Secuestrada por el amor

Capítulo 28

Era media noche cuando una música suena, muy cerca, diría que dentro de la casa. Me asomo a la ventana y no me lo puedo creer Ares me trajo serenata. A mí. Mientras sigo con mi incredulidad mi madre baja a la puerta y pide que paren pero no lo hacen.

En ese momento algo en mi se sintió raro y es cuando Ares saca algo de su bolsillo. Sentí algo muy caliente en mi pecho, una sensación como ninguna otra.

—Verónica Michelle Fuentes Evans, me harías el hombre más feliz del mundo casándote conmigo? —pregunta desde abajo con la cajita extendida hacia arriba.

Sorprendida aún sin pasar la información grito en respuesta.

—¡Claro que quiero casarme contigo!

—¡Te amo!—grita devuelta

—¡Yo más!—sonriendo bajo rápidamente a lo que me detienen cuando voy a salir a recibir mi anillo. 
Sin pensar en ella me recrimino al acordarme después de contestar aunque no me arrepiento.

—¿Que piensas que haces jovencita?

—Madre ya no soy una niña compréndelo por favor.

—Si lo eres, sigues y seguirás siendo mi niña— con ¿lágrimas?

Por Dios me siento fatal al verla así y más sabiendo que yo provoco esto.

—Mami no llores por favor no me gusta verte llorar—digo secando sus lágrimas.

—No quiero perderte.

Esas palabras me aturden, eso mismo dijo Ares, y parece que tendré que dejar a uno de los dos libres.

—Acepté, y aceptaré madre. Yo amo a Ares—digo suavemente esperando que me comprenda.

Busco mi anillo feliz, abrazo y beso a Ares quien se despide para irse a descansar. Pero no sin antes devolverse a cargarme y darme vueltas, mientras que me sentía tan bien.

∆∆∆∆

Al día siguiente...

—Ares...

—Si, amor dime—dice mirando el cielo junto a mi.

—Sabes que soy menor de edad verdad?

—Si, lo sé, pero si queremos estar juntos se puede.

—Pienso eso. Te amo amor.

—Yo más.

—Amor que piensas si llevamos a cabo el matrimonio el mes que viene.

—Creo que es mejor esperar a que cumpla la mayoría de edad, no quiero que digan que me utilizaste, o te aprovechaste de mi.

Nos envolvimos en un suave y lento beso. Del cual no quería separarme nunca. Sus labios me hacían sentir viva.

Después de eso nos fuimos e ingresamos la casa.

—Quiero saber que te dio la idea de pedirme matrimonio.

—El miedo de perderte, y saber que cada vez que te miro no eres como las otras. Siempre siendo tú, quien me roba una sonrisa inconscientemente. 
Pero a pesar de todo eso luego compartí mucho contigo, y fui sintiendo algo parecido al amor pero no lo quería aceptar nunca me había enamorado de verdad. Pero para todo hay una primera vez.

—Me emociona mucho la verdad.

—A mi también.

—Tengo mucho sueño.

—Si, yo igual.

Nos recostamos del sofá mientras bajamos las cantinas que teníamos en las manos mientras comíamos.

Nos acomodamos, y dormimos plácidamente juntos.

Verónica Michelle Fuentes Evans quieres casarte conmigo?... Fue lo último que recordé antes de quedar totalmente dormida.
 


 




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