Secretos escondidos

Anhelo

Verano

Corres por la planta superior de la casa entre risas con tu hermana y tu prima. En la habitación en la que duermes con tu hermana se encuentra llena de ropa y tacones por el suelo. Entras y sigues buscando ropa en la maleta para salir de fiesta esa noche de verano.  ¿Falda o short? Te prueba ambas y en ese momento te das cuenta que en una esquina de la cama hay un vestido. ¿Falda, short o vestido? Preguntas a tu prima y la ves con un short blanco y a tu hermana con una falda. 

Una vez que consigues elegir el atuendo sigues corriendo a coger un hueco en el único baño de esa planta. Y en cuanto llegas, tu hermana que ha sido la más rápida, se maquilla con un pintalabios rojo y sabes que por tu tono de piel a ti te queda mal. Demasiada pálida la piel.  La echas a un lado con la cadera, si no protesta es que se encuentra de buen humor, sin embargo, andas con cautela. Apoyas en el lavabo tu neceser con algo de maquillaje y tus ojos hacen contacto a través del cristal. 

Esos ojos castaños con pequeñas motas verdosas que no se aprecian normalmente. Un poco de sombra, colorete y un pintalabios morado que resalten por encima de todo. Escuchando cualquier música que hayan puesto te dedicas a maquillar  a tu prima y dejarte asesorar por tu hermana. El móvil sigue cargado en todos los enchufes que hay cerca de donde estamos y si vas de vuelta a la habitación sin duda el cargador y móvil también van. Mandas mensajes a tus amigas que has conocido ese verano. Subes fotos a las redes sociales posando en el espejo, y de una foto pasas a llenar las historias una tras otra. 

Entre risas vuelves sobre tus pasos al cuarto, el desastre se hace notar; ropa por el suelo, tacones a un lado, más ropa de tu prima que ha traído y la peor zona la de tu desordenada hermana. Recoges tu parte más o menos bien. En cuanto viene tu hermana lo que hace es meter toda la ropa a la maleta sin poder cerrarla. La maleta abierta en par en par con un pila de ropa abultada y aunque te sientes encima es imposible cerrarla. 

Esta vez no dices nada. Dejas de lado la responsabilidad y cierras los ojos mentalizando que no es desorden, solo un poco de ropa desordenada. No te convences, pero te callas.  Cuchicheas con las demás hablando del alcohol escondido en la habitación y a veces las pillas echando un trago a escondidas. No obstante, haces lo mismo. Planeas como sacar esas botellas de la habitación y ya no sirve el mismo plan que has utilizado para llevarlas al cuarto. Tus tíos están en la planta baja y para poder salir por la puerta, te ven desde la cocina. Mejor plan: entretener.

Bajas con ellas a la planta baja y a la misma velocidad en lo que haces aparece tu tía comentando los atuendos y maquillajes. Critica un poco y a la vez con halagos. Te unes con tu prima y hablas con la tía mientras que tu hermana se dedica a sacar las botellas. Una vez que tu hermana hace una señal, sales de tu casa y en el paseo en el coche hasta la discoteca te dedicas a reírte y hacer el tonto. En todos los rostros se nota una inmensa sonrisa, sientes emoción y tu corazón bombea deprisa. Te encuentras lista para bailar toda la noche. Bajas del coche y observas a pocos metros el mar oscuro, la brisa nocturna y el suave oleaje del vaivén de las olas. Lo hermoso y silencioso que es la vida de noche.  

En la discoteca te olvidas de todo, te mueves al ritmo de la música sin importar que lo hagas mal. Solo quieres disfrutar. El sudor se adhiere a la piel como una segunda capa, la garganta se reseca y es la excusa perfecta para ir a por otra copa. Las largas colas para el baño... y acabas yendo a la calle rodeada del brazo de tu prima. 

Sigues bailando y las horas pasan tan deprisa que no quieres que ocurra. Noches de verano eternas. Momentos grabados a fuego. Problemas que ocurren en la adolescencia. Locuras que no te importarían volver a repetir. 

Verano... 

Momento que esperas durante toda tu vida hasta que te haces mayor. Lo esperas porque ya no vas al colegio o al instituto. Lo anhelas porque sabes que durante esos dos meses no vas a saber ni en qué día vives, porque eres consciente que no te va a importar que sean las tres de la mañana y sigas por la calle dando vueltas sin importar el rumbo. Durante esa estación vas a viajar y conocer a personas que igual no vas a volver a ver. Te olvidas de los madrugones, del frio y de los malditos exámenes. Lo peor del verano es la despedida y la marcha de ese lugar vacacional que has creado un nuevo hogar. Te despides de tus amigos, amores y hasta de la familia. 

Y, vuelves a comenzar. Un año para que comience otra vez.... 364 días menos. 




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