El salón principal de la clase estaba cubierta de confetis de diferentes formas, las sillas y pupitres estaban en la parte trasera todas amontonadas en una esquina. Un enorme espacio libre se quedó en el centro, ahí estaba Alex y Joan ayudando a decorar, Ester y Mila sostenien las escaleras en la que estaba subido Líam para poner una larga cinta con letras.
— Necesitamos tu ayuda, Brandon.
Me agarran del brazo jalandome hasta una mesa con cantidades de comida casera.
Mierda, hoy es la despedida que se le da a la profesora Connor.
— ¿Donde está la comida que se te asignó traer? — Lyla frunce el ceño.
— Ahora lo traen, lo mande al despacho para que lo metieran en el refrigerador.
Mentira.
— Bien, sabía que se podría confiar en ti.
Besa mi mejilla.
Lyla aprovecha cualquier ocasión para besarme la mejilla. Desde que llegó, esta enamorada de mi y por muchas veces que la rechace nunca se rinde, en cierto modo es como yo.
Abigail estaba en la otra punta del salón con su amiga hablando y mirando su móvil.
Se ven muy emocionadas, será divertido saberlo.
Sus rostros cambian completamente al verme acercarme a ellas.
— Me extrañaban.
Muerdo mi labio superior.
— Pierdete.
Rueda sus ojos.
— ¿Perderme en tus hermosos ojos?...lo hago cada día cuando te veo.
Sonrio.
— Abigail, ¿habéis encontrado el nombre? — Joan se acerca entusiasmado.
Me molesta la presencia de Joan en estos momentos, parece que lo hace a posta para que yo no hable con ella.
— Tranquilo Joan esta todo bajo control, puedes irte.
Tenso mi cuello.
Mis palabras fueron lo suficiente para que se fuese.
El sabe que no puede retarme, una vez lo hizo y salió perdiendo.
— ¿Buscas el nombre de el poeta cual investigaste, verdad?
— Si, pero el Wi-Fi casi no funciona aquí.
Una sonrisa lateral aparece en mi rostro.
— Puedo ayudarte, agarra una hoja de papel.
Frunce el ceño.
Su amiga arranca una hoja de su libreta y un lápiz.
— ¿Te sabes un poema? Es para recitarselo a la profesora.
— Comienzo.
Su mirada se quedó clavada en mi boca, esperando ansiosa lo que iba a decir.
— El verdadero Google eres tú, porque tienes todo lo que busco.
Sus mejillas se enrojecen y su respiración es agitada.
— Se que no servirá para la profesora pero si para ti.
Sabía que no se podría resistir a mi.
— Tengo que irme, necesitan mi ayuda.
Intenta decirme algo pero es incapaz, antes de que yo me fuera tartamudeo una palabra sin sonido apenas.
— Espera.
Su voz inunda mis oídos.
No puede estar sin mi.
— Necesitas que alguien te baje el ego, ¿te crees muy importante por ser guapo y gustarle a todas las chicas?
Sonrio divertido, otra vez puedo ver esas chispas en su mirada.
— No es mi culpa que tenga mi propia personalidad, no sigo las normas que los demás imponen, sigo las mías propias.
— No sabes que hacer para llamar la atención — rie — Para mi eres un cobarde.
— No hace falta que haga nada, sólo con mi presencia brillo.
— Vete a la mierda.
— Que la mierda venga a mi.
Sonrio pasando por su lado.
Algo no va bien, a todas la chica que he conocido al segundo día ya estaban en mi cama, pero... Abigail es diferente y eso me gusta. Siempre que me ve sus ojos se vuelven oscuros como mi corazón, sus sonrisa se convierte en una falsa.
Me da risa cuando la veo, no sabe disimular el odio que me tiene.
Los ojos de Alexander se detienen en los míos.
— ¿Otra vez pensando en seducir a Abigail?
Rie irónico.
— ¿Como me conoces tan bien, bro?
Pasa su pulgar por su labio superior.
— Somos amigos desde los cinco años recuerda — rueda sus ojos — ¿Puedes parar de mirarla?
— No.
Es absurdo que una chica se enamoré de ti por obligación ¿crees que eso es amor verdadero?
— Si.
Bufa.
— ¿A quién le importa el amor? — Replico — Hoy día la gente está demasiada ocupada para pensar en el amor, la verdadera pregunta es ¿Existe el amor?
— Estas demasiado ciego como para darte cuenta.
— ¿Cómo puedes llamar ciego a alguien que se fija en las chicas más guapas del pueblo?
El sonido de la puerta interrumpe nuestra conversación, todos comienzan a murmurar diciendo en la posición en la que todos tienen que estar.
— Te queremos — Todos gritaron en unidad.
Esto es demasiado cursi, toda esta situación me agobia.
No me molesta que la profesora se valla, se ahorra de aguantarme y gastar voz y energías al reñirme.
Mis ojos no pueden evitar irse a la mirada de Abigail.
¿Qué le pasa? ¿por qué no es seducida por el galán?
— Brandon — la voz de la profesora interrumpe mis pensamientos — Me dijeron que has traído el mejor plato.
— Si, sólo que tuve que dárselo a dos chicos que no tenían para comer.
Le dije a Lyla que estaba en el refrigerador del director.
— Primero lo lleve al despacho del director y después tuvieron que dárselo a los niños que te he hablado.
La profesora sonríe y rueda sus ojos.
— ¿No lo has traído verdad?
— No.
Brandon, ¿estas sintiendo vergüenza? Nunca sentí eso antes, Abigail sólo lleva aquí tres días ¿y ya me está cambiado?
No! Tu debes controlar a ella, no ella a ti.
— No pasa nada, tendrás muchas cosas en tu mente.
Afirmó y miro a Abigail.
Todos se dispersaron, unos comían, otros hablaban con la profesora y otros se divertían entre ellos.
A lo mejor necesito enamorarme para saber que es realmente el amor.
Abigail descubramos juntos que es el amor.
Nota:
Parece que Brandon se está empezando a replantear cosas que nunca antes se había preguntado.
Que creen:
¿Esta empezando a sentir amor real por Abigail?
¿Porque le molesta tanto a Alexander que Brandon se obsesione con Abigail?