Durante estos años he aprendido demasiado, he aprendido que no me falta salir de fiesta para poder integrarme, que disfruto más de ser del número de personas reducido que se queda en casa: con la familia, sola o cumpliendo algunos proyectos.
No me avergüenza decir que mis prioridades han cambiado y que ya no quiero "perder" el tiempo saliendo por la noche sin conseguir nada productivo.
A las noches es donde mi cabeza maquina nuevas ideas, metas e incluso cualquier distracción divertida pero con más significado que estar en otra parte bailando y bebiendo hasta olvidar.
Porque ya no quiero olvidar bebiendo y no acordarme de nada, porque he aprendido a olvidar escribiendo lo que siento y lo recuerdo perfectamente, no tengo lagunas. He aprendido que se puede olvidar lo que recuerdas , y después poder reirte de eso que te hacia infeliz en ese momento y decir: lo tengo súper superado. Y asi poder acordarme de todas mis batallas. Porque de la otra manera, ni siquiera hubiera sabido lo fuerte que me he vuelto.
He aprendido a quererme más aunque tengo que seguir mejorando. A poder mirarme al espejo y decir lo bien que he echo algunas cosas. Porque hasta el más fuerte tiene inseguridades, e incluso bajones. Porque si, porque la vida es un continuo movimiento de muchas curvas y vueltas y jamás sabes donde vas a acabar. Eso es lo interesante. Qué mañana puedes estar en el lugar que nunca te imaginas o en el que querias.
Hasta la persona que creía que no me fallaría, lo hizo. Sin embargo, no me dolió tanto como lo hubiera imaginado. No sé si fue el hecho de que durante ese tiempo aprendi a amar la soledad que no me afecto, o que en realidad estaba esperando a que llegara ese momento porque sabía que iba a ocurrir.
Debo aprender a ser más valiente, mucho más. Que las oportunidades se me han escapado porque no he tenido el suficiente valor de cogerlas y apesar de que antes que llegarán me repetia que ojalá se cumpliera y cuando lo hizo tuve miedo. Si, tuve miedo, miedo de salir de mi zona de confort y arriesgarme a que me hicieran daño. Tiempo después me sigo repitiendo que fui tonta. Ahora se que ese error debi cometerlo y no volver a caer en el aunque la tentación de estar en tu zona segura sea lo más llamativo.
El que no arriesga ni gana ni pierde. Sólo te quedas con las ganas. Y ya es mucho decir.
Porque esas ganas son enormes cantidades de energías que mueven el mundo, que consiguen lo imposible, que unen a equipos, proyectos y mucho sueños. Esas ganas son las que todos necesitamos tenerlas recargadas con la máxima energia. Porque eso significa un antes y un después. Porque es la diferencia de poder hacer todo lo que te propongas y quedarte sólo con las ganas: Ganas de querer, pero no hacerlo porque no te apetece. Y si las pierdes te quedas sin nada.
La vida es un continuo aprendizaje y cuanto antes te des cuenta de ello, antes harás algo para poder mejorar.