Secuestrada por el amor

Capítulo 7

Después de todo lo que pasó esa noche tan terrible que marcará mi vida, me duché nuevamente , puse un short Jean, una camiseta de rayas y un crop-top blanco.

Nos dieron a desayunar un plato con frutas y un vaso de agua.

Al llegar los hombres me llama la atención uno al ser tan joven y apuesto creo que no tiene necesidad de comprar mujeres pero al parecer si, el señor nos había dicho los nombre y enseñado fotos para que supiéramos "tratarlos", intento no hacer contacto físico con ninguno lo cual terminó bien solo por un rato.

—Ares—

He visto las chicas, todas, casi todas literal las han comprado, solo que hay algunas nuevas, me llama la atención una en específico, no sé su nombre pero es hermosa con su rostro abajo y su pelo ondulado cayendo como cascadas por los lados de su rostro, Intento mirarla pero resulta inútil, me acerco un poco, toco su hombro; Me mira y la visualización entre ambos se hace fuerte y pesada, salgo de trance por la voz del señor alias el tigre, que nos llama para juntarnos y comenzar la subasta.

—Dato: Los hombres ordenados de mayor a menor.

Juan "67" 
Abel "55" 
Pedro "43 
Luciano" 33" 
Agustín "28" 
Nicolás"25" 
Ares "21"

—Señores estás chicas han llegado algunas ayer, todas de paquete solo pidan y sírvanse.

Todas nuevas, sin usar. Llama a los nombres de cada una, mientras dan un paso al frente.

Aquella chica que miré desde que llegué, deseo tenerla.

—La quiero—. digo en voz alta.

Hacen sus ofertas, muy buenas pero ella estará conmigo no importa cuánto cueste.

—Está linda la quiero—dice Luciano— doy 20'000 dólares

—Te doy 25'000 por ella—dice Juan

—30'000 por ella, se lo merece—dice Agustín con una expresión maniática.

Todas son subastadas muchos se van pero siempre hay competencia. Luciano, juan, y Nicolás.

—38'000, que dices he sido la apuesta más cara hasta ahora y nadie dará más lo aseguro—dice Nicolás mirando con rostro de triunfador, pero la apuesta no se termina aquí.

—100'000 dólares por la hermosa Verónica—digo con satisfacción, era más que obvio que no se arriesgarían a más.

—Es de Ares la chica, toda tuya amigo, espero que la disfrutes—me dice el tigre contando su dinero.

—Claro que sí, gracias amigo—Respondo mientras me voy con mi chica.
 


 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.