Secretos Peligrosos: ¿sobrevivirás a la verdad?

Peso Pesado

El Licenciado Poma había llegado de emergencia junto a su esposa Elmira en cuanto se enteró de la noticia.

Uno de sus informantes se había puesto histérico al decirle que su hija se había escapado con el tipejo que tenía por enamorado; él incluso lo había pensado, pero había sido raro cuando el tipejo se había quedado en su casa junto al amigote mientras que ella no dio signo alguno de vida durante varios días.

Bags se había mostrado estoico en ese tiempo, ni siquiera le respondía con su sarcasmo de siempre, andaba ocupado en algún caso de secuestro agravado y no daba crédito alguno a lo que sus informantes se mataban diciendo.

“Incluso es posible que el muchacho haya estado hurgando sigilosamente para no darme pistas falsas”, pensó el general en retiro mientras aguardaba en la estación, su hija había estado descansando y no había querido asustarla con su presencia. “Pensará que la querré llevar a rastras con nosotros”, suspiró recordando la traumatizada niñez a la que la había sometido.

Había hablado con el capitán y se había enterado de lo complicado que había sido el caso.

— Su hija está limpia, ella estaba enfrascada en los deberes de su universidad como para darse cuenta de lo que ocurría —Y sus oficiales de resguardo siempre andaban con ella, incluso uno ya le había agarrado gusto a la misma carrera; no habían reparado en lo que sucedía en casa mientras ninguno estaba ‘cerca’, por lo que cuando surgió el secuestro, las cosas fueron saliendo a la luz y solo los dejaron ser para que los chicos soltaran una pista del paradero de Margarita.

— ¿Ella sufrió algún daño? —Elmira estaba tan preocupada como el general en retiro— Dígamelo por favor.

—No, salvo por algunos golpes ella está complemente bien —El capitán estaba medio sorprendido por esto y eso extrañó a los padres—. Creo que ella había descubierto algo y la secuestraron sin saber qué hacer con ella exactamente, recuerden que si algo le ocurría iríamos directamente a esos dos.

—Además, compraron pasajes de avión y anunciaron alegremente un compromiso el mismo día de su desaparición. Por desgracia, la conmoción la dejó un poco aturdida.

Ni el capitán ni los padres supieron del tremendo lío que se armó en el hospital cuando Bags había tratado de disculparse a su estúpida manera con Margarita, porque justamente sucedía en estos momentos.

— Los detectives Bags y Eli la encontraron, están custodiándola por turnos —Eso dejaba más que satisfechos a los padres.

—Si no hay nada más, quisiera ir a verla —El general en retiro sabía a lo que se refería su esposa.

—Elmira, creo que será mejor hablar con Bastien y Pachari primero.

Los padres de Margarita se habían encontrado con Eli cuando Bags llegó de su departamento, por primera vez en su vida, sentir la cremosidad del helado y las otras cosas que le cayeron encima habían activado un mal recuerdo de infancia, jamás pensó que sería convocado el mismo asfixiante olor que lo torturó por días.

—Bastien, no pensé que te estuviera sobrecargando de trabajo —El general en retiro estaba de un humor apacible, su hija se recuperaba muy bien y parecía odiar el resguardo —En resumen: todo bien.

—No sé qué ocurrió con mi hija, tienes que decirme todo Merri —Elmira no dejaría su brazo a torcer y Eli agradecía que el tercer culpable de la desgracia de Margarita estuviera allí para morir en el paredón por su propia cuenta. 

Pero Merri Bastien no estaba de humor en estos momentos—. Será mejor que lo discuta con su hija, señora Poma —Él respondió escueto sin la sonrisa nerviosa de siempre—. Si me disculpa, debo atender unos asuntos —Luego ingresó al hospital sin dar más explicaciones.

Eli quería arrancarse los pelos, algo había andado muy mal entre Bags y Margarita, el pleito casi había llegado al escándalo, felizmente la doctora había indicado que era un cuadro de crisis postraumático.

“Quizás sería mejor si ella le echara dedo, aunque yo pierda la cabeza en el proceso, diablos, lo estoy encubriendo, esto es peor”. Eli empalideció ante la idea.

—Ese muchacho está muy metido en el caso —murmuró la madura pareja.

Poco después fueron a ver a Margarita, habían contemplado su sueño con tranquilidad, incluso durante la visita parecía que ella había estado solo dando la siesta en vez de recuperarse de un secuestro de una semana.

—Bags, si fue grave, necesitaré saberlo —Eli estaba en el pasillo a un lado del detective mientras éste contemplaba un cigarrillo sin encender—. Nunca te agradó la idea de meterte humo a los pulmones —Bags sonrió sin ganas.

—Siempre hay una primera vez —respondió antes de salir andando, en el camino un policía le pasó una bolsa de papel con algo dentro, Bags lo agradeció y se retiró tirando el cigarrillo al tacho.

—Estoy muerto —Eli solo se resignaba a enfrentar la furia del general Poma como carne de cañón.




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