Ya ha pasado una semana desde la desaparición de David y cada día es peor que el anterior mi casa esta como el infierno todo lleno de tensión Esmeralda no sale de la habitación no come ni bebe nada tengo miedo que se mate por toda la situación ya vinieron personas de la capital para investigar pero todavía no han venido a hablar con nosotros lo que es raro y cada día vivo con un miedo profundo que nos atrapen a veces pienso que lo mejor hubiera sido entregarse y acabar con todo pero soy una cobarde.
Paso mis días haciendo mi trabajo en la panadería y mis noches dando vueltas en mi cama y sigo mi rutina sin cambiar nada y sin dejar que pase algo nuevo que pueda llegar a cambiarla.
Llegando a mi casa noto unos coches estacionados en la entrada con las insignias del reino la corona dorada y el león rugiendo hicieron que se me enchinara la piel al fin vinieron a investigar aquí, fue lo primero que pensé trato de tomar respiraciones profundas y camino hacia la entrada de la casa con un miedo inmenso y sabiendo que llego el momento de actuar.
-Hola es lo primero que digo al ver todos los hombres que están en la sala de estar y mis padres aparecen de inmediato. -hija que bueno que llegas dice mi madre ayúdame atraer pan para los invitados y trae el té por favor.
-claro madre vuelvo enseguida.
Camino lo más rápido posible hacia la cocina y preparo él té y pongo pan en una bandeja y lo llevo todo a la sala donde se encontraban las personas se me acerca mi madre y me ayuda con el pan para ofrecérselos a los hombres sentados mientras yo sirvo el té no me atrevo a preguntar, aunque ya sepa la razón de su presencia en mi hogar.
-Se escuchan pasos bajando las escaleras era mi padre con una sonrisa en la cara Adelaida al fin llegas eres la única que falta sube a mi oficina.
-Si protestar subo las escaleras siguiendo a mi padre.
-Él lo sabe Ada.
¿Qué cosa?
-Lo que paso con David ya lo saben todo.