~Escuché un quejido, y antes de que pudiera correr unos cajones de madera, una voz detrás mío me sobresaltó~
-Gabi, ¿qué haces aquí? - dijo Jared cruzado de brazos, y con una ceja alzada - éste lugar es un desastre y puedes agarrar alguna especie de infección, si no tienes cuidado. Creí que mi padre había dicho que no vengan para éstos lados - se cruzó de brazos sonriendo, y se hizo a un costado para que saliera de allí.
Hice una mueca algo divertida y alcé mis cejas - lo siento, estaba buscándote - tosí por lo bajo mientras salía del establo - quería hablar contigo, y...
Éste alzó sus manos preocupado - no por favor, te iba a pedir perdón por mi comportamiento tan idiota - bajó su cabeza - no tendría que haber hecho eso, lo siento Gabi.
Su respuesta me llevó por sorpresa, ya que no creí que iba a ceder tan fácil. Al parecer su sentimiento es muy sincero, ya que lo veo arrepentido.
Sonreí de costado - entonces ésto me deja mas tranquila, ¿estamos bien?
-Si - sonrió, pero antes de irme me detuvo - ¿tú y Isaac son algo?
Me encogí de hombros - más o menos, pero de que me gusta, me gusta - apreté mis labios algo nerviosa por mi franqueza, pero al parecer se lo tomó bien - el resto no sabe nada, yo...
-Tranquila, si tú todavía no hablaste, yo no tengo que andar divulgando cosas - me guiñó un ojo - y en serio, no vuelvas más aquí. En los consultorios, no tenemos tantos medicamentos si alguno llega a contraer alguna infección. Y más aún no estando acostumbrados a éste lugar.
Asentí - no volveré, lo prometo - dije obviando la parte de cuando escuché un quejido.
Me di media vuelta, y caminé hacia mi cabaña. Apreté mis manos algo ansiosa, mientras debato mentalmente, si lo que escuché fue cierto, o fue imaginación mía.
Giré la perilla de la puerta, y me adentré para calentar mi cuerpo. Suspiré profundo y cerré mis ojos, mientras me recuesto en el sillón pensativa.
Quizás fue el viento, o algún otro animal, como una rata. Sin embargo estoy segura que aquel quejido fue humano.
Creo que ésta noche volveré y lo verificaré todo de nuevo. La duda me carcome por dentro, y sería muy tonto quedarme de brazos cruzados sin hacer nada.
Lo más probable es que no haya sido nada, pero ante la duda, necesito pruebas de que todo esté en orden.
-Niña - unos golpes azotaron la puerta - abre, se me congela el trasero - dijo Isaac rápidamente.
Reí por lo bajo y me arrimé a la cerradura - ¿si? ¿quién es? - alcé una ceja algo divertida.
No recibí respuestas de él, por lo que me pareció extraño y abrí la puerta. Me sorprendí al no verlo por ningún lado.
Unas manos me tomaron por detrás, y si no fuera porque me tapó la boca, hubiera largado un grito de terror.
-¿Sabes lo peligroso que es dejar la ventana sin seguro? - susurró en mi oído, y sobó su nariz congelada por mi cuello, lo cual hizo que me estremeciera por completo.
-Lo tendré en cuenta a la próxima - dije una vez que sus manos se quitaron de mi boca. Traté de zafarme pero me fue imposible - alguien puede vernos Isaac, y no estamos en una pose tan normal, como para no generar sospechas.
Isaac largó un quejido - no se si soportaré verte sin que yo esté al lado tuyo, rodeándote con mis brazos - rió por lo bajo, abrazándome aún más fuerte.
Alcé una ceja - estuvo mal lo que hiciste al frente de Ben, habíamos quedado que estarías conmigo - bufé lentamente - tendría que haber sabido que harías eso - me dije a mí misma.
-Lo siento, no pude resistirme - hundió su cara en mi cuello, y largué un leve chillido, ya que está congelado.
-¡Me haces cosquillas! - dije algo histérica, tratando de salir de sus brazos, cosa que logré. Muerta de frío, cerré la puerta que previamente había dejado abierta, culpa de que el señor, usara la ventana.
-Trevor vino a hablarme - cambió su cara a serio, y se sentó en una de las sillas - no se si quiero perdonarlo.
Me crucé de brazos y me senté al frente suyo - ¿por qué?
Me miró a los ojos preocupado - por todo lo que te hizo a ti, y a mí.
Hice una mueca en desacuerdo - lo que me hizo a mí, es entre él y yo. No tienes que ponerme de víctima en tus condiciones de perdón - rasqué mi nuca - y creo que se necesitan mutuamente, es tu amigo, tu hermano, y prácticamente sacrificó su vida para venir hacia ti, y ayudarnos - tiré mi cabello hacia atrás - ¿o crees que si vuelve con tu padre éste no le hará nada?
Isaac asintió - lo primero que hará será meterle una bala en el medio del cráneo. Y dudo si haría lo mismo conmigo - alzó una ceja pensativo.
Alcé una mano señalando que lo que decía tenía lógica - ¿ves? ¿cuantas veces te apoyó, y estuvo contigo en las buenas y en las malas? - lo miré de reojo estudiando atentamente su mirada. Al parecer lo que le dije se lo tomó muy profundo, y se quedó pensativo con una gran mueca de disgusto.