Capítulo 19

Oculto en la oscuridad del callejón estaba esperando ansioso a que la ayuda llegará.

Con el correr de los minutos su ansiedad aumentaba y el temor a que ella se fuera sin que él pudiese entregarle la nota que poseía en su mano era tan latente como el sonido rítmico de su corazón.

— Señor — murmuro un chico adentrándose al callejón, sin ser visto por nadie más que fuera su jefe.

Caucásico e intrépido como ninguno, poseedor de ojos arrebatadores de una oscuridad admirable, cabello negro tan similar a una odisea hacia el más largo y profundo abismo. Todo en el joven de apenas unos veinte años de edad era oscuro, hasta sus prendas variaban entre azul y negro.

— Por fin — aludió el sujeto uniendo sus palmas y soltando un suspiro de alivio.

A juzgar por su porte el chico deduzco que se encontraba sumamente ansioso por su llegada.

— Siento el retraso — se disculpó — ¿Para qué me ha llamado? — inquirio redoblando su interés.

— ¿La ves? — pregunto señalando a Mila con su cabeza. El joven muchacho se volteó y luego asintió — Bien, necesito que vayas y preguntes si ha visto a un par de chicos pasar cerca de ella. Luego de que ella responda estrechas su mano y le entregas este papel — explicó Kaleb y extendió la mano para que el muchacho tomará el trozo de hoja — Repite lo que te he dicho — pido amablemente.

— De acuerdo. Solamente debo acercarme a la señorita y preguntar si ha visto pasar a unos chicos enfrente suyo. Cuando ella responda estrecho su mano y aprovecho para entregarle la nota — respondió sin duda alguna.

El chico era una esponja sorbiente de información por esa razón Kaleb había acudido a él, al mismo que consideraba el más astuto e inteligente del grupo Cobra.

— Exacto, eres muy inteligente — halago Kaleb — ¿Alguna duda o inquietud? — la poca luz no dejaba ver ninguna expresión facial, pero al realizar su pregunta lo hizo con sumo interés.

— Solo una pregunta y una inquietud. ¿Qué hago si pide información acerca de los supuestos jóvenes? ¿Y qué haré si aquellos hombres me detienen antes de que pueda llegar a ella? — expreso un tanto nervioso, pues había visto que los hombres estaban parados cerca de Mila y no le quitaban la mirada de encima.

— Inventa algunos rasgos físicos y por ellos no te preocupes, te verán como a un simple peatón perdido. Tú... solo ve que no pasará nada. Tienes mi palabra — habló con firmeza.

— Bien, pero usted sabe que no soy bueno en combate y esos tipos parecen muy...

Conocido por su inteligencia no por el talento que tenían sus demás compañeros, él no era bueno luchando y por ello lo evitaba a cualquier costó

— Ella no dejará que se acerquen a ti — le interrumpió — ¿Puedes hacerlo? — inquirió curioso.

— Si — respondió firmemente — Confío en su palabra — murmuro antes de salir del callejón.

El muchacho se alejó unos cuantos metros y luego cruzó la calle.
Kaleb miraba atentamente los pasos del joven.

Mila había encendido otro cigarrillo, pues aún se encontraba sumamente furiosa y su único método de descarga era ese, fumando y llenando sus pulmones con el tóxico humo de la nicotina hasta que esté la tranquilizara.

— Disculpe — oyó la voz gruesa de un hombre a sus espaldas.

— ¿Si? — inquirió Mila girando sobre sus talones con expresión curiosa.

— ¿No ha visto pasar a una mujer y un chico de estatura mediana, ambos con ropa deportiva y de cabello oscuro?. Estábamos por ir a cenar, pero me han deja...

El joven no pudo terminar de articular su mentira, puesto que Robert, Stevens y Henry inmediatamente se acercaron tomándolo por los hombro y alejandolo de Mila.

Robert del mismo modo sobreprotector la tomó del brazo y la obligó a retroceder.

— Basta — vocifero Mila irritada, soltándose del agarre que Robert ejercía sobre ella y mirando enojada al resto de sus custodios — Sueltenlo — exigió y le dio una gran calada a su cigarro.

Los hombres que sostenían al muchacho miraron a la pelinegra frunciendo el ceño y quisieron oponerse a la petición de Mila, pero ella se cruzó de brazos y los miro exigente.

Stevens y Henry bufaron, sin embargo terminaron por ceder sin rechistar.

— No nos alejaremos — dijo Stevens mirando al chico de abajo hacía arriba de manera amenazante.

— Señorita Mila, estoy de acuerdo con él, dejaremos que hablen pero de aquí no nos movemos — asentuo Robert — No sabemos las intenciones del joven y tampoco no arriesgaremos — planteó sin mas.

— De acuerdo, dejen que se acerque. Solo vino hacer una pregunta y nada mas. Ustedes siempre exageran todo — bufó como si fuera una niña pequeña,  comenzaba a sentirse sobreprotegida y eso le causaba molestias.

— Puedes acercarte — indicó Henry mirando al muchacho con su semblante serio.

— Gracias — pronuncio él, paso seguido se acercó a Mila y la miro a los ojos.

— Dime, ¿en que te puedo ayudar? — sugestiono Mila.

— Lamentó haber causado problemas — mencionó fingiendo estar apenado — Pero solo me he acercado a la señorita para preguntarle si no ha visto pasar a dos chicos por aquí — alegó intercambiando miradas con los tres custodios.

— Lo entiendo y no te preocupes por ellos, únicamente hacen su trabajo pero a veces suelen exagerar las cosas — dijo Mila mirando al muchacho con una sonrisa sutil — Con respecto a tu pregunta no, no he visto pasar a nadie por aquí... Bueno, no a personas con las características que tu estabas describiendo — explicó Mila sopesando si había visto a alguien con las características que el muchacho anteriormente le había mencionado, pero no, por allí no había pasado nadie con ropa deportiva, de altura promedio y cabello oscuro.

Eso a Mila le resulto un tanto extraño, pues hacia bastante frío y a esa altura de la noche, nadie andaba por la ciudad realizando ejercicios, puesto que casi era de madrugada y andar por las calles en un horario tan alto podría llegar a ser un poco peligroso.