Secretos entre sombras

Cap11: Un jugo menos y una paciencia rota

🍹El ambiente en la cafetería seguía cargado.

Aunque los Lobos ya se habían marchado, el eco de su presencia todavía vibraba entre las mesas, como una sombra que no se disolvía con la luz. Sam mantenía la mirada fija en su vaso de jugo de mango, ahora a medio terminar. Gael, de brazos cruzados, observaba a Nick como si estuviera esperando que dijera algo más. Algo que pudiera aliviar el peso en el aire.

Pero fue Aneth la que rompió el silencio. Y lo hizo sin levantar la voz.

- ¿Hasta cuándo vas a cargar con ellos, Nick? - dijo, con la mirada fija y seria.

Nick se pasó una mano por la nuca. Su gesto era uno de defensa, de incomodidad.

- No cargo con ellos. Solo... aparecieron. Yo no los llamé.

- Pero tampoco hiciste nada por enfrentarlos. ¿Y por qué te siguen buscando, entonces? - insistió Aneth, su tono subiendo apenas un poco.

Nick no respondió.

Aneth dio un paso hacia la mesa. Tomó el vaso de jugo de Sam con decisión.

- ¿Sabes qué es lo peor? Que tratas de parecer cambiado... que vienes aquí a sentarte con nosotros, a hablar de dulces y travesuras, como si hubieras dejado todo atrás...

Nick entrecerró los ojos.

- Aneth, no es tan fácil como crees. Tú no entiendes lo que significa-

¡Splash!

El jugo, frío y pegajoso, se estrelló contra el pecho de Nick.

Sam se sobresaltó, llevándose ambas manos a la boca.

- ¡Mi jugo! - murmuró por reflejo, más por sorpresa que por reclamo.

Gael parpadeó, impresionado por la acción repentina, pero no dijo nada.

Nick no se movió. El líquido goteaba por su camisa, mientras el vaso, vacío, caía lentamente al suelo y rodaba hasta chocar con la pata de una mesa.

Aneth, con las mejillas encendidas por la rabia contenida, lo miró directo a los ojos.

- Te quise de verdad, Nick. Mucho más de lo que te merecías. Y a pesar de todo, de todo el daño, aquí estaba... otra vez... ¿Y para qué? - respiró hondo, tragando las lágrimas que amenazaban con salir. - Para que te quedaras ahí, parado, con esa mirada vacía, mientras esos idiotas caminan sobre todos nosotros.

Nick bajó la mirada. No tenía defensa.

- Aneth...

- No. - lo cortó ella, firme. - Estoy cansada. De tus excusas, de tus fantasmas, de tus arrepentimientos de medio tiempo.

Se giró, tomó su mochila, y miró a Sam un instante.

- Lo siento por tu jugo, Sam. - murmuró con una ligera sonrisa triste, antes de encaminarse hacia la salida.

Gael vio a Nick y negó levemente con la cabeza, decepcionado.

Nick seguía quieto, su respiración temblaba apenas.

Sam, en cambio, observó la mancha en el pecho de Nick con una mezcla de incomodidad... y lástima.

- ¿Estás bien? - preguntó con suavidad.

Nick alzó la mirada y por primera vez en mucho rato, su voz sonó honesta.

- No. No lo estoy.

Gael se puso de pie, echando un vistazo hacia donde se había ido Aneth.

- Yo iré a buscarla.

Sam asintió, mientras Nick se sentaba otra vez, en silencio, pegajoso y empapado... pero más solo que nunca.

🥀: Silencio entre vasos rotos

Nick se había quedado quieto. La camisa empapada en jugo le pesaba más que cualquier insulto. No porque le doliera la ropa... sino por lo que había detrás de aquel gesto.

Sam, aunque aún tímido, seguía sentado. Todos los demás se habían ido alejando, dejando la mesa como una pequeña isla de incomodidad flotando en el ruido lejano de la cafetería.

El chico de 19 años lo observó un momento. No entendía todo. Pero algo sí sabía: ese tipo, tan guapo y altanero... también parecía profundamente solo.

-Lo siento por tu camisa... -dijo Sam en voz baja, como si él mismo hubiese tirado el jugo.

Nick soltó una risa breve y amarga.

- No es la primera vez que Aneth me lanza algo. Aunque esta vez... fue diferente.

- ¿Diferente cómo? -preguntó Sam, ladeando ligeramente la cabeza.

Nick lo miró por primera vez con una expresión que no era arrogante, ni encantadora. Era una mezcla de dolor, vergüenza y algo más difícil de leer. Vulnerabilidad pura.

- Porque esta vez supe que... ya no queda nada de nosotros. No queda amor. Solo decepción. -Suspiró, apoyando los codos sobre la mesa, cubriéndose el rostro por un segundo.

Sam bajó la mirada. Le era incómodo verlo así, pero al mismo tiempo... no podía ignorar esa humanidad desnuda. Nick parecía alguien que, aunque causara problemas, no sabía cómo salir del agujero en el que él mismo se había metido.

-¿Por qué la perdiste? -se atrevió a preguntar Sam con suavidad.

Nick dejó caer las manos, su expresión era cansada.

- Porque fui idiota. Porque creí que ella siempre estaría ahí... incluso cuando me portaba como un imbécil. Aneth me dio más amor del que merecía. Pero yo era joven, engreído, lleno de ideas estúpidas sobre el poder, la popularidad, los "amigos"...

Se quedó mirando la mesa, acariciando distraídamente la mancha de jugo.

-Y un día desperté, y ya no estaba. Y para entonces... ya era tarde.

Sam tragó saliva. Le hubiera gustado decir algo, pero no tenía respuestas para eso. Sólo murmuró:

- Lo siento.

Nick lo miró, y por un segundo, sonrió un poco.

- Eres un buen chico, Sam. Ten cuidado con quienes dejas entrar en tu vida. A veces, los más bonitos por fuera... son los más podridos por dentro.

El comentario le caló más hondo de lo que pensaba. Pero Sam sólo asintió, en silencio.

🌫️: El viento también lleva lágrimas

Aneth caminaba rápido, sin rumbo fijo, dejando que sus pasos la alejaran de todo. Necesitaba espacio. Aire. Algo que no apretara tanto el pecho.

Pero no llegó muy lejos.




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