Brandon
No tenía por costumbre salir durante las horas de clase, pero esta vez era importante. Siempre que estoy solo en casa se monta el desmadre, es mi única oportunidad en mucho tiempo.
Por eso debo salir con tiempo necesario para prepararlo todo.
Mis padre se fueron por dos días a la ciudad natal de mi madre, desde que mi abuela murió ella siempre va al menos una vez al mes para limpiar y pintar las paredes que por culpa de la humedad se corrompia en semanas.
Los chicos más populares y las chicas del equipo de animadoras irán, así que os podréis imaginar que tan buena va a estar la fiesta, además, Abigail irá así que tendré la ocasión de seguir seduciendola.
Saco de mi bolsillo toda una lista con lo que tengo que comprar, llevo ahorrando para esto mucho tiempo.
Snack
Bebidas...alcoholicas (algunas)
Envases de plástico reutilizable.
Comida variada...
Era una lista bastante extensa, menos mal que tengo la ayuda de Alexander. El no ha ido esta mañana a clases porque se encontraba mal, lleva varias días que está bastante raro, supongo que se le pasará con el tiempo.
A veces el tiempo es la cura a los daños sufridos. Por eso prefiero esperar antes de preguntarle o investigar.
Además creo que tiene algo de bipolaridad se lo detectaron cuando tenia once años recién cumplidos.
Paso la esquina en la que ella tenía que cruzarme con Alex. Sus manos se agitan en el aire haciendo una expresión de saludo.
— ¿vamos? —le pego una palmada en el hombro con una sonrisa medio de lado amistosa.
Su expresión facial era bastante neutra, no sabría decir como estaba en esos instante.
— vale — baja la cabeza para caminar.
Sólo con una sola palabra pude deducir que estaba pensando en algo que le preocupa, además, cuando le pasa eso siempre saca y vuelve a meter su anillo del dedo.
En una hora nos encontrábamos intentando abrir la puerta de mi casa desesperados por entrar.
— ¿Nos ha visto? — repito por quinta vez a Alex.
Como algunas de mis vecinas me vea estoy perdido, mis padres le dejaron encargado que me vigilarán hasta tiene el número de ellos para comunicarse.
— ¿y ahora qué hacemos? — su tono alterado, se mete en mis oídos redomado.
Odio que las personas se alteren tan rápido, eso hace que yo también me ponga nervioso, por lo cual todo sale peor de lo que ya estaba siendo.
— ¡Ya!
Mierda, no puedo darme el gusto de perder más tiempo.
Sus manos no paraban de tocar el anillo de nuevo.
— ¿Te preocupa algo?
— No, sólo que ya sabes, tenemos que tener todo preparado antes de la noche y los vecinos estaba atentos a lo que hacemos.
— Sabes que todavía tenemos más de seis horas para prepararlo todo y los vecinos están medio sordos...No debes preocuparte.
Sus manos pararon de tocar el anillo, pero su rostro sigue con la misma expresión de preocupación.
No quiero seguir así. Alex, te está pasando algo y quiero saber que es lo que te preocupa cada día más, me da la sensación de que esta a punto de decirlo pero creo que no a mi.
Ultimamente es verdad que le veo hablar mucho por los pasillos de clase con Saray, pero creo que no tiene nada que ver con ella...espera! ¿Esta enamorado?
Se alegrará cuando puede acercarlo a Saray, esta noche tendrán su primera cita.
— Cambió de planes — Frunce el ceño — veo que los asientos al que le hemos asignado al grupo de chicos populares no son los suficientemente buenos para ellos.
— Entonces...¿donde los podrás?
En esa esquina estarán menos visible y como ambos son vergonzosos tendrán la oportunidad de hablar libremente.
— Saray irá en ese sitio y tu le acompañarás mientras yo intento besar a Abigail.
— Vale...
Poco a poco se llenaba más de gente, el oído de las risas y las conversaciones en tono alto invadieron la casa.
La cocina, el salón, hasta alguna que otra habitación estaba llenas de vasos, serpentinas de colores y gorros de fiesta acompañados de servilletas de papel.
Sólo faltan por llegar llegar el grupo de animadoras y Abigail y su amiga Saray.
Me pregunto si vendrán, cuando le entregue la invitación no le veía muy dispuesta a presentarse aquí, pero no hay que tentar al destino.
No hay que tentar al destino.
¿Porque he dicho eso? Yo no creo en el destino.
Mis ojos se apartan por unos segundos de toda la fiesta y se centra en una hermosa chica, con un vestido negro y pelo delicadamente ondulado.
No le hace falta maquillaje para saber que es perfecta tal y como es.
Saray camina un poco alejada de ella, sus zapatos altos le dificultan el andar por el camino de piedra que tengo justo al entrar en mi casa.
Camino en dirección a ellas con expectación, pero me detengo antes de que ellas me alcanzase a ver.
Alex se para para hablar con Abigail y Saray.
Pobre no sabe cómo declararle su amor a Saray.
— ¡Bienvenidas chicas! — Digo con aire folclórico, acerco mis mejillas a la de Abigail para saludarla más íntimamente — pensé que el destino no iba a conduciros por aquí.
— ¿Crees en el destino?
— No, Creo en ti.
Sonríe la mirada cabizbaja agitando su falda como si se estuviese sacando el polvo.
Su look negro le hace resaltar el brillo de sus ojos sin necesidad de tenerlos maquillados.
— Con sólo la mano me fuese dado por saludada.
Y aquí apareció su lado defensivo, eso es lo que hace que me atraiga más, que quiera saber su verdadera personalidad.
Sonrió sarcástico.
— ¡Ah! Lo siento olvide saludar a la doble personalidad de Abigail.
Su rostro se volvió más irónico, una sonrisa amable falsa, se dibujó en si.
— A si que está es tu casa — observa de un lado para otro cada esquina de la habitación.
— La misma...es grande ¿eh?
— No presumas, no todo es la casa.