Seducción

29

Recordar era doloroso, y más cuando a la persona que recuerdas es el amor de tu vida. Los recuerdos están vividos en mi mente, la sensación de sus manos las puedo sentir. Pero lo que más siento es el dolor en mi pecho que se expande y no me deja respirar. Duele, duele mucho. El se va a casar pronto y yo apenas estoy recordando todo. Sus besos, sus caricias, sus palabras. La primera vez que hablamos y como lo aleje de mí.

Me mareo cuando intento levantarme, así que decido quedarme acostada.

—¿Rouses?

El hombre frente a mí. Luce preocupado. Cierro los ojos y luego los abro.

—Me acabas de llamar por mi nombre

—Ya era hora ¿No crees?

—Mmmm…

—¿Qué paso?

—Yo…, yo recordé —Eso lo deja helado. No dice nada. Se toma su tiempo antes de hablar

—¿Qué recordaste? —Pregunta

Esta vez yo me tomo mi tiempo para responder.

—Me dijiste que era parlanchina —Sonrie

—De todo lo que podías recordar, recordaste eso. Perfecto. No digo que esta mal, pero esperaba más

—Pues déjame terminar —Digo

—A ver sorpréndeme

—Me mostraste tu lengua. Creo que eras callado cuando eras niño —Me mira —Luego estabas ebrio y dijiste que si hacía que te enamoraras de mí. Me condenaría a tenerte a mi lado toda la vida. Luego tú…

—¿Yo qué?

—Tuviste una sobredosis —Me mira

—Mierda ¿En serio recordaste eso?

—Luego quisiste escaparte y…

—Te tomé del cuello —Dice —Porque esta tan desesperado por drogarme

—Te congelaste en el balcón —Digo —Me preguntaste si te tenía miedo

—Creo que ahora lo tienes

—Te dije que no, te pusiste de rodillas y me pediste perdón. Luego nos tomamos unas fotos y…

—¿Y? —Se pasa la mano por el cabello

—Te las quedaste todas —Digo sonriendo —Luego yo…, termine contigo para que te fueras a América. Si fuiste

—Sí, pero regresé y… —No puedo evitarlo, lloro, lloro porque sé qué hay más y lo que resta dolerá más que esto —¿Por qué lloras?

—Porque esto es…, es

—¿Una mierda?

—Sí, y no quiero recordar más —Me mira con tristeza —Me duele, y no solo aquí —Señalo mi cabeza —Sino aquí también —Señalo mi pecho

—Mi intención nunca fue herirte, ni ese día ni ahora. No puedo obligarte a recordar, pero sí puedo pedirte a que no dejes de recordar. Quiero que lo hagas, para…

—Quieres que te recuerde por completo

—Soy un puto egoista y lo que más quiero es no ir de puntitas contigo. Quiero que logremos entendernos y…

—¿Y luego qué? —Me incorporó sin importar el dolor de mi cabeza —¿Deberé ver como te casas con otra y yo deberé quedarme con todo los recuerdos? ¿Mientras tú te vas con mi corazón?

—No…, yo volveré

—No seré tu amante si es lo que insinúas

—Nunca lo serías. Rouses, firme un trato, y debo cumplirlo

—Pues yo no te detendré. Puedes llamar a Kate y Brad —Digo sollozando

—Por favor, yo solo quiero que sea como antes

—Eses el problema Alessio, nada es como antes.

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Un vuelo in escalas a Londres. Kate y Brad no pueden venir, están preocupados por mí. Llore toda la tarde contándoles lo que había recordado. Ahora estaba vestida con un vestido negro rumbo al aeropuerto. A última hora mi abuela había decidido enviar también al señor Rinaldi.

El grupo de seguridad, por otro lado, estaba conformado por Estaban y Cronos. No querían que fuera, pero cuando mi abuela dijo que no había opción no debatieron más y se apuntaron sin paga a protegerme. Los dos nuevos miembros se presentaron. El señor Calvino al que ya conocía y Henry, no dio su apellido.

Ahora él y yo íbamos en un auto rumbo al aeropuerto.

Al llegar la puerta se abre, me extienda la mano y la tomo. Cuando salgo retrocedo al ver quién es. Alessio sin barba esta en un traje pulcro.

—Su alteza real —Dice

—Señor Caruso —Digo

—Por aquí

Subimos al auto donde mi tía nos espera.

—A que sin barba se ve mejor ¿Verdad? —Asiento —Ven querida será un viaje corto y llegaremos directo a la iglesia. Señor Rinaldi

—Ayudaré en todo lo que pueda se ateza

Las puertas se sierran y el avión despega con destino a Londres.

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Alessio

No había mucha gente cuando llegamos. Estaban y Cronos estaban a una distancia prudente mientras Calvino y el otro tipo iban con Victorie. Rinaldi iba a la par de Rouses con sus seis escoltas. Detrás el anillo de seguridad.

Fue una misa contra donde el señor Rinaldi paso hablándole todo el tiempo a Rouses. Cuando salimos de la ceremonia había un montón. Mande a Calvino y Henry, con Victorie, entonces el auto explotó.

Rinaldi tomo Rouses, y yo los empujes poniéndolos a salvo.

—Caruso

—Saquen a Victorie de aquí —Comenzaron a disparar, no podía ver desde donde

—Paquete seguro Alessio pregunta por la princesa

—Está conmigo, váyanse, los veré después —Miré a Rinaldi, James estaba detrás y él asintió, Rouses temblaba —Oye, mírame, vamos a correr, todo estará bien —asintió, pero le tembló el labio —¿Sabes disparar?




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