Secretos Peligrosos: ¿sobrevivirás a la verdad?

Epílogo

:: ELÍAS ::

 

Aun no entiendo como Merri puede ser tan frío y crudo en sus casos.

Siempre había sido un buen tío hasta lo de su madre, su padre me lo recordaba cada vez que iba a su casa y no encontraba al sujeto en cuestión.

Lo conocí a los meses siguientes de su desastroso inicio como un niño frío y sin corazón, el evento que terminó con su sonrisa inocente en su rostro. Nos volvimos amigos luego que me ayudara a salir vivo de una pelea, solo teníamos siete y ocho respectivamente, yo siendo el menor por un par de meses vivía acomplejado con las limitaciones que me restregaban en la cara, ese día, luego de la pelea, Merri me tendió la mano y me bañó con alcohol en spray antes de hacer lo mismo con él.

Su madre lo había marcado de por vida.

Nuestros contrincantes habían sido del mismo salón de clases y no estaban para nada felices cuando escucharon el apellido de Merri, bueno, todos siendo hijos de policías estudiando en un colegio para hijos de policías, sentían cierta envidia de conocer al hermano menor del genio adolescente que intimidaba con solo la mirada y que ya trabajaba en asuntos de inteligencia de la policía. Quizás había dejado en ridículo a sus rivales que bien eran padres, madres o hermanos de nuestros compañeros de clase, el tío solo estaba en secundaria.

Admito que también lo envidiaba, pero no era para agarrarse con Merri, él no parecía del tipo que anduviera metiéndose con los demás o que restregara sus logros, un pequeño defecto del hermano mayor.

Durante nuestra adolescencia habíamos competido por ser los primeros lugares, yo estaba acostumbrado a las manías de limpieza de Bags, comíamos lo mismo y él siempre arruinaba las citas que conseguía para los dos, pero no me enfadaba, solo me preocupaba que la amiga imaginaria que pensaba que tenía lo volviera loco en cualquier momento.

—Margot no vestiría de esa manera —me dijo un día mientras tomábamos un café en nuestro lugar habitual, obviamente certificado por los altos estándares de limpieza de mi desastroso amigo.

— ¿Eh? ¿Chica? ¿Dónde? —Admito que soy un completo distraído en lo que a mi vida personal se refiere—. Ah esa —Una universitaria con minifalda cruzaba la calle opuesta a nosotros, Bags no la volvió a mirar concentrándose en el periódico que había sobrevivido al alcohol en spray.

—Deberías dejar en paz a ‘Margot’, vamos a ver una película. —Mis vanos intentos siempre resultaban fatales, él solo puso una cara de terror puro.

—A ella le gustaría que te relajes un poco —Terminé cediendo, él volvió a su estado de indiferencia habitual.

— ¿Sabes cuántos gérmenes se concentran tan solo en el living del cine? —Y debía cortar el rollo o seguiría hasta quitarme las ganas de nuevo, tenía meses sin pisar un cine.

—Los suficientes que si fueran de nuestro tamaño cubrirían la tierra por completo —solté acabando con mis ganas de volver a pisar uno.

—Algo así —respondió sumiéndose ahora en su estado de ‘maquinaciones raras’.

Un día fuimos a la casa de la tal Margot, quedaba fuera de la ciudad y realmente tuve esperanza de que su negado amor adolescente tuviera un final feliz, la casa era bonita, lo malo es que estaba deshabitada. Me aterroricé en ese instante.

—Ella vivió aquí, se mudó hace mucho —Con lo que dijo asumí que ese sujeto visitaba el internet para buscar información de la chica en vez de ver películas porno, sé que debía enseñarle a vivir un poco.

—Merri, deberías dejarla ir, en serio —Fue la primera y última vez que se lo dije, su cara, esa expresión sombría que lo cubrió no me agradó para nada, era el mal presentimiento que llegaba antes que algo verdaderamente desastroso ocurriera.

Y si a mí me gustaba ver ‘My Little Pony’ a escondidas, supongo que podía dejar que tuviera a su amiga imaginaria también—. O quizás podrías buscarla —Soy sincero y no creí en ese entonces que ‘Margot’ viviera o que ya hubiese hecho su propia vida.

Él se encogió de hombros y negó con la cabeza—. Sé que estoy mal Eli —Eso no lo volvió a decir nunca más hasta lo sucedido en el hospital con su reencontrada ‘Margot’ que en realidad se llamaba ‘Margarita’.

Cuando encontré a una chica desnuda y hecha una furia encerrada en la habitación de una vieja casa que había comprado Merri, no me había podido sacar de la cabeza que él quizás sí estaba loco, de todos los secuestros que había cometido, siempre los encerraba una semana, yo me solía enterar cuando la persona en cuestión reaparecía o me empeñaba a seguir a Bags, a ningún sospechoso que resultaba inocente le había torturado como a ella, a pesar de que su caso era grave con la desaparición y trata de chicas universitarias.

Encima, ese caso lo había rechazado Merri porque estaba enfrascado en un asunto de secuestradores al paso que raptaban chicas y robarles todo lo que tenían y ultrajarlas antes de dejarlas tiradas en alguna playa cerca de la costa.

Cuando cerramos el caso metiendo a los responsables en la peor parte del penal como ‘nenas comunitarias,’ nos habíamos ganado un descanso; Bags no había dormido en días en la casa y cuando aceptó el tiempo libre en vez de coger algún otro caso, como haría de forma usual, decidí seguirlo sin imaginar lo que encontraría.




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