Acabamos de parar a descansar después de dos horas y media de viaje, nadie habla. Estamos los cuatro en la cola de una cafetería esperando nuestro turno para pedir. Cada minuto se pasa cada vez más lento, supongo que el hecho de no saber cómo está Kay, nos está matando poco a poco por dentro.
Veo como la señora Sanders abre su bolso torpemente, y ya veo porqué, le están llamando. Descuelga el teléfono y se va a otra zona para hablar, por lo que no entiendo qué es lo que dice.
Se acerca, y de verdad espero que sean noticias sobre Kay, porque me tienen en ascuas.
- Me acaban de informar de que Kaylee está en observación, y dicen que puede que despierte en una horas- dice cuando llega, supongo que habrá horarios de visita, así que espero no llegar tarde.
- Eso es bueno, eso quiere decir que está fuera de peligro, no?
- Sí, pero aún no le han hecho muchas pruebas, cuando despierte le harán alguna que otra para saber si tiene daños cerebrales.
¿Daños cerebrales? Joder, espero que no, ella ha sido siempre una chica feliz con una buena vida, con el amor de sus amigos y familia, como para que ahora por un estúpido accidente pierda la memoria.
En lo que terminamos la breve conversación, es nuestro turno y me pido un café doble y unas tostadas, también ordeno un bocadillo grande de tortilla de patata por si me entra hambre de camino, no queda mucho para la hora de cenar.
Ya vamos a sentarnos en una de las mesas del Fondo de la cafetería, que tiene unos dos pequeños sillones de cuero marrón, que parecen bastante cómodos y una iluminación un tanto cálida, lo que me transmite algo de tranquilidad.
¿Os dije que era cómodo? Pues no, me equivoqué al cien por cien, parece más bien una tabla de acero forrada con cuero sintético. Supongo que no pensaron mucho en que aquí, la mayoría de la gente que para a tomar algo, lleva metida en un coche por horas y tiene el culo hecho un bloque.
Cada uno come de su plato sin decir nada, el ambiente es extraño, los gemelos se miran entre ellos sin saber que decir por la situación están algo incómodos, porque aunque están preocupados no les afecta igual que a nosotros, en realidad creo que están aquí por mí más que por ella tan solo la han visto unas cuantas veces y ellos saben que los necesito por si acaso no sabía que es lo que me esperaba allí.
La señora Sanders está distraída y lo único que hace es mirar el móvil y refrescar el registro de llamadas cada poco.
En la mesa de enfrente a mí se ha sentado un hombre, se me hace familiar su rostro, y es raro porque me está mirando fijamente, y esto me está poniendo nervioso.
En un movimiento brusco gira la cabeza para llamar a una camarera que acaba de entrar a trabajar. Eso ha sido siniestro, en la escala de uno al diez, la niña del exorcista le habría puesto un ocho por ese movimiento.
Después de realizar su pedido, saca un periódico de dentro de su chaqueta y procede a leerlo. Aiden, que está con Aydan sentado frente a mí, se levanta y dice:
-Voy al servicio- en cuanto se gira se frena bruscamente y se da la vuelta para mirarme y lo veo súper pálido, le lanza una mirada a Aiden señalando al hombre y se acerca a mí de nuevo y me susurra -es él- ¿él? quien es...¡Él! Le miré con lo ojos abiertos como platos, Aiden sigue su trayectoria hacia el aseo y el hombre se levanta, sin tomarse lo que pidió, y sale por la puerta.
Enseguida me levanto y salgo tras él, abro la puerta y me encuentro en el aparcamiento, ¿que hay?, nadie, salió hace un segundo, iba tras él, no le dió tiempo ni a llegar al coche más cercano, para montarse en él y marcharse.
Este hombre me empezaba a dar miedo. El otro día casi provoca un accidente contra Aiden y Aydan, por lo que pude ver cuando investigué, también causó varios en los que personas salieron bastante heridas, por lo menos alguien con su descripción. Y ahora viene con estas.
Ya estábamos de vuelta en el coche, mientras terminábamos de comer, les conté a los gemelos lo que ocurrió y también de la información que conseguí, porque no llegué a contarles nada después de lo ocurrido. Puse algo de música para relajar el ambiente y arranqué el motor y aceleré.
Ya estábamos cerca según el GPS, giro el volante hacia la derecha, y luego, dos calles adelante giro a la izquierda. Frente al hospital, había un amplio parking, que para nuestra suerte es gratuito si vienes al hospital. Entro y casi todos los que veo están ocupados o están reservados para los trabajadores, después de dar un par de vueltas, visualizo un sitio libre cerca de la puerta de salida. Nos bajamos los cuatro del coche y nos dirigimos hacia la entrada del hospital. Allí se encontraba un simpática mujer detrás del mostrador, nos acercamos a ella.
- Disculpe, nos podría decir en qué habitación se encuentra Kaylee Sanders - le pregunta su madre, yo mientras tanto me comenzaba a poner nervioso, voy a verla después del accidente por primera vez, se que no está en peligro, pero me preocupo por ella igual, lo más seguro es que no esté bien físicamente, cosa que me asusta, ver su estado tan débil me rompería el corazón.
-Un segundo por favor, que lo busque- veo como la mujer busca en el ordenador hasta que nos dice - Está en la segunda planta en la habitación número 205, para llegar allí podéis subir tanto por las escaleras como el ascensor que están allí- nos dice señalando detrás nuestra - subís hasta la segunda y giráis hacia la izquierda, las habitaciones impares están en el lado derecho del pasillo- nos indica.
-Muchas gracias- le digo y salgo casi corriendo hacia los ascensores pero me doy cuenta que hay cola, ya he perdido tiempo llegando hasta aquí como para perder más por no hacer un poco de ejercicio y subir unos cuantos escalones. Todos subimos por las escaleras, cuando llegamos a la segunda planta me fijo en los números de las habitaciones, voy por la izquierda y la habitación de Kay es la séptima a la derecha.
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Editado: 24.11.2020