Seducción

12

Él era un hombre muy dañado, roto, cuya única forma de sanar era si aquella quien lo lastimo volvía para remendarlo, ya que desconfiaba de la gente, no dejaba que nadie se le acerque, hundido en la oscuridad, acompañado de un rayo de luz; él y ella, ambos se cambiaban, sacaban lo mejor y lo peor de cada uno, su amor los consumió, al punto que cuando uno se fue el otro estaba consumido a la mitad y ya no tenía sentido volver a empezar de nuevo.

El señor Caruso regreso, no dijo nada y solo subió el auto, Teo arrancó y no pregunto nada, condujo un buen rato, hasta que frenó frente a un edificio, mire a Teo y él me sonrió.

—Regresen en la noche —dijo él y se bajó del auto, mire a Teo y asintió, él se bajó y entró al edificio moderno de ahí

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Alessio

Botella, tras botella había consumido toda la reserva del lugar, había comprado este lugar para tener un lugar a donde llegar cuando acabara de estudiar, no tenía el valor suficiente para volverla a ver; Tiana me dijo que debía enfrentarla, pero con solo mirarme sentía que sabía lo que estaba pensando. La forma en que me miraba, como hablaba, se mordía la mejilla cuando se ponía nerviosa, o cuando se ponía roja, mire la botella no había más y la deje de lado, mire mi celular, hasta cuándo seguiría torturándome, mire de nuevo el video.

—Me gusta cuando sonríes —Me miro enojada —Vamos ángel

—¿Tienes que filmar? —Asentí

—Así podré verte cuando se me dé la gana —Se rio

Apague el celular, pero este se encendió con un mensaje de Teo.

Teo

Estamos aquí.

Yo

Has que suba.

Espere un momento hasta que las puertas del elevador sonaron, ella entró tan despacio como si de una trampa se tratara.

—Me necesita —Asentí

—Siéntate —Ella se sentó frente a mí, miró todo el lugar —¿A que es lindo?, claro, sin las botellas

—¿Quiere que limpie? —Negué

—Compre este lugar con mi primer sueldo, ya gana bastante para ese entonces —dije —No quería verla —Señale a una de las fotos —No sabía si podría soportar verla con alguien más, sobre todo si ese alguien era mi hermano —Me miro confundida —Usted señorita Williams me dijo que debía sonríe más, pero ella se llevó todo, hasta eso, —Mire el vaso de la mesa que contenía un poco más de whisky o no lo sé —Prometí que no volvería a amar a nadie, igual que la amé y he cumplido mi promesa

—No cree que a ella le hubiera gustado que se volviera a enamorar —Asentí —¿Por qué no lo hace?

—Porque no hay nadie que me haga sentir ni siquiera lo mínimo de lo que ella me hizo sentir tan solo con mirarme —No dijo nada

—Hay diferentes clases de amor —Asentí

—¿Estaría dispuesta a aceptar un amor a medias? —Negó —Es inteligente, en cambio, mi prometida cree que algún día la olvidaré, tal vez tenga razón, pero sinceramente no quiero hacerlo

—No lo haga entonces —Sonreí, ella me miro confundida

—Desde que llegó ha hecho que mi vida sea más simple, ha hecho que me ría como no lo había hecho en tres años —Me miro —Que olvidara que estaba muerto

—Yo…

—usted me la recuerda, la forma en que se ríe, como frunce el entrecejo, la forma en que ahora se sonroja y se muerde la mejilla —Dejó de hacerlo —Le voy a preguntar esto una sola vez y quiero que me responda con la verdad ¿eres ella? —Me miro asustada y después un rato respondió

—No lo soy —La miré —Ella era muy afortunada —Entrecerró los ojos —Por ser amada de tal manera, he escuchado mucho de eso

—Lo que dicen no es cierto, ella era una princesa, pero yo no era un príncipe y no fue un cuento de hadas, ella no era una damisela en apuros ni tampoco una heroína

—Nunca pensé que lo fuera —La mire —No tiene nada de malo que aun la ame ni la extrañe, es normal, cada uno fue una parte importante en la vida del otro, eso no desaparece, así como así; es la desesperación, de querer regresar el tiempo de poder decir lo que no se digo, o tal vez si, de enmendarlo todo, vivir enojado con la vida no es la solución

No era solo con la vida, con quien estaba enojado, también con el destino, quien nos había mandado por caminos diferentes por mucho tiempo, quien decidió que no podíamos estar juntos, haciéndonos perder tanto tiempo.

—¿Alguna vez ha amado tanto que eso la consume?

—No lo e hecho —dijo —Pero debe ser algo de otro mundo

—Lo es —dije —Pero también es destructivo, darle la potestad a otro para que lo destruyan

—El amor puede ser diferente para cada uno, ¿no lo cree? —Asentí, tomé el vaso y lo bebí, no deje de mirarla, pero ella si aparto la vista

—No me mire así —dijo

—Entonces tú no me mires así —Me miró —No quiero que sientas pena por mí, ni pienses que estoy perdido

—Entonces no lo sienta usted eso de sí mismo —Mire a otro lado

—¿No puedes quedarte callada?

—Usted me llamó y aún no me dice que quiere

—Tu compañía, es lo único que necesito a ver si el dolor desaparece un poco —No dijo nada y mire por la habitación, se levantó y tomo uno de los portarretratos, y lo miro

—Parece un ángel

—Era un demonio, debía siempre llevar la contraria y siempre tener la razón —Cerré los ojos —Me gustaba hacerla enojar

Las imágenes de ella mirando carpetas y mordiéndose el labio, haciendo chiste, no era tan buena en eso, miré el anillo que estaba en mi dedo y me puse de pie, pero casi me caigo, ella me sostuvo.




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