Secretos & Venganza

Capítulo 32

— Y bien, ¿para que me llamaste? — inquiere una vez que estoy cerca suyo.

Su voz grave más el tontito áspero que utiliza no me hacen gracia.

— ¿Directo al punto, eh? — murmuro — Bien, lo que quiero... Mejor dicho te he llamado para proponerte algo y claramente no aceptaré un no por respuesta.

— No es propuesta Kaleb, prácticamente me obligaras a que acepte — vira los ojos con hastío.

— Me alegra que vayas entendiendo las cosas — sonrio sin atisbo de diversión.

Arruga sus labios de manera que se vislumbra el poco interés que le porta a esta conversación.

— Dime que quieres de una buena vez. Sabes que no... directo al punto primito — pronunciando lo ultimo palmea y aprieta mi hombro a modo de ejercer presión o quizás... solo quizás, lo hizo para meter miedo.

Su apretón no fue uno suave o fraternal.

— No me llames primo. Tú y yo no somos nada — refuto tomando y quitando su mano lejos de mí — Lo vuelves a repetir y te llevarás una zapatería en tu trasero.

Ríe con sonar.

— Como sea. Habla o me largo — odio tanto la manera en la que se expresa, odio escucharlo hablar.

Ni siquiera sabes las ganas incontrolables que tengo de partirte la cara.

Sé perfectamente lo que hizo, se por el mismísimo Xander que fue él y su séquito de neuróticos quienes destruyeron la propiedad de la pastelería. Sé que la ha estado observando y por eso quiero tenerlo cerca; mantenerlo controlado.

— Quiero... más bien exijo que regreses al clan. Necesito gente en quien confiar, ¿y qué mejor que un familiar? — su ceja derecha se arquea y la interrogación se detecta en su mirar claro.

— ¿Estás de broma o qué carajos te pasa por la cabeza?

Y allí está, su temperamento cambiante, asfixiante e insufrible.

— No, no es una jodida broma ni nada que se le parezca...

***

 

Manipulación, le he dado una buena manipulación y lavada de cerebro para que finalmente termine cediendo.

 

No ha sido fácil y casi que mi paciencia llego a sus límites para dirigirme a romperle su puta perfecta hilera de dientes.

 

— ¿Así qué Zacarías, aceptó tu propuesta? — inquiere Xander, golpeando un bolígrafo contra la madera del escritorio.

 

Solo asiento en silencio, mirando la pantalla del móvil y el contenido del reciente mensaje que ha entrado.

 

Por aquí todo va bien. Bianca no ha salido de la casa. No debes preocuparte por nada, todo está bajo control jefe.

 

Lo leo por quinta vez y me alegra de que por lo menos algo marche bien.

 

Le pasó el móvil a Xander y este lo toma y chequea el mensaje.

 

— ¿Será que la peque ha decidido no tocarnos más los huevos? — pregunta burlon, regresandome el artefacto tecnológico.

 

— Esta creciendo y ya sabe que debe comportarse como una señorita — respondo neutro.

 

— Bueno... — llevando una mano hacia su cabello deja su frase a medias. — Por lo menos no necesitamos preocuparnos por ella — artícula regresando a golpear el bolígrafo sobre la superficie de madera pulida.

 

— Eso es lo que dice en el mensaje — hablo mirando como mueve una y otra vez la mano — ¿Por qué no dejas de hacer eso y en vez de golpear el bolígrafo incrusta tu cabeza contra la pared? — lo digo enserio, sin embargo él parece tomarlo en broma y me sonríe con sorna.

 

— No sé como se hace, pero si me das una clase luego lo repito, ¿vale?

 

Aún no hayo una respuesta de su radical cambio, pero me agrada el hecho de que no esté todo el tiempo serio, a la puta defensiva y con su humor de perros salvajes.

 

— Es fácil, simplemente te paras frente a cualquier muro y mueves tu cabeza con rapidez. Hazme el favor y no pares hasta que te sangre — explico y el rie con sonar.

 

— Muy gracioso. — dice sin dejar de reproducir esa risa que me contagia y hace sonreír — Muy gracioso — repite poniéndose de pie, ajustando su saco y uniendo los botones del mismo.

 

— ¿A dónde vas? — realizo la pregunta cuando lo veo dirigirse hacia la puerta.

 

Mira el reloj que lleva en su mano izquierda y pasa a voltear la mirada hacia mí.

 

— Son las doce y ya huelo el almuerzo. ¿Vienes o te quedas? — inquiere arrastrando sus pies hasta la salida.

 

— Voy en dos minutos — respondo abriendo la laptop.

 

— Bien, pero no veas porno que es para ñoños — bromea y al fin de cuentas se termina yendo por donde hace rato entro.

 

Zacarías Segovia Campbell, hijo único de Jacob Segovia y Ane Campbell. Veintisiete años de edad, atlético y emocionalmente frivolo.

 

¡Qué informe de mierda! ¿Acaso no pudieron agregar lo imbécil que es, la facilidad que tiene para convertirse en un puto fantasma y joderte la vida sin que puedas darte cuenta?

 

Joder, pero que porquería barata. Y pensar que pague doscientos dólares por esta mierda.

 

No sé si estoy riendo por frustración o por la porquería que resultó el estúpido informe.

 

Si sabia que tan solo me entregarían esta estupidez lo hubiese hecho por mis propios medios.

 

El sonido del móvil me saca de la lectura y hace desviar la mirada hacia los movimientos que produce la vibración.

 

Son mensajes de Verónica y me resulta extraño que haya mandado tantos cuando hace tan solo unos minutos dijo que todo estaba bien con Bianca.

 

Regreso a leer lo enviado y algo no me cuadra, ha utilizado caracteres y eso solo ocurre cuando necesita decir algo para solo Demon pueda descifrar.

 

Me levanto del asiento y salgo hacia el comedor. Al llegar notó que todos estas sentados alrededor de la enorme mesa, visualizando a Demon no lo dudo y me acercó a su ubicación.



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En el texto hay: mafia, romance, amor y venganza

Editado: 01.03.2023

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