camine y mientras me movía hacia el destello, este titilaba cada vez mas fuerte lo cual por alguna extraña razón llamo mi atención.
De un momento al otro pase de estar caminando a estar corriendo tras aquella luz; podía sentir como mi respiración se agitaba al igual que los latidos de mi corazón, mis mejillas y mi nariz estaban cálidas por dentro, pero el viento las helada por fuera, podía ver el vaho saliendo de mis fosas nasales y mi boca mientras corría.
De pronto una fuerte ventisca se desato y el destello empezó a perderse entre el viento y la nieve, lo cual aumento mi desesperación por alcanzarla pero conforme avanzaba, aquel brillo adoptaba distintas tonalidades, como si no quisiera que lo perdiese de vista.
-¡Espera!-suplique
Pero la ventisca se hizo mas y mas fuerte; el viento revolvía mi cabello con ferocidad al igual que la tela de mi pijama –un short aguamarina y una playera de tirantes- se sacudía haciendo que jirones de viento frío envolvieran mi cuerpo de forma desenfrenada.
Me detuve e intente proteger mis ojos con las manos con la esperanza de poder ver mas allá pero solo observe nieve cayendo como si fuese lluvia tropical.
-Por aquí...-susurro una voz femenina
-¿Qué?
-Es por aquí.
Antes de que pudiese darme cuenta de lo que sucedía, la ventisca a mi alrededor se desvaneció y dio paso a una figura humanoide que me rebasaba en estatura.
Con cautela me acerque al extraño ser para mirar su rostro pero la neblina invernal que me había acosado durante mi fallido intento por alcanzar aquel destello no me permitía ver su cara.
-¿Hola?
Me acerque para verlo mejor, pero esa maldita no parecía tener intenciones de ceder en su totalidad, por lo que me posicione a un lado suyo en un intento por ver al humanoide mejor pero todo lo que pude contemplar de su ser fue que se trataba de un joven –quizás dos o tres años mayor que yo-, al rebasarme en estatura me vi obligada a plantarme delante suyo y por fin obtuve una vista mejor:
Su cabello es de color castaño y le cae hasta los hombros, es muy delgado de sus piernas peludas y su estomago pero sus brazos parecen tener cierta musculatura, no logro ver sus ojos o el resto de su semblante aunque puedo percibir cierta seriedad en él.
Insisto en hablarle pero no parece importarle mi presencia pues hay algo más que capta su atención, él mira fijamente hacia mis espaldas.
Me di la vuelta para saber que observaba pero todo lo que había frente a mi era un lago de hielo donde yacían otras dos figuras que parecían estarse preparando para un combate.
-Si pierde entonces todo acabara.-Susurro el joven
-¿A qué te refieres con que todo acabara?-pregunto sin quitar la vista del lago
De pronto extiende su mano y deja al descubierto su palma, en ella yace una pequeña perla que sobresale de su piel y comienza a titilar como la luz que vi momentos antes de encontrarme con él.
Aquel brillo se va intensificando mientras el joven mantiene su mano extendida hacia mí
¿Qué debo hacer? ¿Acaso quiere que pose mi mano en la suya o algo así?
De pronto el viento se impregna del dulce olor de la uva y el jazmín provocando que el chico retire su mano y vuelva su vista de nuevo hacia el lago de hielo, no puedo ver sus ojos pero su preocupación es evidente.
-¿Qué sucede?-pregunto incrédula mientras dirijo la vista hacia la misma dirección.
En el lago hay dos esferas de energía que rodean a los contendientes, una de ellas es roja como el fuego mientras que la otra es de un color gris metálico, de pronto los peleadores se lanzan al ataque moldeando aquellas esferas a voluntad creando látigos, lanzas, flechas e incluso barreras que se destrozan en mil pedazos como si fuesen vidrio.