Secretos entre sombras

Cap7: Cuando todo parecía amor

🌸El viento había bajado su intensidad. La noche comenzaba a cubrir el cielo con un manto suave de estrellas, y las luces del jardín universitario encendían su cálida tonalidad ámbar. Sam y Aneth seguían sentados en la misma banca, más tranquilos ahora, pero aún con el corazón cargado de emociones no dichas.

Aneth tenía los ojos fijos en la nada, como si mirara a través del tiempo.

- ¿Quieres saber cómo conocí a Nick? - murmuró de pronto.

Sam asintió, curioso pero en silencio, sin presionar. Notó que su amiga hablaba como si sacara algo que llevaba años guardado.

- Fue cuando tenía catorce. Justo en el cumpleaños de mi mamá. Ella había organizado una fiesta algo grande, con vecinos, conocidos, y algunos familiares que hacía siglos no veía. Yo estaba aburrida, con ese humor de adolescente que siente que todo es innecesario.

- ¿Y él estaba allí? - preguntó Sam en voz baja.

- Sí. Él había llegado como un invitado sin sentido, mi prima y yo estuvimos jugando en la sala, el entro y nos hablo. Lo recuerdo perfectamente... porque parecía no encajar con nadie. No porque fuera raro... sino porque era muy elegante, muy tranquilo, como si no le importara caerle bien a nadie... excepto a mí.

Sam ladeó la cabeza, escuchando con total atención.

- Cuando lo vi, pensé: "él se va a ir en cuanto pueda". Pero no lo hizo. Se quedó toda la noche jungando en la terraza con nosotras. Y no se despegó de mi lado ni un segundo. Me habló de libros, de películas viejas, de cosas que yo creía que solo me gustaban a mí. Era como si me hubiera leído el alma.

La voz de Aneth se quebró un poco, y sus labios se curvaron en una mezcla de sonrisa nostálgica y dolor.

- Me enamoré, Sam. Me enamoré de la idea de que por fin alguien me veía. De verdad. Como si no fuera solo la hija de alguien, o una niña con buenas notas... sino alguien especial.

- ¿Y él también te decía eso? - murmuró Sam.

- Cada día. Me escribía cartas, me esperaba después del colegio. Iba a verme a jugar futsal, aunque no le gustara mucho el deporte. Me trataba como si yo fuera... su mundo entero.

- ¿Entonces... cuándo cambió? - preguntó Sam, bajando la mirada.

Aneth suspiró profundamente, dejando que su espalda se apoyara contra el respaldo del banco.

- No lo sé con exactitud. Fue como una grieta invisible que se hizo más grande con el tiempo. A veces me interrumpía, otras me hacía sentir culpable si no quería salir con él. Empezó a celarme con mis amigas. Decía que lo hacía porque me amaba... pero ya no se sentía como amor.

Se quedó en silencio unos segundos, y luego añadió con la voz rota:

- Lo peor es que, por mucho tiempo, pensé que era culpa mía. Que si cambiaba, él volvería a ser como aquel chico del cumpleaños de mi madre. Pero nunca volvió. Solo quedaba una versión de él... que sonreía para los demás y me controlaba a mí.

Sam la abrazó de nuevo, esta vez sin decir nada. No sabía exactamente cómo consolar a alguien con el corazón partido de esa manera... pero sabía escuchar, y eso, para Aneth, era suficiente.

- No quiero que tú pases por algo así, Sam. Por eso me pongo tan nerviosa. Eres tan bueno, tan puro, que cualquiera podría intentar aprovecharse de eso.

Sam sintió un leve temblor en el pecho. Por primera vez, las palabras de Aneth lo hicieron pensar con un poco más de profundidad en la forma en la que Nick lo miraba... lo tocaba el hombro... o lo elogiaba demasiado.

Y aunque aún no entendía del todo, sabía una cosa con certeza:

- Yo solo quiero estar donde me sienta seguro...

Aneth lo apretó un poco más contra sí, besándole suavemente la frente.

- Y yo me voy a asegurar de que siempre lo estés.

🌬️: Vaper, adolescentes y un intento fallido

La brisa nocturna seguía acariciando el jardín, y las luces tenues ya formaban sombras largas sobre el suelo

La brisa nocturna seguía acariciando el jardín, y las luces tenues ya formaban sombras largas sobre el suelo. Después de hablar de Nick, Aneth parecía respirar con un poco más de ligereza. Sam aún estaba acurrucado a su lado, con la cabeza apoyada sobre su hombro. Había silencio... pero de ese bonito, el que no incomoda.

Aneth sonrió de lado, como si un recuerdo absurdo se le hubiera colado por la mente.

- ¿Te cuento algo mas tonto? - dijo de pronto.

Sam la miró con curiosidad.

- ¿Más tonto que enamorarse de Nick? - preguntó con timidez y picardía.

Aneth soltó una risa auténtica, suave, cálida.

- Touché, pequeño. - se inclinó un poco hacia él, bajando la voz como si fuera un secreto peligroso - Una vez fui a una fiesta donde todos parecían salidos de un videoclip de trap. Había adolescentes con copas en la mano, unos bailaban con los ojos cerrados y otros... bueno, ya se estaban drogando.

Sam abrió los ojos como platos.

- ¿D-de verdad? - balbuceó.

- Sí. Fue una locura. Yo solo fui porque una niña queria mi cuidado... tambien porque aun era novia de Nick y el juraba que iba a ser tranquilo. Tranquilo mis narices. - rodó los ojos, divertida - Lo gracioso fue que ahí me reencontré con alguien...

- ¿Gael? - adivinó Sam.

Aneth asintió, con una sonrisita traviesa.

- Sí. Gael estaba en una esquina, rodeado de humo. Siempre fue un fanático del vaper. Pero no de esos normales. Él traía sabores exóticos, como vainilla, mango picante, caramelo con café... no sé cómo aguantaba.




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