Secuestro Equivocado

Capítulo 06 «Secuestrada… ¿otra vez?»

Capítulo 06
«Secuestrada… ¿Otra vez?»

El motor del auto rugió con fuerza, rompiendo la tranquilidad de la mañana y arrancando a Amber de sus pensamientos. Llevaba poco más de dos horas en ese auto, con Giovanni sentado a su lado y Dallas al volante, y todavía no tenía claro hacia dónde la estaban llevando. No había preguntado porque, honestamente, no tenía ganas de escuchar a Giovanni dándose aires de importancia con respuestas vagas y miradas condescendientes. Pero eso no significaba que no estuviera frustrada.

Suspiró pesadamente, recargando la cabeza contra la ventanilla. El paisaje pasaba a toda velocidad: largas carreteras, árboles dispersos, el ocasional anuncio de una gasolinera. No tenía idea de si se dirigían a otra ciudad o simplemente estaban dando vueltas sin rumbo solo para hacerla sufrir. Conociendo a Giovanni, bien podría ser lo segundo.

Miró de reojo al hombre a su lado. Se veía relajado, con una mano apoyada en su muslo y la otra sosteniendo su teléfono. Se veía como si estuviera en un viaje de negocios en lugar de estar secuestrando a una mujer. Claro, él era el tipo de hombre que podía secuestrar a alguien y seguir manejando su imperio criminal sin inmutarse.

Amber lo observó por unos segundos antes de decidir que ya había soportado suficiente silencio.

—Bien, ¿vas a decirme a dónde vamos o prefieres mantener el misterio para hacer esto más emocionante? Porque, honestamente, si es por emoción, ya podrías ponerme una venda en los ojos y hacerlo más teatral.

Giovanni ni siquiera levantó la mirada de su teléfono.

—Cállate, Amber. —bufó.

—Vaya, qué caballeroso. Y pensar que alguna vez te consideré un hombre con modales.

—Nunca me consideraste nada.

Chasqueó la lengua, girándose un poco para encararlo.

—Oh, claro que sí. Te consideré un egocéntrico insoportable. Y mírate ahora, demostrando que tenía razón.

Giovanni le dedicó una breve mirada aburrida, antes de volver a concentrarse en su teléfono.

—¿Sabes qué es gracioso? —continuó Amber, sonriendo con picardía—. Que en todo este tiempo ni siquiera has intentado corregirme. Lo que significa que, en el fondo, sabes que eres insoportable.

Dallas soltó un ligero resoplido desde el asiento del conductor, aunque trató de disimularlo aclarando la garganta de inmediato. Giovanni lo fulminó con la mirada.

Amber se cruzó de brazos con autosuficiencia.

—Lo sabía.

—Dallas, baja la ventanilla y lánzala del auto —ordenó Giovanni con irritación.

—Lo haría, jefe, pero vamos a ciento veinte por hora y creo que se vería sospechoso.

Amber soltó una carcajada, mientras su captor se masajeaba el puente de la nariz como si su paciencia estuviera colapsando.

—No puedo creer que este sea mi castigo —murmuró.

Amber apoyó el codo en la ventanilla, fingiendo una expresión dramática.

—Si te sirve de consuelo, estar secuestrada tampoco es mi experiencia soñada. Aunque, considerando lo que te está costando soportarme, tal vez debería sentirme halagada.

Giovanni la ignoró por completo, lo que no hizo más que alimentar su diversión. Amber disfrutaba demasiado ver a los hombres arrogantes perder la compostura. Y Giovanni era la definición de arrogancia hecha persona.

Pero al cabo de un rato, incluso ella se aburrió.

Giró la cabeza para ver a Dallas, quien seguía concentrado en la carretera. No hablaba mucho, pero después de su pequeña risa disimulada, Amber supo que había potencial ahí.

—Oye, Dallas, dime algo. ¿Por qué trabajas para este tipo?

—Porque me pagan. —la miró por el retrovisor con una ceja en alto.

—Claro, pero, ¿vale la pena?

—Sí.

—Vaya, qué respuesta tan detallada —dijo con sarcasmo—. Me abruma tu nivel de profundidad.

Dallas sonrió ligeramente.

—¿Por qué? ¿Quieres que te cuente toda mi historia de vida?

—No toda, pero podríamos empezar con tu infancia. Dime, ¿siempre quisiste ser el guardaespaldas de un mafioso egocéntrico o es algo que simplemente pasó?

Dallas negó con la cabeza, como si no pudiera creer lo persistente que era; aun así, no respondió.

—Eres un hombre de pocas palabras, ¿eh?

—Y tú hablas demasiado.

—Por supuesto. Alguien tiene que compensar la falta de conversación en este auto —sonrió ampliamente.

Dallas soltó una ligera carcajada y negó con la cabeza de nuevo. Giovanni, en cambio, suspiró con frustración.

—Dios, dame paciencia…

Después de varias horas de viaje, el auto finalmente se detuvo en un aeropuerto privado.

—¿Vamos a viajar en avión? —cuestionó frunciendo el ceño.

—Brillante deducción. Deberías dedicarte a la investigación.

Amber lo fulminó con la mirada.



#142 en Novela romántica
#65 en Chick lit
#41 en Otros
#21 en Humor

En el texto hay: humor, gemelas, mafioso celoso

Editado: 06.03.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar suscripción




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.