Secretos entre sombras

Cap14: Plan Maestro: El Carrito

Las risas ya habían disminuido, y el aire nocturno se volvía más fresco. Caminaban por una calle lateral cuando Aneth se detuvo en seco.

Chicos... —dijo, señalando hacia una esquina— ¿Ven eso?

Un carrito de supermercado abandonado. De esos metálicos, grandes, con las rueditas chillonas. Nadie alrededor. Totalmente solo, como si esperara su destino.

Ese carrito... está esperándome. —dijo Aneth con solemnidad.

No. —dijo Sam inmediatamente, con la intuición de que se venía una locura.

Sí. —corrigió Aneth, caminando directo hacia él como heroína de película de acción.

Aneth... eso es robo. Bueno, ¿robo técnico? ¿Es ilegal? —dijo Sam, nervioso, mirando alrededor.

No si nadie lo reclama. —dijo Gael, ya siguiéndola con una sonrisa despreocupada.

¡Gael, no la apoyes!

¿Y si solo lo "tomamos prestado" por una cuadra?

Eso también suena ilegal.

Pero cuando Aneth saltó dentro del carrito como toda una princesa rebelde, se hizo el silencio.

Gael... empújame. —ordenó, sujetando los costados del carro como si fuera su trono personal.

A la orden, su majestad. —respondió Gael, comenzando a empujar.

Sam, aún con cara de trauma moral, terminó corriendo tras ellos por reflejo, mientras Aneth gritaba:

¡Viva la anarquía! ¡El sistema cayó! ¡Soy libre!

¡Esto no está bien! ¡Nos van a arrestar! ¡¡GAEL, GIRA!!

¡Lo intento, pero esta rueda está trabada!

El carrito chillaba mientras Gael corría empujando, Sam trataba de frenar y Aneth se reía a carcajadas, alzando los brazos como en una montaña rusa.

Llegaron hasta una placita sin vigilancia. Allí se detuvieron, los tres jadeando y llorando de la risa.

...Vamos a ir al infierno. —dijo Sam entre risas, con las manos en las rodillas.

Pero en carrito. —respondió Aneth, dándole una palmadita en la espalda.

Sinceramente, esto fue... perfecto. —dijo Gael, dejando el carrito a un lado— Gracias por no tener sentido, Aneth.

Ella se inclinó ligeramente.

Siempre lista para convertir una noche normal en un recuerdo imborrable.

Se sentaron en el borde de la plazuela, mirando el carrito, que ahora era símbolo de su pequeña locura compartida.

Y aunque Sam aún temblaba del susto, no podía evitar sonreír.

Esto es tan tonto... y tan divertido.

Bienvenido al lado oscuro, bebé. —dijo Aneth, pasándole otra papa frita que había guardado en una servilleta.

💘: Shipeo nivel experto

El carrito de supermercado quedó olvidado en la placita. El aire fresco empezaba a calar en sus cuerpos, pero ninguno tenía ganas de irse aún. Se sentaron los tres en el bordecito de una fuente apagada, compartiendo lo poco que quedaba de la comida.

Gael jugaba con un mechón suelto de su cabello, Sam tenía la mirada algo perdida en el cielo estrellado, y Aneth... los observaba.

Con los ojos entrecerrados.

Con una sonrisa demasiado sospechosa.

¿Qué? —preguntó Gael, alzando una ceja.

Nada. Nada... solo estoy admirando el panorama. —respondió Aneth, como si nada.

¿Qué panorama? —preguntó Sam, con la voz bajita, abrazando sus rodillas.

Tú y Gael sentados juntos. Las estrellas. Las miraditas. Las risitas nerviosas. El destino, tal vez... —dijo con voz dramática.

Sam se sonrojó al instante.

¡¿Qué?! ¡No hay miradas! ¡Ni risitas!

Gael sonrió, sin negar nada.

Tampoco dije que me molestara...

Sam bajó la cabeza, cubriéndose la cara.

No empiecen... por favor. —murmuró.

Aneth lo miró con ternura.

Ayy, Sam... eres como un pastelito suave y tibio. Y Gael es como el café fuerte que no sabías que necesitabas en la mañana.

¿Y tú qué eres? —preguntó Gael, entre divertido y curioso.

Yo soy la mesera loca que los junta en la misma mesa sin preguntar y luego les deja una nota romántica en la servilleta. —declaró, orgullosa.

Silencio.

Sam seguía enterrado entre sus rodillas. Gael no dejaba de mirarlo de reojo.

Además... —continuó Aneth, estirándose con flojera— ustedes tienen esa vibra de fanfic. El rudo con pasado misterioso... y el inocente que apenas empieza a descubrirse en la universidad.

¡NO somos un fanfic! —protestó Sam, pero ni él lo creía del todo.

(Seguro Sam?... yo digo que ya lo eres jsjs)

Mira, no tienes que aceptarlo aún. —dijo Gael con voz baja, acercándose un poco— Pero si algún día te empiezas a sonrojar sin razón cuando estoy cerca... me avisas.

Sam quedó paralizado.

Aneth, por su parte, se tapó la boca para no gritar.

Gael... ¡eso fue ILEGAL!

¿Qué cosa? —Gael sonrió con inocencia.

¡Esa frase! Fue directa al corazón de fan romántica.

Sam balbuceó algo que nadie entendió.

Voy a fingir que no escuché nada. ¡Me voy! —se levantó de golpe.

¿A dónde? —preguntaron ambos.

A gritar a una almohada. —respondió, caminando rápido con las mejillas ardiendo.

Aneth y Gael se quedaron sentados, viéndolo alejarse.

...Me encanta torturarlo un poquito. —dijo Aneth con una sonrisa.

Y yo... —Gael apoyó los codos sobre las rodillas— ...creo que me estoy divirtiendo más de lo que debería.

Los dos se miraron.

Y sin decir nada más, lo siguieron caminando, dejando al carrito y a las estrellas como testigos de un shipeo que, sin querer, estaba empezando a hacerse real.




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