Secretos en la Penumbra

Capítulo 7: Cristales Humanos

El crujir de hojas secas con el pasto y la tierra son nuestra mayor orquesta de fondo mientras un muchacho de entrados 17 años cualquiera corre sin rumbo fijo a través de la sierra huyendo de un grupo de siluetas siniestras con formas humanoides que lo perseguían desde varios kilómetros atrás.
La oscuridad comenzaba a hacerse más presente en la sierra pues el atardecer ya había llegado a su cauce, esto mostraba una gran desventaja para el muchacho perseguido pues sin poder ver nada y con una fuerte descarga de adrenalina que hacía que su cuerpo se moviera por instinto había un alto riesgo de no solo chocar con un árbol sino también de caer en una zanja y lastimarse pero eso no le importaba.
La única imagen que tenía en su mente que lo motivaba a correr era ver como dos hombres habían llegado por la tarde a la pequeña casa de laminas que durante 17 años llamo hogar. Ellos entraron sin ninguna dificultad pues la madre del muchacho ya entrada en edad pensaba que se trataba de turistas cualquiera que se habían perdido en la expedición grupal en algún punto del trayecto.
Su madre los invito a pasar y le dijo al muchacho que fuera a prepararles algo de tomar mientras charlaban.
No debió hacerlo...
Cuando salió a un riachuelo cercano con dos tasas de barro cocido sintió un escalofrió que le recorrió la espalda, en un inicio intento ignorarlo pero luego de un estruendo y un grito familiar las tasas de barro se resbalaron y desplomaron en el suelo al percatarse que el estruendo provenía de su pequeña vivienda.
Corrió con el corazón en la garganta y abrió lo que quedaba de la puerta de golpe.
El horror.
El interior de su casa lucia como si un tornado hubiera pasado con fiereza; los pocos platos rotos y regados mientras que sus camas estaban volcadas al igual que parte de la mesa y el horno donde calentaban sus alimentos y la fogata estaban esparcidos por el lugar. Cerca de la mesa volcada el muchacho vio las piernas de su madre, a su lado estaba uno de los hombres que había invitado a entrar, su piel se desgarro como cuando te quitas el pegamento seco de las manos, sus ojos se derritieron como cera de velas al rojo vivo y sus dientes tomaron la forma de afilados caninos –colmillos para ser más exactos- y lo que alguna vez ocupo sus ojos derretidos dio paso a dos cuencas inundadas en llamas rojas como el averno mismo.
El cuerpo del muchacho solo temblaba y no respondía a voluntad. Fue tal su horror que solo pudo observar como aquella nefasta criatura se acercaba a su madre horrorizada y la envolvía en su cuerpo líquido. Observo cómo fue cubierta de aguas espesas y oscuras –similar al alquitrán- mientras gritaba de dolor, agonía y desesperación, después no escucho nada mas pues sus piernas dejaron de moverse y fueron succionadas al interior de esas aguas. Segundos después la criatura regurgito un cristal de color rosa pastel de forma circular y destellante
Cuando el ser se percato de que se encontraba ahí en el umbral de la puerta se transformo en una niebla cambiante y oscura y el muchacho huyo rumbo a la carretera con la esperanza de encontrar ayuda.
La oscuridad dejo caer su manto en la sierra provocando que el muchacho cayera aun mas en desesperación sin embargo cuando su esperanza se activo al ver a lo lejos las luces de la carretera la sierra fue impregnada de un grito aterrador.

Después del enfrentamiento en la central camionera. Adalid y Arurak habían convencido a Michaela refugiar en su casa al viajero que horas atrás habían rescatado en la central camionera.
Temprano esa misma mañana Arurak llamo a su casa en Salamanca para informarles a sus padres que se encontraba en casa de Adalid en un maratón de anime junto con otros compañeros de su clase y que volvería una vez terminado el evento. Y claro al ser una gran hechicera y tener una tutora como Adalid fue más que sencillo hacer caer en esa ilusión a los padres de Arurak, haciendo que ella pudiese quedarse en Durango con toda comodidad y sin preocuparse.
Después de hablar con sus padres Arurak fue con Adalid a la pequeña sala donde yacían ella y el monje quienes curaban al viajero que hacía poco había recobrado la conciencia.
Mientras el monje calvo pasaba la bola de algodón bañada en alcohol sobre una de las heridas del antebrazo del viajero Adalid lo observaba fijamente. Arurak al percatarse de ello rompió el silencio con su siempre tan enérgica voz
-¡Listo! Ya le hable a mi madre. O sea que tenemos toda la semana para ver qué onda con esto.-Dijo mientras le agarraba el hombro a Adalid.
-Mírame.-Dijo Adalid con seriedad al muchacho y haciendo caso omiso a las palabras de su amiga
El viajero temeroso y conteniendo muecas de dolor por el ardor del alcohol que tocaba su piel herida levanto levemente la mirada para contemplar a la chica.
Por un segundo sus blancas mejillas se tornaron rosadas al ver que aquellos ojos violetas mostraban una profunda compasión...similar a aquella mujer que llamaba ama.
Bajo la mirada y siguió mirando como el monje curaba sus heridas.
-Mírame.-insisto de nuevo Adalid mientras le sujetaba la barbilla con delicadeza
Al levantar el rostro este quedo a la altura del de Adalid-lo suficiente como para morderse la nariz - el viajero miro de nuevo aquellos ojos violetas con mayor detenimiento.
-Tienen la misma mirada...-susurro
Adalid le soltó la barbilla-¿la mirada de quien?-pregunto con interés
-Alguien a quien solía servir hace mucho
-¿cual es tu nombre?-interrumpió Arurak



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En el texto hay: espiritual, suspenso y magia, accion y aventura

Editado: 11.01.2020

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