Seducción

25

Rouses

La palabra clemencia no se encuentra en el vocabulario del señor Rinaldi. Cuando hablamos de bailes o instrumentos es lo mejor de mi día, pero eso no quita que me echo correr veinte vueltas alrededor de la fuente. Mientras tanto Kate y Brad han estado en la piscina, me parece injusto.

Camino rumbo a mi cuarto a tomar una ducha reparadora. Veo a Maritza hablando con algunos trabajadores de la casa. Me acerco y ellos inclina la cabeza. No creo que pueda acostumbrarme a eso.

—¿Necesitas algo?

—Quiero ver más álbumes de fotos, por favor

—Están eligiendo los mejores para ti. Yo tengo uno de nuestros amigos, ¿quieres verlo?

—Por favor

Regresamos y vamos hasta su habitación en el palacio. Está muy ordenado, solo por un rincón donde hay muchas carpetas.

Saca de una caja un hermoso libro y me lo da. El encuadernado tiene bonitos detalles.

Lo abro y hay una foto de tres chicas, una de ella soy yo. Miro a Maritza.

—Ella es Liza. Se mudó a Canadá. Quiere venir a visitarte pero trabaja.

—Son gente normal

—Sí. Usualmente, te llevabas con gente normal

—No quería incomodarte —indicó

—No lo hiciste

Paso la página. Y hay una foto grande de muchos jovencitos. No reconozco a ninguno, pero siento como mi corazón se oprime como si él sí supiera quiénes son. Maritza me dice sus nombres. Me buscó en la foto y me encuentro a lado de un joven señor Caruso.

Paso la página y hay una foto de los dos abrazados en un sillón. Yo estoy hablando con un chico que se parece a él.

—Es su hermano

Paso la página y hay otras del resto, una mía donde estoy sola. Y más abajo una que parece ser del detrás de la foto. Frente a mí en esa mesa está el señor Caruso mirándome mientras bebe una lata de refresco. En todas las que aparecemos lo hace.

Cierro el cuaderno y tomo aire. Esa mirada es tan intensa que me produce escalofríos. Es como si supiera lo que estoy pensando. No lo quiero cerca porque el conoce cosas de mí que yo no y me pone nerviosa que alguien que no conozco tenga ese poder.

—No tengas miedo de Alessio o lo que puede hacerte. Te ama.

—Si lo hiciera Ashley Harris no estaría aquí

—¿Estás celosa?

¿Celosa? Claro que no. No lo recuerdo, pero lo conoces un poco. Mierda. Y eso que conoces te gusta. Ahora sabes por qué.

Si porque cuando era una niña me enamoré de él

—No estoy celosa —Sonríe —Solo que no entiendo que le vi, somos tan diferentes

—El se enamoró primero y fue estúpido al principio, pero después tú le correspondiste. El amor no se entiende y si tienes dudas deberías decirle

—No somos nada el y yo —Asiente

—Pero podrían intentar ser amigos al menos.

Maritza se va porque debe ir con mi abuela a una reunión. Yo salgo rumbo a mi cuarto encontrándome con Kate.

—¿Dónde te metiste?

—Viendo fotos —Le muestro el álbum que Maritza me ha dejado para que lo siga viendo —lo ves

—Joder si a mí me mira así alguien me caso con él

—Tú tienes a Robert —Cierra el álbum —Kate

—Pasaron cosas y no quise comentarlo por todo lo que estás pasando. Robert y yo no estamos juntos. El se va a casar, en tres semanas, con mi prima.

—¿Qué?

—Ella está embarazada

—Joder Kate, ¿Por qué no me dijiste?

—No quería importunar

—Qué mal amiga soy —La abrazo —Lo siento

—Era mejor ahora que cuando estuviéramos casados

—Te hacía tanta ilusión —Se separa de mí limpiándose los ojos —Podemos ir de compras, de esas tanto te gustan lo pediré o lo que quieras.

—Estoy bien, me siento como en un retiro y eso me gusta. Por eso te digo que esa mirada no te da cualquiera. Solo míralo embobado por ti

—Ah, por favor se casara con otra. Además, que sí es maltratador. Tú lo viste. Yo no sé, es que no puedo.

—¿Oh no quieres? — suspiró —Pregúntaselo, es el único que puede responder

—¿Y él me dirá la verdad? —rueda los ojos —Yo tenía diecisiete y el veintiuno ¿Cómo crees que pasó eso? Además, no puedo ir y preguntarle ¿Aparte de tu prometida, a mí alguna vez me alzaste la mano?

—No —Doy un traspié que casi me caigo cuando escucho esa voz detrás de mí —Primero me cortó la mano antes de hacer eso.

Ahí esta no lo he visto desde el comedor. Asiente con la cabeza hacia Kate quien no dice nada.

—¿Cómo puedo creerte? —Preguntó —No me acuerdo de nada y lo que contaste puede ser falso

—Puedo firmarlo delante de un juez si es lo que quieres. Pero en mi vida te puse una mano encima. Si lo hice fueron para fines de placer

—¿Placer? —Kate tose y yo siento que las mejillas se me ponen rojas —Oye —le reclamó

—Nunca te golpee, y no sabes cuánto me arrepiento de haber hecho eso frente a ti. No soporto tus ojos de venado asustado —No digo nada —Pero ella no iba a dejar de hablar.

—Puedo defenderme sola, gracias —No dice nada —Pero gracias, aunque preferiría menos violencia para la próxima

—Bien —Se siente incómodo

—¿Y Erick?

—Hoy tenía excursión en el acuario

—Eso no es justo, yo no conozco el acuario — Indicó con pesar —Debemos ir

—Podemos solucionar eso —Dice —Solo dime cuando quieres ir y te llevo

—Sé, lo diré a Jack. Quiero evitar problemas con tu prometida —Indicó —Mantengamos distancias

—¿Y eso hasta cuándo va a hacer? —Pregunta

—No lo sé, cuando mi presencia deje de poner neurótica. Ósea nunca.

—Pensé que diríamos que seríamos amigos —tomó aire

—No tienes que fingir —Digo —Verdad o no lo que me contaste. Entendiendo tu situación, pero solo me hace darme cuenta de que el amor no lo puede todo

Me mira como si no entendiera. Doy dos pasos hacia atrás y él da dos hacia delante.

—Sabes por qué sigo con Ashley

—Si lo sé. Pero no esperes que no siga con mi vida. Te lo digo quien más sufre ahora eres tú, pero luego quien lo haga seré yo si logro recordarte

No digo más por qué lo considero innecesario. Me voy con Kate. Ella no me dice nada, solo nos enfrascamos en estudiar las empresas de mi familia.




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