Seducción

18

Abby

La luz hizo que abriera los ojos despertándome en un claro, estaba debajo de un árbol, me senté, me pare, la hierba estaba tan alta, había una construcción muy cerca, me parecía conocida, estaba cubierta de plantas, me puse de pie, no parecía ver nadie en el lugar, pero donde rayos estaba.

—Al fin despiertas —Mire de donde provenía esa voz, había una mujer, salió de entre los árboles —Estás muy grande —Me mire, la ropa me quedaba algo chica —Ven aquí

—¿Dónde estoy? —Se escucharon voces y risas

—Mi niña es hora de despertar, ya huiste lo suficiente, debes regresar y enfrentar todo lo que dejaste sin concluir —Risas “Lucia, solo un rato más” —Ven te ayudo

—Lucia —dije, ella sintió

—Eso es cariño, debes soltar tus recuerdos —Miro a la casa —Ya no puedes contenerlos

—¿Me puedo quedar contigo? —Ella negó

—Aún no es hora

—Te extraño mucho

—Yo también, pero siempre estoy contigo aquí —Señalo mi corazón —Ahora debes despertar Rouses, despierta —Mi cabeza me dolió, pero no pude despertar

—Duele no puedo

—No olvides quien eres, ahora cierra los ojos —Lo hice

Imágenes pasaron frente a mí y abrir los ojos, me volví a acostar en el césped mientras veía como las ramas que cubrían la infraestructura cian, el sol cegó mis ojos y cuando me volví a levantar estaba en la habitación de un hospital.

No había nadie. Las imágenes me invadieron, junto a destellos de luz que me hacían doler la cabeza, frases y voces sin nombre. ¿Qué había pasado? Esa voz, aquella voz era…

Lucia, su risa, estaba muerta, ella, junto a Arabella y…

Apreté las sabanas, el dolor de cabeza me hizo serrar los ojos, dolía, mi tía, la abuela, la empresa, había muerto. Me puse de pie como pude; me quite el oxígeno, y camine al baño, mi nariz sangraba. Me puse mi ropa y salí de la habitación, comenzó a recordar lo último que pasó, el auto, el río, esa máscara, esa voz era Cedrina.

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Frené de golpe cuando lo vi, Alessio a lo lejos con otro sujeto, mi cuerpo tembló, quise correr hacia él, pero que le diría, un dolor en mi pecho creció, regrese por el camino y choque con alguien, Su cara me resultaba familiar, era él, mi hermano, era Esteban.

—Abby —Negué

—¿Qué haces aquí? —Me miro confundido —Esteban

—¿Rouses? —asentí —Mierda, eres tú

—¿Quién más podría ser?

—Abby —dijo —Pero ¿cómo?

—Desperté, creo que el golpe que me di me ayudó a recordar —Lo mire — ¿Qué es lo que pasó? Tengo vagos recuerdos

—Alessio está aquí, debe estar buscándote —Lo jalé encerrándolo en un cuarto de suministros

—Tengo muchas preguntas y la principal ¿Por qué no me dijiste quien era?

Porque dejo que pensaran que estaba muerta, se supone que había un plan, pero al parecer nada salió bien.

—Te buscaban, nos seguían a todos y tú no recordabas nada, no tenías forma de protegerte, ellos saben que eres tú ahora, irán detrás de ti, Rouses todo ha sido un caos —Me arrime a la pared —Te están buscando a ti y a un tipo llamado Edward, logramos esconderlo antes de que lo mataran. —Lo miré, la empresa estaba en quiebra, Ashley Harris controlaba mi compañía y se iba a casar con Alessio, cerré los ojos; además que me querían matar, bueno, eso no era algo nuevo —Emilio ha hecho un infierno, la ciudad, la familia real de la mafia está en jaque, quieren a alguien a quien culpar de la crisis y es que desde que tú te fuiste, él rompió el trato con Sicilia, las calles son un caos, el mundo te necesita

—Haremos esto, le dirás a mi familia quien soy —Él me miro —Debo arreglar lo que está pasando, dirás que Abby Williams es Rouses Alessandretti, pero que ella no recuerda nada

—Pero tú…

—Demos hacerles suponer que no tenemos forma de avanzar, para así ganar terreno en esta partida, lleva al chico, nos veremos en Roma mañana, necesito que vayas a mi casa en Cambridge y en mi cuarto hay un baúl al fondo encontrarás una caja forrada de mariposas, puedes traerla por favor —asintió —¿Quién más sabe que estoy viva?

—Calvino, Maritza, Henry —¿Henry, quien demonios era Henry? —El chico que te salvo —asentí—Y Camila 

Camila, el olor café llego a mi mente, ese día que conocí a Clara no fue casualidad, ella era Camila, ella…, me había cuidado desde esa vez en la biblioteca, ella me ayudó.

—Ahora debo irme viejo amigo, nos veremos pronto

—Rouses —Lo miré —Yo lo siento —Negué

—Me salvaste la vida, eso es más

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Salí al pasillo y comencé a caminar hasta llegar a la recepción, me tomaron del brazo y me giré.

—¿Estás bien?

Mi vista subió desde los zapatos de cuero, el pantalón de tela negro, un cinturón de chapa dorada, camisa, gemelos, corbata del mismo color del traje, tenía barba y su cabello estaba un poco grande, se veía envejecido, sus ojos lucían cansados y tristes; tuve que sacar fuerzas de donde no tenía para lanzarme a abrazarlo, ahora que lo veía, la opresión en mi pecho tomo significado, ese vacío, lo había extrañado demasiado estos años y no me había dado cuenta. 




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