Secretos & Venganza

Mini Adelanto

Carmen se había marchado en la noche tal y como lo habían acordado ese día. Ian lloró al despedirse de su nana, pues hacía demasiado tiempo que su nana no se alejaba de él, pero Mila le explicó que ella regresaría en unas cuantas semanas y Ian lo supo entender.

Al día siguiente Ksenia junto a Stevens y a Luis se habían marchado al aeropuerto desde muy temprano, mientras que Mila se quedó con su hijo y tres de sus custodios.

Luis había dejado a Henry para qué se encargara de la seguridad de Mila y Ian mientras él se encontraba ausente, si lo había dejado a él fue porque era el más calificado de los tres y Luis le tenía suma confianza al chico.

****


Mila entre risas y un gran alboroto estaba alistando a su pequeño para llevarlo con ella, el pequeño niño hacía algún que otro puchero y eso le causaba gracia y ternura al mismo tiempo. 

Una vez que ambos estuvieron listos Mila tomó a su hijo en brazos y bajó a la primera planta, se dirigió a la puerta, tomó las llaves de la casa y su bolso de manos.

Salieron de la casa y cerró la puerta para luego subirse con su hijo en uno de los dos vehículos que quedaban a su disposición.

Henry puso el auto en marcha y como era costumbre detrás de ellos en otro auto venía otro de los tantos custodios que solían cuidar de ella y su familia.

—Señora, ¿vamos a la pastelería? — inquirió Marcos; un chico de pálida de unos veintitantos, cabello negro al igual que sus ojos, de una altura del metro ochenta y su cuerpo al igual que el resto de los custodios poseía una masa muscular muy bien ejercitada. 

—No —respondió ella hurgando entre las cosas de su bolso—. Iremos a esta dirección —dijo al fin, haciéndole entrega del papel donde aquella chica había escrito su dirección y número telefónico.

Marcos le dijo la dirección a Henry y este asintió.

—Cambiaremos de dirección, síguenos —a través de un comunicador le informó a Robert, el conductor del vehículo que venía tras ellos.

—Entendido —respondió la voz gruesa del hombre. 

En un completo silencio Mila, admiraba la vista de la increíble y bella ciudad mientras recordaba algunas cosas de su vida pasada, cosas de las cuáles se arrepentía de haber hecho. 

—Señora, ¿el pequeño quedará bajo nuestro cuidado? —inquirió Henry sacándola de aquel ensimismamiento.

Él la estaba viendo por el espejo retrovisor y notó que estaba algo ausente. 

—Sí —respondió con la vista puesta en la ciudad—. Solo serán unos minutos, él no se dará cuenta de mi ausencia —mencionó distraída.

El pequeño se había levantado muy temprano para poder despedir a su tía Nía y producto de eso estaba cansado, tanto que se había quedado dormido sobre el regazo de su madre.

 —De acuerdo —asintió regresando la mirada hacia el frente.

1, 2, 3. Pronto sus caminos se unirán.

Ya es tarde, no hay vuelta atrás.
 

 

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En el texto hay: mafia, romance, amor y venganza

Editado: 01.03.2023

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