Era una tarde lluviosa en el municipio de Salamanca Gto.
A pesar de las calles inundadas muchos salmantinos intentaban cubrirse de la lluvia en sus autos, con sus sombrillas y en algunos locales.
Sin embargo para los salmantinos que tenían que caminar entre las corrientes de agua que cubrían las calles era una batalla para sus piernas y sus ojos -sin mencionar el frío-
Aquella tarde cuando llegue a la ciudad todo lo que deseaba era llegar pronto a casa pero al ver la inundación supe que esa sería una larga tarde.
Pero por suerte yo no era el único que pensaba lo mismo.
El tráfico se había vuelto tan lento por la lluvia que el conductor del taxi y yo nos pusimos a conversar para pasar el rato.
Siéndoles franco, la conversación con aquel hombre fue la charla más larga que había tenido con alguien desde mi partida.
Recuerdo claramente que me miro con sus ojos cafés a través del espejo retrovisor intentando leer mi expresión facial, sin embargo al percatarse de que yo también lo miraba, aparto la vista del espejo.
-Parece que la lluvia va a durar un buen rato.-Dijo el taxista observando su parabrisas
-No había llovido tanto desde la última vez que vine-dije de modo taciturno
-¿Que no es de aquí usted joven?-Pregunto dudoso
-Si soy de aquí pero hace mucho que me mude.
Como es costumbre en esa ciudad siempre que saben que te has ido por mucho tiempo nunca disimulan al preguntarte el porqué de ello.
Pero de no ser por esa curiosidad tan persistente que poseen los seres humanos, supongo que me habría quedado atrapado en aquel incomodo silencio al estar atorado en el tráfico durante más de una hora.
-¿Y hace mucho frío allá donde usted anda estudiando?-pregunto el taxista con su extraño acento.
-Pues...antes de venir si aunque de seguro anda cayendo aguanieve en la ciudad.
El hombre asintió como respuesta mientras miraba fugazmente mi rostro a través del espejo retrovisor.
-¿Oiga, acá les ha caído aguanieve?-Pregunte fingiendo curiosidad
El conductor me miro nuevamente a través del retrovisor y alzo la vista hacia el desgastado techo del auto en un intento de recordar, al cabo de unos segundos volvió a posar sus ojos en el espejo mientras sonreía abiertamente.
-No pos el año pasado como por diciembre si se soltó gacho el aguanieve, estuvimos como a 3 grados.- respondió luego de toser con fuerza.
-No pos si estaba muy frío entonces.- respondí con una sonrisa.
-Con decirle que hasta traía doble gorra y calcetín doble na más pa que se dé una idea del frío que hacía.-dijo el hombre con tono animado.
Nuestra charla acerca del clima duro aproximadamente una media hora hasta que el tráfico comenzó a retomar el ritmo y la lluvia cesaba.
Después de que pudimos avanzar hasta el centro de la ciudad el ritmo del tráfico se torno de nuevo lento, pero eso no me importo ya que mientras avanzábamos por las calles de aquel poblado yo iba contemplando los edificios y los bulevares que ahora tenían un aspecto deprimente por la lluvia y el cielo grisáceo.
Ver tal escenario me hizo recordar ese día...
-¿Ese día?-pregunto de pronto el taxista
Sobresalte de mi asiento saliendo de aquel trance que me provoco la nostalgia de ese recuerdo.
Mire al conductor y estuve por preguntarle si había dicho algo pero aquella pregunta se volvió un nudo en mi garganta y me abstuve de hacerle más charla de la que le había hecho desde que había salido de la central de autobuses.
Pero en un intento de relajar aquella tensión que se había generado de manera involuntaria el hombre volteo su rostro hacia mi mientras estábamos detenidos ante un semáforo en rojo.
-¿Y porque ha regresado para acá joven?-pregunto mientras me miraba
-Tuve que salirme de la escuela por un asunto familiar-admití
-¿O sea que se va a regresar para estar estudiando aquí?
Mi voz detono seriedad -y eso era, seriedad-, volví la mirada hacia la ventana contemplando con poco interés como los rayos lejanos se torcían como ramas luminosas en los nubarrones oscuros que anuncian más lluvia.
Tras aquel pesado silencio el taxista volvió su mirada a la calle pues el foco superior del semáforo había pasado de un color rojo a verde brillante, movió la palanca de velocidades y piso levemente el acelerador para continuar avanzando antes de que los conductores conglomerados detrás de nosotros comenzaran a pitar sus claxon en un burdo intento de superioridad.