Secretos Tormentosos

Capítulo 20

La transformación de Giovanna era sorprendente no parecía yo en ese espejo, mi cabello ahora era negro y corto, lleva lentillas verdes parecía una versión más chiquita de Giovanna, pero no las soportaba me molestaban mucho, pero ni yo misma me reconocía. Cuando estuve lista Giovanna, Bianca y yo nos fuimos a otra casa, esta era mucho más chiquita y estaba en la mitad de un pequeño pueblo. Esa noche dormir tranquila gracias a un sedante que le pedí a Bianca que me diera, me ayudo a conciliar el sueño.  A la mañana siguiente llego Paolo a esa pequeña morada, las tres estábamos desayunando. Parecía algo distraído porque saludo a Bianca, a Giovanna le dio un beso en la frente y luego me dio uno a mí. Las tres nos miramos perplejas y luego lo miramos a él que se había dado cuenta que algo no cuadraba.

― ¿Por qué hay dos Giovannas en la mesa? ― señalo a su hermana y me señalo a mí.

― Bueno ya pasaste la prueba nadie te reconoce.

― ¿Quién es ella? ― pregunto Paolo mirándome extrañado.

― Soy Diletta Carpente un placer. ― extendí mi mano y en ese momento por mi voz me debió reconocer.

― Vanessa ― dijo algo fuerte.

― Cállate. ― Bianca lo chito.

― ¿Gran cambio verdad? ― Paolo sin dejar de verme asintió a lo que le pregunto su hermana.

― ¿Qué haces aquí desde temprano pichi? ― dijo Giovanna con cariño.

― Traigo malas noticias. ― Al escuchar eso sentí un golpe de realidad.

― ¿Qué ocurrió? ― Pregunto Bianca preocupada.

― Luca no lo logro, murió. ― Tome aire y lo solté con lentitud, no sé qué me sorprendía ya lo sabía cuándo lo vi desangrándose su posibilidad de muerte bajo, duro varios minutos así del 80% que tenía por vivir cayó a un 10% por el tiempo perdido en esa bodega.

― Lo siento Nessa. ― Dijo Paolo. ― Lo siento Diletta.

― No te preocupes era de esperarse, pero quiero ir a su funeral. ― Mis ojos me dolían tanto que ya no me salían más lágrimas debía estar deshidratada. Los tres se miraron un poco asustado por lo que acaba de decir.

― No es muy buena idea que te vean en las calles. ― Dijo Paolo.

― Es la última vez que poder ver a Luca por favor déjame asistir. ― Paolo vio a Bianca y asintieron.

― De acuerdo, pero con una condición. ― Dijo Paolo.

― ¿Cuál? ― Pregunte. 

― Nadie puede saber que eres tú. 

― Yo me encargare de eso. ―Dijo Giovanna contenta.

― ¿A que se refieren? ― Pregunte.

― Te disfrazare un poco, te colocare extensiones tan largas que nadie creerá que eres tú, de igual forma te pondré unos implantes postizos de senos y cola para que se vean exagerados. ― Dijo Giovanna contenta

― ¿Eso no llamara más la atención?

― ¡No! ― respondieron los tres al unisonó.

― Creo que nunca ha visto a las mujeres de los mafiosos son más plástico que mujeres. ― Dijo Bianca tomando un sorbo de café.  Después de terminar de desayunar todos nos fuimos arreglar. Giovanna me puso extensiones de cabello de casi medio metro el cabello ahora me llegaba más debajo de las nalgas.  Mis senos ahora eran tres tallas de más al igual que mi trasero. Giovanna me dio un vestido largo negro de manga corta y unos tacones bastante altos, y para complementar el atuendo un sombrero.

― Me veo extraña no parezco yo. ― Les dije a todos mientras me miraba en el espejo.

― Esa es la idea para que nadie te reconozca. ― Dijo Paolo, los cuatro nos fuimos hasta el auto e ir al cementerio.

Al llegar al cementerio había mucha gente todos estaban llorando, esa escena me rompía el corazón, pude notar que había un hombre muy parecido a Luca mirando al ataúd, tenía una gabardina gris que le cubría el vestido que llevaba puesto llevaba un bastón negro con la punta plateada en su mano derecha, a su izquierda había una mujer llorando desconsoladamente era la madre de Luca.  En un momento Alessandro subió su mirada y me observo me estremecí de miedo al verlo. Cuando la ceremonia se acabó aquel hombre se acero a mí con dos matones de cada lado al verlo más de cerca note que era el padre de Luca.

― Fantini. ― me susurro en el odio, en ese momento por mi espalda recorrió un escalofrió. Sentí como mi corazón latía a gran velocidad al escuchar ese apellido. Tomé aire y lo solté ; por mi boca solo salieron palabras llenas de miedo.

― Señor Gualandi lamento mucho su perdida. ― Dije aguantando la respiración esperando lo peor.

― Yo lo siento mucho. ― Dijo aquel hombre de cabello blanco, sus ojos me miraban, pero no parecía molesto estaba dolido.

― Mi hijo cometió grandes errores, pero el error más grande que tuvo fue el de tenerme a mí como padre. ― Tome aire, mi mandíbula temblaba al escucharlo hablar. Sentía que mis piernas se habían convertido en gelatina del miedo que se apoderaba de mí. Una cosa era estar con Luca y conocer su historia, pero otra muy diferente era estar frene al hombre más peligroso de la mafia.  Las personas se estaban yendo a lo lejos vi a Bianca, Giovanna y Paolo estaban preocupados por las expresiones de sus rostros. Me habían escondido y ahora el mismo padre de Alessandro me mataría. 

― Creo que todo acabaría si terminara contigo. ― Dijo el hombre, mientras metía su mano dentro de la gabardina, estoy segura que estaba por sacar un arma.

― Haga lo que tenga que hacer señor Gualandi, honestamente mi vida ha cambiado en estos últimos meses y ya no me importa si me mata. Mi vida ahora esta arruinada, así que si usted decide ponerle fin no abra ningún problema, quizás el hombre que me dio la vida más no el que me crio que usted le dice mi padre lo buscara para asesinarlo porque todos los medios, el hizo lo impensable para que yo llevara una vida diferente pero aun así ese hombre no me interesa, por mí se puede morir porque mato al amor de mi vida que era su hijo. ― Dije algo agitada.

― Si te asesino Fantini se vengaría y ¿Qué? Yo perdí lo más preciado que era mi hijo. ― Me mostro un arma. ― Podría darte un balazo aquí justamente en la cabeza y acabar con todo esto de una buena vez. ― Alessandro quito el seguro y cerré los ojos ya todo por fin terminaría. Escuche el impacto del disparo, pero yo estaba bien, no sentía nada extraño en mi cuerpo. Abrí los ojos y lo mire había disparado al suelo.  ― Toma esto. ― Dijo abrí mis ojos y tenía un papel en su mano. Ahora no entendía que estaba pasando,




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