Secuestrada ©

4. Theo y Ben

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Theo'S

Tocaron la puerta de mi habitación, como siempre a las 10.00 am, cerré mis ojos y resoplé por lo bajo.

-¿Theo? ¿estás despierto?

-Si doctora Judith, como siempre - la última parte, la dije en un susurro.

-Esta bien, te esperamos en los consultorios, tu hermano y yo estaremos esperando.

Cerré mis ojos, y me levanté lentamente de la cama. 
Como de costumbre (17 años de mi vida, desde que tengo memoria) fui hasta el baño a lavarme la cara, y los dientes.
Acomodé un poco mi pelo, y luego me puse la bata.
Salí de mi habitación, y comencé a caminar por los largos pasillos blancos, mientras saludaba a todo médico que se me cruza.
Doblé en la ultima puerta, y le di dos toques.

-Tarde - dijo Ben sentado en la camilla.

-Que novedad - dije rodando mis ojos - ¿ya te revisaron?

Éste negó - quise esperarte.

Me encogí de hombros, y me senté en la camilla de en frente.

-Bueno chicos, necesito que extiendan sus dedos y respiren profundo - dijo sonriendo divertida.

-Ya no tenemos cinco años Judith - dijo Ben negando lentamente.

Luego de que nos tomaran unas cuantas pruebas de sangre, nos recostamos para que puedan revisar nuestro pecho, y ver como respiramos. En conclusión el chequeo general.

-Bueno - dijo mirando la computadora - están...

-Sanos y sin ninguna enfermedad, porque recuerden que dentro suyo llevan algo muy especial y poderoso, y es por eso que no pueden salir de aquí hasta que sea seguro, porque... - lo miré a Ben pensativo - ¿como seguía?

-Porque hay personas malas las cuales quieren este poder, y es por eso que debemos mantenernos ocultos, controlados y bien cuidados - dijo mi hermano mientras sonreía.

La doctora Judith sonrió de costado - yo se que están hartos de ésto, pero quiero que entiendan que están a salvo aquí, y que tarde o temprano, cuando todo se solucione, serán libres de hacer lo que quieran.

Me encogí de hombros - dentro de dos semanas cumplimos 18, y por lo que leí en la web, a esa edad somos capaces de tomar nuestras propias decisiones.

Ben me miro atento, y luego hacia la doctora - ¿eso es cierto?

Esta se puso seria - lo siento, pero eso no va con ustedes, le hicimos un juramento a sus padres de que los mantendríamos protegidos.

Bufé molesto por lo bajo - nosotros no pedimos vivir de esta manera - me crucé de brazos.

Ben bajó la cabeza, y se quedó callado.
Odio cuando hace eso, siempre soy yo el que dice las cosas. Siempre soy yo el que se queja. Siempre soy yo el que trata de salir de esta realidad. Siempre yo.

-Mamá y nosotros hubiéramos muerto sino...

-¿Sino tomaba de esa estúpida flor? Creo que hubiera preferido morir ¡que estar ya 17 años encerrado y quien sabe cuanto más en este lugar!

Judith alzó sus manos - Theo se que estas enojado, pero tienes que entender que es por tu bien.

Asentí rendido, ya que ellos jamas me entenderían.

Ben se levantó lentamente - vamos Theo, no sirve que te pongas así.

Molesto me levanté de la camilla, y caminamos hasta la puerta para salir dando un portazo (de parte mía obviamente)

-Estoy cansado que te quedes con la boca cerrada Ben, parece que soy el malo.

Éste me miró de reojo - yo también estoy harto de este lugar, y daría lo que fuera por estar aunque sean 5 minutos afuera - me detuvo y me agarró por lo hombros - pero si te sigues quejando de esa manera, mas atención te pondrán sobre ti, y así nunca podremos tener la posibilidad de salir de aquí, juntos - dijo susurrándome en el oído - ¿me entiendes?

Asentí lentamente - no es mi culpa ser tan impulsivo.

-Trata de calmar esa parte tuya - dijo sonriendo.

Miré hacia el suelo - vayamos a cambiarnos y comamos algo rico - reí.

Ben rodó sus ojos - si rico te refieres a sopa de espinaca con pescado, vamos entonces.

Le guiñé un ojo, y di media vuelta para dirigirme hasta mi habitación.

Gabriela'S

Me atraganté con el ultimo bocado (si podría llamarse así) del puré con pan.
Con cara de asco, corrí el plato a un costado, y me moví incómoda al ver que Isaac no deja de mirarme.

-¿Te puedes ir? - le escupí con bronca, mientras me hacía una bolita.

-No.

Suspiré cansada por la situación, y comencé a sentirme mareada.

Lo miré fijo, y mi mentón comenzó a temblar - mátame, por favor. Quiero que me mates.

Éste largo una carcajada.

Lo miré incrédula - ¿dije algo gracioso?

-Mira niña, el momento ya llegara, no adelantes las cosas.

Miré hacia un costado indignada, y sin aviso comencé a devolver lo que había ingerido antes.

-Mi cabeza - me largué a llorar, y no me importó que me viera de esa manera, ya no me importa nada.




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