Después de que Aneth le ofreciera el postre a Nick, la tensión en la mesa comenzó a disiparse poco a poco. Sam, animado por el ambiente más relajado, soltó una sonrisa tímida.
- ¿Saben qué? - dijo, mirando a los cuatro - Nunca he sido muy bueno para las travesuras, pero me gustaría escuchar las suyas.
Gael se encogió de hombros con una sonrisa traviesa.
- ¿Travesuras? Tengo unas cuantas para contar... aunque no sé si debería. - lanzó una mirada cómplice a Nick y Aneth.
Nick rió con cierta picardía.
- ¿Quieres que hable de cuando metí una rana en el casillero del profesor? - preguntó.
Aneth negó con la cabeza, divertida.
- ¡Esa fue tu mejor! Pero recuerda cuando Gael nos hizo una broma con los bocadillos que cambiamos por vegetales marchitos. Eso sí que fue épico.
Gael hizo una mueca fingiendo inocencia.
- Solo intentaba enseñarles a comer más sano, pero creo que lo logramos por la fuerza.
Sam, que hasta ese momento escuchaba atento, se animó.
- Yo una vez, en la primaria, escondí la mochila de mi mejor amigo para que no fuera a la escuela. Quería que se quedara a jugar videojuegos conmigo.
Aneth soltó una carcajada.
- ¡Eso sí que es travieso, Sam! Pero muy adorable.
Nick miró a Sam con una sonrisa cómplice.
- ¿Ves? No eres tan inocente como creías.
Gael añadió con una sonrisa.
- Creo que todos tenemos nuestro lado travieso. Lo importante es que esas cosas nos hicieron más cercanos.
La conversación fluyó natural, entre risas y pequeñas bromas. Por un momento, parecían solo cuatro chicos compartiendo recuerdos, dejando a un lado las complicaciones y los dramas.
Sam se sintió por primera vez cómodo con ellos, como si estuviera empezando a encontrar su lugar.
Y aunque nadie lo dijo en voz alta, la conexión entre ellos se fortalecía, paso a paso.
🧃: Tiempos de caos y primeras rupturas
Los cuatro seguían sentados en la cafetería. Los dulces se habían acabado, pero la conversación fluía como si fuera el postre principal. El ambiente, antes tenso, ahora estaba bañado por una calidez inesperada.
Gael apoyó los codos en la mesa, con una sonrisa ladeada.
- Si hablamos de travesuras, Nick y yo fuimos un dúo invencible. Nos conocimos a los seis años, cuando él me empujó por accidente en un parque. Yo le lancé arena en la cara, y luego... nos hicimos inseparables.
Nick asintió, riéndose bajo.
- Ese día mi mamá pensó que me había ganado un enemigo para siempre, pero al día siguiente ya estábamos compartiendo galletas escondidos bajo una banca.
- Hacíamos de todo... robábamos frutas del mercado, nos metíamos al cine sin pagar, nos escapábamos de clases para jugar en los flippers del centro... - continuó Gael, con nostalgia.
- Y te faltó decir cómo una vez nos disfrazamos de niñas para entrar a una fiesta de cumpleaños que era "solo para chicas". - añadió Nick, provocando carcajadas en Aneth y Sam.
Sam lo miraba con los ojos brillando.
- ¿De verdad hicieron eso?
- Totalmente. - dijo Gael con orgullo. - Yo usé una falda de mi prima, y Nick se puso una peluca de su madre.
Aneth se rió mientras tapaba la boca con la mano.
- ¡Dios mío! Qué imagen.
Pero entonces, Gael cambió un poco el tono de su voz, volviéndose más reflexivo.
- Pero... ¿saben cuál fue el primer momento en que me sentí realmente raro con Nick? Cuando me dijo que tenía novia.
Nick lo miró con una ceja levantada.
- ¿Raro? ¿Por qué?
- No lo sé. Supongo que fue la primera vez que me di cuenta de que las cosas entre nosotros podían cambiar. Era como... perder un poco al cómplice de todas las locuras. - dijo Gael, sincero, mirando el fondo de su vaso vacío.
Nick bajó la mirada un instante, luego sonrió suavemente y miró a Aneth.
- ¿Y cómo no? Aneth me tenía loco. Era lista, divertida, y siempre me ganaba en los debates... y además tenía esa forma de mirarme que me hacía sentir como si el mundo no fuera tan jodido.
Hubo un silencio.
Nick alzó el rostro, su expresión se había suavizado. Sam lo miraba con atención, como viendo a alguien distinto, más humano. Gael lo observaba en silencio.
Pero fue Aneth quien rompió el momento.
- Nick... - dijo con una voz firme pero sin dureza - eso fue hace mucho. Terminamos, ¿recuerdas?
Nick parpadeó. Su sonrisa vaciló.
- Lo recuerdo, claro. Solo... a veces uno se deja llevar por los recuerdos.
Aneth se reclinó en la silla, cruzando los brazos.
- Los recuerdos no deberían servir para mantenernos atados. Solo para aprender. Y para soltar.
La mesa cayó en un breve silencio. No hostil, pero sí denso.
Sam bajó la mirada, incómodo por ser testigo de algo tan íntimo.
Gael, sin decir nada, colocó una mano sobre el hombro de Nick y la apretó suavemente. Un gesto que decía: "Estoy contigo, pero ya es momento de despertar."
Nick suspiró.
- Sí... lo sé.
Aneth cambió de tema rápidamente, mirando a Sam con una sonrisa ligera, como si supiera que el ambiente necesitaba aire fresco.
- ¿Y tú, Sam? ¿Nunca tuviste un mejor amigo travieso como estos dos?
Sam sonrió, agradecido por la distracción.
- No exactamente... pero creo que ya me estoy rodeando de los indicados.
Los tres lo miraron y rieron. Por primera vez, se sentían como un grupo. Aunque cada uno arrastrara su propio pasado, estaban empezando a construir algo... diferente.
🐺: Los Lobos aparecen
Las risas apenas se estaban disipando cuando un murmullo sutil recorrió la cafetería.
Como una brisa helada que precede a la tormenta.
#6746 en Novela romántica
#891 en Joven Adulto
drama amor adolescente dolor y perdida, manipulacion rencor amor orgullo, traicion amor dolor vengansa erotismo
Editado: 24.08.2025