Secretos Tormentosos

Capítulo 11

ESTE CAPÍTULO DE SECRETOS TORMENTOSOS CONTIENE TEMÁTICA DE TRAUMA SEXUALES QUE PUEDE INCOMODAR A ALGUNOS LECTORES. .

No se escuchaba nada afuera todo estaban en silencio, era algo extraño quizás la aplicación se equivocó nuevamente, respire con tranquilidad, pero no fue mucho tiempo cuando unos cristales parecía que los estaban rompiendo, incluso se escuchaban muchos disparos desde la planta baja. Hice exactamente lo que Luca me dijo me acurruque y me quede en la esquina de la habitación detrás de la puerta tapando mis oídos.

― ¡Mueran desgraciados! ― Escuche a Paolo gritar sonaba como una metralleta. Cerré mis ojos quería que ese momento pasara lo más rápido posible. Era el peor momento para ponerme a contar, pero era la única cosa que se me ocurría para que mi mente se desconectara de lo que pasaba en el primer piso. Por más que tapara mis oídos los disparos los podía oír con gran nitidez; y eso que la puerta era bastante gruesa; estaba algo aturdida odiaba estas situaciones.

Estaba haciendo de todo para entretener a mi mente, pero todo ese escandalo me era muy difícil. Quizás por el miedo enterré mis uñas detrás de mis orejas. De un momento a otro todo quedo en total silencio nuevamente, fueron los diez minutos más largos y llenos de incertidumbre que había vivido ese día.

Me puse de pie, al darme cuenta que todo estaba tranquilo, mis piernas me temblaban un poco mi cuerpo no reaccionaba perfectamente, contraje con mucha fuerza los músculos. Estire un poco mi cuello, piernas y brazos me sentía entumecida por ese pequeño momento.  La puerta se abrió y me alegre demasiado pensando que era Luca di unos cuantos pasos hacia la puerta quede frente a ella, pero cuando estaba abierta me petrifique al ver a un hombre que nunca había visto en mi vida.

― Con que aquí estas. ― murmuró el hombre mirándome de arriba abajo, yo lo mire sin decir una sola palabra.

Aun me encontraba usando mi pijama, como Luca se marchó temprano y me quede durmiendo todo el día no me había cambiado, mi pijama era de blanca de tiritas y un pantalón muy corto. Debía pensar que hacer estaba técnicamente arrinconada y mi única salida estaba custodiada por ese hombre, era mucho más alto que Luca y se veía más musculoso, llevaba puesto un pantalón, cuello tortuga, guantes y botas todo de color negro, su piel era bastante pálida, se podía notar por su calva, sus ojos reflejaban una maldad pura me miraba con lujuria algo que me causo mucho asco. 

― No vas a salir de aquí con vida primor. ― exclamo, con lujuria mientras se lamia el labio y lo mordía. Después de eso sonrió de una forma tan grotesca que quería vomitar.

― Hay dos maneras de hacer esto muñeca. ― anunció, se adentró más a la habitación y cerró la puerta colocándole el seguro, se acerco un poco más a mí y yo daba pasos atrás para no se acercará a mí.

― La fácil que te dejas y no tengo que usar la fuerza bruta. ― No sabía un carajo de armas, pero por como la movió estaba segura que la había recargada, la empuño y me apunto con ella.

―  También está la manera difícil que es la que me encanta. ― mordió su labrio; propuso como si yo fuera a escoger algo ― Tu no te dejas y tengo que usar la fuerza bruta ¿Qué escoges muñeca? ― pregunto con soberbia.

No sabía que hacer solo intentaba pensar que hacer para escaparme de la habitación, el balcón estaba cerrado saltar por ahí a la piscina sería una salida, pero me era muy complicado ir hasta allá abrirlo y saltar el hombre me agarraría en un dos por tres. No dejaba de verlo ni de darle la espalda, pero debía decidirme rápido; estábamos separados por escasos cinco pasos, lo único que se me ocurrió era caminar en círculos manteniendo la distancia entre él y yo llegar a la puerta, así la podría abrir y salir corriendo.

― ¡¿Te hable en chino? O ¿Eres sorda?! ― grito algo furioso. 

― Ya entendí la gatita quiere la manera difícil. ― Se burlo.

― Me encantan las mujeres que les gusta lo salvaje. ― Se agarro la entre pierna. ― Mira lo que hiciste gatita. ― Mi respiración estaba cada vez más agitada me faltaban tan solo unos pasos para llegar a la puerta é intentar hacer mi cometido, el me pisaba los talones.

Por fin llegue a la puerta, me gire, agarre la perilla, le di la vuelta, pero no alcance abrir la puerta. ― Gatita mala eso no se hace. ― El hombre me agarro del cabello con fuerza.

― ¡Suéltame!― intente enterrarle las uñas, pero con los guantes me era imposible causarle dolor.  Me lanzo a la cama con mucha brusquedad, me golpee la espalda, trate de gatear, pero me agarro por las piernas y me jalo sin hacer el mayor esfuerzo, ese hombre tenía el doble de fuerza que yo, lo patee en el abdomen, pero también fue inútil.  Luche con todas mis fuerzas, pero me estaba agotando.

Él solo me agarraba con un brazo y ya me tenía sometida, se colocó encima de mí, me quito toda mi movilidad con su peso; me tenía atrapada se acostó sobre mí y con una sola mano me agarro las muñecas, ese hombre tenía demasiada fuerza no me podía mover incluso las piernas estaban inmovilizadas. Estaba desesperada traté de moverme para zafarme, pero era imposible por la desesperación comencé a llorar.

― Por favor no. ― Roge para que me dejara en paz. Pero mis palabras eran omitidas por él. Su mano toco uno de mis pechos sobre la camisa.

―¡No por favor! ― grite.

― Esto me estorba. ― Se quito el guante con los dientes y siguió tocándome no sabía que más hacer, se movió un poco y mis piernas quedaron un poco libres volví a inténtalo patear, pero mis piernas por el peso de él me lo impedían y hasta se me estaban entumeciendo. Necesitaba soltarme y huir, pero no se me ocurría nada mi mente estaba en blanco y no podía moverme.

 Sentí que bajo su mano y me toco empecé a temblar era una sensación espantosa, me levanto la camisa, bajo su mano y metió sus dedos dentro de mí, era horrible esa sensación luego de eso me quito mi pantalón, estaba desnuda frente a él.  ― Ahora si te voy a sentir completa.  ―Chupo uno de mis pezones, era la sensación más horrible del mundo.




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