Secretos Peligrosos: ¿sobrevivirás a la verdad?

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Las imágenes pasaban frente a mis ojos mientras escuchaba la conversación que se desarrollaba en aquel video:

―Detective Bags, qué curioso apellido. ―Dereck lo miraba tratando de contener la risa, era obvio que recordaba mi pasado.

Se lo había comentado alguna vez.

―Sólo responda mis preguntas.

―No sé si ella ha tenido problemas con alguien, siempre ha sido amable con todo el mundo ―admitió Dereck.

―Ella siempre ha estado en casa cuando está de vacaciones, no entiendo su pregunta ―Mi mejor amigo Camilo también se veía preocupado.

Un tío uniformado, llevaba la chaqueta verde petróleo oficial y un sombrero de policía. Por su voz sabía que era él, mi secuestrador.

― Si no te ha dejado, entonces podríamos atribuirlo a un secuestro, pero aún no hay una llamada o un indicio. ¿Está seguro que no tiene problemas con drogas o malas juntas? ¿Un vicio?

No podía creer lo que escuchaba, ese maldito es un completo descarado. Dereck siguió defendiendo mi honor ante todas las especulaciones del ‘detective Bags’, esa bagsura estaba usando mi problema como apodo.

― En serio oficial, mejor chica que Margarita no va a encontrar, incluso le iba a pedir matrimonio el día que desapareció. ―Me cubrí los labios conteniendo un gemido de dolor que se había formado en mi pecho, mientras él continuaba―. Incluso íbamos a ir de viaje, mire ―Dereck sacó dos billetes de avión y Bagstardo lo revisó con cuidado.

―Comprado justo el mismo día y es para el próximo mes.

Bags miró de reojo a la cámara escondida como esperando que yo lo viera, pero eso me pareció extraño, Dereck sabía que yo empezaba la universidad la próxima semana, y el proyecto de verano estaba en marcha.

¿Por qué iba a faltar?

―Sí, ella esperaba tomarse el semestre.

Yo no podía dejar el semestre porque estaba terminando la carrera. Digo, era el último.

― ¿Dereck? ―Sé que no me escucharía, pero… ¿Qué rayos decía? Camilo estaba callado y no despegaba los ojos de Bagstado―. Quizás ya lo saben, que ese imbécil que tienen en frente es mi secuestrador ―murmuré.

―Vamos a verificar sus coartadas, me temo que son sospechosos de su desaparición hasta juntar más pruebas. ―El infeliz se levantó quitándose el quepí para rascarse la cabeza, tenía un mechón de cabello blanco que sobresalía sobre su coronilla hasta caer por su frente, yo pensaba que se lo hacía a propósito― No viven aquí ¿verdad?

Ellos vivían en el otro lado de la ciudad.

―Acabábamos de mudarnos unos pocos días antes que ella desapareciera. ―Mi cuerpo se estremeció, no entendía por qué la franqueza a tantas mentiras. Y todo esto, no veía a mis escoltar por ningún lado.

Terminé parada de pie lo más cerca de la pantalla para no perder ningún detalle.

La grabación pasó a otras escenas que me dejaron helada por completo, Dereck y Camilo estaban con otras chicas, todas las escenas estaban fechadas con días e incluso meses antes de mi rapto y durante mi secuestro, mi estómago me dio arcadas, a todas las había conocido de alguna u otra forma; ellos sonreían a la cámara mientras cometían esos horrorosos actos en casa de ellos, incluso en mi… casa ¿Cuándo pasó todo eso? ¿Dónde diablos se metieron mis escoltas? ¿Qué diablos hicieron?

― ¡Saluda a la cámara cielo! ―La voz de Dereck me atravesó el cráneo, esa nueva faceta suya sobresalía en la película.

―Bagsta.

Apretaba el botón del control remoto para apagar la pantalla, pero no me obedecía, me incliné para apagarlo manualmente, tampoco funcionaba, el volumen se hacía cada vez más alto y los gritos de las chicas y los de ellos se clavaban en lo más profundo de mi mente.

― ¡BAGSTA!

Lancé el control contra la pantalla. Ésta se rajó un poco y como un alivio las escenas terminaron hasta una grabación con el día actual, era domingo diecinueve, yo había desaparecido el domingo doce. Lo recordaba porque era día libre.

La nueva escena me desconectó totalmente de mi cordura.

¡Ellos dos eran otros monstruos!

Estaban seleccionando a la próxima chica de mi agenda y en mi propia habitación.

¿Cómo no lo había notado antes?

Todas esas chicas diciendo que se iban de viaje.

―Me iban a matar ―Y ahora entendía que el psicópata solo había dado conmigo por pura casualidad, había comenzado a acosarme y había descubierto lo que hacían estos dos monstruos, por eso me decía mascota. ―Yo no sabía nada, pero atraía a otras chicas sin darme… ¿cuenta?

Dudo que en la corte me vayan a creer.

Entonces algo hizo clic en mi cabeza, tenía la idea de que debía matarlos a todos, tenía que hacer algo, primero escaparía de aquí y luego, haría algo después, los denunciaría, aunque me arrastraran con ellos.

Llegué a una única conclusión.

― ¡Primero te voy a matar maldito infeliz!

En mi furia, arranqué la pantalla lanzándola contra el suelo sin pensármelo dos veces, el escándalo llamó la atención del psicópata porque la puerta se abrió de repente, él tenía una toalla envuelta alrededor de su cintura.




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