Seducción

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¿Cuán rotos podemos estar?, ¿cuán miserables podemos llegar a ser?, ¿cuán destrozados podemos terminar?, ¿cuán solos podemos estar?, ¿Cuánto perderemos al final?, ¿lo podremos superar?, ¿sobreviviremos?; ¿habrá esperanza?, ¿al final podremos seguir sin mirar atrás?, ¿será más fácil olvidar?, ¿algún día lo reconstruiremos todo?, ¿estamos perdidos?, ¿podremos olvidar?, ¿Por qué no es fácil levantarse?, ¿algún día nos volveremos a encontrar?, ¿Qué nos queda por hacer?, ¿algún día me podrás perdonar?

Lo que sabía de la vida no lo recordaba, sentía como si hubiera nacido hace tan poco tiempo, pero sentía que había perdido tanto y me sentía tan perdida con un vacío que sin importar lo que hiciera no lo podía llenar, todo parecía nuevo y extraño, había algo que me retenía a avanzar.

La mayoría de la gente le gustaría olvidar su pasado, yo quería recuperar esos recuerdos, porque no importa que tan dolorosos fueran, lo más doloroso era no tenerlos, olvidar no es el camino más fácil, crea grietas, te hace cuestionarte más de la cuenta, te asfixia.

Estaba corriendo por un laberinto, que eran más como pasillos, en un lugar sin salida, estaba oscuro, llevaba un vestido algo roto y sucio, no parecía que estuviera llegando a ningún lado, había dos pasillos, uno más oscuro que el otro, de repente la sombra volvió; empecé a correr sin sentido, choque contra una pared, la golpee no había salida. Me deslicé hasta el suelo y recogí las piernas, el ruido cesó, levante la cabeza y me encontré con un chico, él me extendió la mano, lentamente la tome y de repente aparecimos en un jardín, el vestido no estaba roto, él comenzó a caminar lejos intente seguirle el paso, pero él iba muy rápido y caí.

Me senté asustada en mi cama, los vidrios estaban empañados, mi cara tenía pequeñas gotas de sudor, bebí el vaso de agua a lado de mi cama, no había tenido esa pesadilla hace mucho tiempo; salí de la cama hasta el baño me quedé un rato mirando mi ...                    

Me senté asustada en mi cama, los vidrios estaban empañados, mi cara tenía pequeñas gotas de sudor, bebí el vaso de agua a lado de mi cama, no había tenido esa pesadilla hace mucho tiempo; salí de la cama hasta el baño me quedé un rato mirando mi retrato en el espejo, no se notaba mucho la cicatriz en mi frente. Tome el frasco de pastillas y coloque dos en mi mano y las tomé, eran para los dolores ocasionales de cabeza, entre a la ducha esperando que agua borra los pensamientos de mi mente, pero solo hizo que aparecieran más. 

Salía a la sala y prepare dos tazas de café, Kate había llegado tarde a noche, no debe querer levantarse, deje la taza encima de la encimera y escuche pasos provenientes de las escaleras, ella no dijo nada, se sentó frente a mí y se bebió las dos tazas de café como si fueran agua.

—Buenos días —dijo como si tuviera gripe

—Buenos días —Respondí —No te ves bien

—Si bueno salimos un rato y después —Alzó las manos —No salgas entre semana —Me reí

—Debo ir a clase, te veré en la noche —Ella asintió con pesadez

—Yo dormiré un poco más —asentí —Iré tarde a clases

Levante la mano en forma de saludo y salí de ahí rumbo a la universidad.

Kate, Brad y Alan habían sido mis amigos después de haber sido adoptada por los Williams, no les importaba mi pasado y me había apoyado mucho, perder mis recuerdos había sido lo más doloroso, no recordaba a mis padres ni nadie de mi familia biológica; el médico me dijo que era cuestión de tiempo que recordara, que solo dependía de mí si quería hacerlo, habían pasado casi tres años y yo no recordaba nada tal vez una pequeña parte de mí no quería hacerlo. Lo mejor era dejar de pensar en eso, recibí un mensaje de Alan mientras tomaba asiento en uno de los espacios vacíos, el profesor entro y decidí responder después. Alan era mi mejor amigo, muchos creían que era mi novio, pero no lo veía así; Kate me molestaba mucho diciendo que debía decirle lo que yo sentía, que estaba enamorada de un sujeto que solo veía en sueños y que tal vez no existía en la vida real, quería hacerlo, pero no sabía cómo, las palabras no eran mi fuerte. 

Al terminar las clases fui a la cafetería Brad, trabajaba medio tiempo ahí, tomé asiento y revisé algunos correos y mensajes, mi madre me pedía que fuera a ver a mi padre que me necesitaba; a pesar de no ser mi familia biológica, los Williams me h...                    

Al terminar las clases fui a la cafetería Brad, trabajaba medio tiempo ahí, tomé asiento y revisé algunos correos y mensajes, mi madre me pedía que fuera a ver a mi padre que me necesitaba; a pesar de no ser mi familia biológica, los Williams me habían acogido y demostrado su apoyo incondicional, muy pocos sabían que yo era adoptada; me había teñido el cabello de rubio y nadie había notado la diferencia, habían sido pacientes y me habían acompañado en todos los procesos de recuperación de mi memoria aunque eso significaba perderme si recordaba a mi familia. No había familia más amorosa, aparte de mí, mamá y papá, tenía cinco hermanos más, uno era profesor de filosofía y letras en mi universidad, mi otro hermano trabajaba junto a mi padre; tenía un hermano adolescente y otro no tanto, mi única hermana que estaba entrando a la adolescencia fanática de la moda, alguien se sentó frente de mí, levanté la cabeza y me encontré con Alan.




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