Ashley
Camino por el pasillo por donde grandes monarcas han caminado. Estoy feliz de estar cumpliendo mi objetivo, al final no tuve que luchar mucho para arrebatarle todo lo que tenía ella misma busco su muerte. Me he quedado con su empresa y con su hombre.
He llevado a su empresa a la quiebra o eso es lo que les echo pensar, he camuflado mis pasos desviando su atención a otros lados. La vieja y la moribunda están en el ojo de huracán. Mientras yo trato de violar la última seguridad para quedarme con todo su dinero.
Tres años he necesitado para violar sus protocolos de seguridad, y estamos por el último y al fin obtendré mi recompensa más bonos extra.
Sé que la vieja sospecha deberé quitarla de mi camino cuando sea necesario, por el momento me regocijo en su sufrimiento y el desastre que la muerte de Rouses causo.
Me detengo frente la puerta de Alessio, convertirlo en mi prometido fue una proeza, estuvo molesto, pero acepto su destino. No mentí cuando dije que lo tendría para mí. Es lo que más me ha acostado ganarme su corazón.
Abro la puerta y al entrar me encuentro con una foto de ella, sigo y hay otra foto de Rouses más grande. El dormitorio está en penumbras, camino con cuidado hasta la ventana donde abro las cortinas, la luz del sol le da lleno a una foto que cubre media pared en donde están Alessio y Rouses, o como a hora le dice ella.
Alejar a Rouses Alessandretti de él no es fácil, la tiene grabada en la piel en su alma. Las botellas de licor me indican cuantos tomo la noche anterior, el cuerpo en la cama gruñe molesto. Cuando lo conocí dijo que no bebía, pero ahora lo hace, por ella sería capaz de todo, retomar la bebida es solo el principio.
Lo que me alegra es saber que ahora no es lo único en la vida de Alessio, y si estuviera viva tendría las de perder.
—Cierra las malditas cortinas de una buena vez —Dicen desde la cama
—Arriba querido o llegaremos tarde a la presentación del monumento de tu amada Rouses —Digo mientras observo lo descuidado que tiene el dormitorio —levántate Alessio, no queras llegar tarde, tu hijo ya está listo
El hijo de Alessio y Emilia es otra piedra en el zapato de la que estoy a punto de deshacerme. No es más una molestia, pero también ha sido un medio para tener a su padre en mis manos.
—¿Es hoy?
—Si ahora apúrate, que te están esperando
Se incorpora dejando ver su muy trabajado abdomen, está malditamente bueno, es un dios griego esculpido por los mismos dioses griegos. Debo reconocer que Rouses tenía buenos gustos. Alessio ha ganado cicatrices que no ha querido tratar con el tiempo. A mí me desagradan a él, parece no importarles, la más significativa creo que es la que tiene en el costado izquierdo en la parte baja de pecho por sus costillas tiene forma de rayo.
Levanta la botella de que está a su lado y le da un trago.
—No es muy saludable beber a las diez de la mañana —No me responde —Quitarás estas fotos cuando nos casemos —Indico —No quiero verlas nunca
—Eso no está a discusión —Dice —Tienes lo que quieres, lo que yo ponga en mi habitación será problema mío
—¿Quién dijo que tendríamos habitaciones compartidas?
—¿Quién te dijo que pensaba dormir en la misma habitación que tú?
Se pone de pie, está desnudo y no le importa. No es nada que no haya visto antes. Camina y me acerco a él poniéndome en frente, le sonrió y trato de aliviar el ambiente.
—Por favor cariño —Tomo su pecho sobre el tatuaje de los labios de la innombrable que tiene tatuada en la piel —Solo será ese capricho
—¿Me has visto cara de tu padre para esta cumpliéndote caprichos? —Me aparta —No me desharé de esas fotos, puedes hacer lo que quieras, no cambiaré de opinión
Entra al baño, mientras lo miro enojada. Salgo de la habitación y saco mi teléfono marcando el número de Connor.
—¿Tienes novedades?
—No, el último cifrado parece ser una serie de combinaciones. Además de que no utiliza un código computacional establecido, es muy antiguo. Tanto que se remonta a los tiempos de Arquímedes. Por otro lado, la otra llave es una combinación de códigos, y la tercera es un código, que ella misma creo. Es muy complejo, hay site tomos que hablan de ese código y apenas voy por el primero.
Me froto la nariz.
—Solo resuélvelo, debemos acabar con esto. No podemos perder el tiempo, es ahora o nunca ¿Entiendes?
—Lo hago
Cuelgo el teléfono. No puede ser tan difícil.
—Maldita
—¿Te estás volviendo loca?
Alessio aparece ajustándose la corbata, luce malditamente bien. El traje que viste es completamente negro, aún le guarda luto, aunque no lo diga.
—Vamos
—Si antes que se te raye más el cerebro
Salimos hasta donde están los autos, la vieja me mira y sube al auto, mientras que la enferma me saluda con la mano, su esposo está a un lado. El hijo de Alessio vine hasta él y lo levanta.
La familia de Rouses, lea permitido a Alessio vivir en el palacio, también porque la princesa lo pidió. Lo quiere como a un hijo y lo quiere cerca en sus últimas horas. Estar bajo su manto no le ha permitido irse a la quiebra absoluta, eso y el hecho que yo le haya prestado dinero.
Subimos al auto, vamos en un silencio absoluto. Reviso correos de juntas y todo se lo paso a mi asistente.
Llegar a la ciudad representa un caos, es una movilización de uniformados, además que la prensa está al pendiente de quién será el próximo heredero. La prensa tiene en la mira a muchos primos lejanos de Rouses listo para hacerse con la corona, pero la vieja no ha dicho nada y dudo que lo haga.
Editado: 21.11.2024